𝕰𝖑 𝖘𝖊𝖈𝖗𝖊𝖙𝖔 𝖉𝖊𝖑 𝖕𝖆𝖎𝖘𝖆𝖏𝖊 𝖒𝖔𝖗𝖆𝖉𝖔

II

Dos años después....

El tiempo pasaba y con ello se acercaba el verano. Cada día, al salir de la escuela después de horas agotadoras de estudio, mis días dentro de aquellas paredes se sentían eternos. Pero, en cuanto escuchaba la campana final, no dudaba en guardar mis cosas en la mochila y salir corriendo para encontrarme con mi hermano, quien siempre me esperaba en la entrada. Sin embargo, ese día fue diferente.

Decidí esperar algunos minutos, pensando que aún no había salido de su última clase. Los minutos se convirtieron en horas, y la inquietud comenzó a apoderarse de mí. ¿Dónde estará? La preocupación me impulsó a buscarlo por todos lados, recorriendo los pasillos y preguntando a sus amigos, pero no lo encontré. La sensación de que algo andaba mal crecía con cada segundo que pasaba, y mi corazón latía con fuerza mientras me preguntaba qué podría haberle sucedido.

La escuela, que normalmente estaba llena de vida y ruido, ahora parecía un laberinto silencioso y desierto. Revisé el patio, la biblioteca y hasta los baños, pero no había rastro de él. La angustia se transformó en un nudo en mi estómago. Al salir al estacionamiento, vi que la luz del día comenzaba a desvanecerse y el miedo se intensificó.

Decidí llamar a mis padres, con la esperanza de que él hubiese regresado a casa por algún motivo imprevisto. Mientras el teléfono sonaba, cada segundo se sentía como una eternidad.
Hasta que en una aula encontré una puerta que brillaba con intencidad la curiosidad me invadió y pensamientos llegaron en mi mente pensando que solo sería parte de mi imaginación.

Aunque no fue así mientras pensaba mi cuerpo se movía por si solo acercándose cada vez más al estar cerca de aquella puerta fui abriéndola poco a poco hasta que intentar ver qué se encontraba a través de ella, sentí una intensa energía pesada y las paredes se tornaban de color escarlata comenzaba a sentir un presentimiento al pensar que en eso estuviera involucrado Suguru pero al fondo de esa habitación ví una silueta de un hombre de una altura de casi dos metros el cual estaba observando a otro hombre de cabello largo de una media coleta el cual se encontraba recargado en una pared cubierto de lo que parecia sangre.

El miedo me comenzo a apoderarse de mi ya que ese hombre herido era algo parecido a mi hermano y al intentar enfocar mi vista para ver más a detalle quien era el provocador de eso, era imposible solo notaba sus ojos vendados y cabello corto que intentaba matar al que estaba lastimado comence a correr hacia el para impedirlo pero fue inútil por qué parecía que no avanzaba hasta que me detuve y sin poder hacer nada me quedé mirando como si algo me dejara estática sin hacer ningún movimiento.

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Me desperto Suguru mientras yo me levanté sudando, asustada y llorando por aquella tan terrible pesadilla, no dude dos veces en abrazar a mi hermano mayor con todas mis fuerzas

—¿Que ocurre peque por qué lloras? — dijo abrazándome

—Tuve.. una pesadilla en la que alguien... te hacía daño —las palabras apenas salían de mi boca mientras seguía llorando

—No tienes de que preocuparte mi niña linda mírame estoy bien, tranquila siempre estaré contigo y cuidando de ti

—Pero se sintió... muy real que intenté hacer lo posible... por salvarte pero fue absurdo —dije abrazándolo cada vez más

—Ya cálmate luego hablaremos sobre esto papá dijo de que entrenemos un poco para que puedas aprendas cuál es tu ritual, como también te enseñaré a peliar ahora que tienes ocho años —me decía para después indicarme de que tomara su mano

Mientras trataba de ver cuál era mi poder era difícil por qué seguía pensando en ese sueño del cual no me dejaba concentrarme sin poner atención a Suguru mientras comenzaba a explicarme como hacer de que funcionará pero lo que necesitaba era concentrarme, relajar mi cuerpo y mente para poder saber más sobre mi habilidad hasta que lo logre y pude ser veloz.

Fue el momento donde me dio la señal para que lo atacará entonces fui a toda velocidad hacia el intercambiando golpes aunque el ya tenía conocimientos más que yo sobre las maldiciones y el combate cuerpo a cuerpo por los entrenamientos que le dió Kenzo el amigo de nuestro padre, eso no fue un impedimento de que fuera más rápida y fuerte que el comenzaba a atacarme al momento de que los esquivaba.

En un descuido me dió un golpe en el estómago donde me hizo sacar todo el aire y caerme de golpe al suelo sin fuerzas, el dejo de atacarme en cuanto vio lo que me deje caer al suelo preocupado por mi comenzó a intentar ayudarme pero no pudo y así termino nuestro entrenamiento por concluido indicó nuestro sensei Kenzo, Suguru preocupado me cargó hasta llevarme a mi habitación y dejarme en mi cama se quedo hasta que me dormiera después de que me llevaran a checar si el golpe no me afecto.