XXVIII

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Caminé hasta que, a lo lejos, vi un pelo bastante llamativo de color blanco. Mi corazón se aceleraba al saber quién era, pero desde lo de mi depresión me negué a seguir amándolo, aunque mi corazón me decía lo contrario. Seguí caminando tranquilamente hasta que observé a chica se acercó a pedirle una foto mientras que yo apretaba mis dientes, sintiendo una punzada de celos. No le di importancia y mi celular vibró; era un mensaje de Nobara. Lo dejé en visto y, distraída, choqué con Satoru.

—¡Auh! —chillé, sobándome la frente.

—¿Selene? —dijo Satoru, siguiéndome— Veo que te cambiaste el color morado de tu cabello.

—Lo sigo teniendo morado, solo que usé mi habilidad —Interrumpí.

—Sigo pensando en como es que puedes hacer eso —sonreía y mi corazón latía con fuerza al verlo.

—Estoy ocupada, te veré después —intenté irme, pero su mano me detuvo.

—Entiendo que estás molesta, pero... —me miró— Estuve preocupado por ti.

—Estoy bien, gracias. Ahora suéltame —me liberé— Tengo asuntos que atender.

Corrí a mi habitación cuál niña pequeña, pero él ya estaba allí.

—¿Vas a evadirme todo el día? —dijo molesto y le saque la lengua— Que infantil eres.

—¿Qué quieres? —pregunté, recargándome en la pared— Habla antes de que te saque.

—¿Por qué pienso que te pusiste celosa por esa chica? —rodé los ojos mientras veía mi celular— Lo sabía.

—Cállate, Satoru, tú no me gustas, ahora vete —dije molesta y el solo sonrió.

Él se acercó lentamente. Sentí muchas emociones mezclarse, creyendo haberlo olvidado. Mi corazón latía con fuerza.

—¿Qué haces?

—Quiero que sepas algo, Selene —dijo suavemente, nuestros rostros a centímetros de distancia— Nunca dejé de pensar en ti.

—Quiero que sepas algo, Selene —dijo suavemente, nuestros rostros a centímetros de distancia— Nunca dejé de pensar en ti

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Mi corazón latía con fuerza, su proximidad era embriagadora. Sentía su aliento en mi piel y por un momento, el mundo se desvaneció.

—Satoru... —murmuré, sintiendo un nudo en la garganta— ¿Por qué ahora?

—Selene, no sabes cuánto he soñado con este momento —murmuró contra mis labios— Tenerte así, tan cerca, es todo lo que siempre he querido.

—No sabes cuánto te odio —dije, aferrándome a él con más fuerza, mi cuerpo ardiendo con una mezcla de amor y deseo

—No soporto verte sufrir, verte distante —susurró, acariciando mi mejilla.

Sin decir más, nuestros labios se encontraron. Al principio fue un beso suave, pero rápidamente, la pasión contenida se desató. Mis manos se aferraron a su camisa, atrayéndolo más cerca, mientras él me envolvía con fuerza.

Los besos se volvieron más profundos, más desesperados. Su lengua exploraba mi boca con una pasión que me hacía temblar, mientras mis manos se enredaban en su cabello, atrayéndolo aún más cerca. Sentía su corazón latiendo con fuerza contra el mío.

—Te necesito, Satoru... —susurré entre besos— Te amo.

—Selene... —respondió con voz ronca— No quiero pasar ni un día más sin ti.

Mientras que nuestros cuerpos se fundieron en un abrazo apasionado. Sus manos recorrían mi espalda, encendiendo chispas en mi piel. Hacían una fricción exitante.

—Eres todo para mí, Selene —murmuró— Quiero hacerte feliz.

—Satoru... —gemí, perdida en las sensaciones que me provocaba.

Los gemidos de placer llenaban la habitación. Sus movimientos eran suaves, sentir su calor envolviéndome mientras sus labios recorrían mi cuello, dejando un rastro de besos ardientes. Mis manos se deslizaron por su espalda, explorando cada músculo, cada rincón de su cuerpo. Sentía su fuerza, su amor. Era como si el tiempo se detuviera, y solo existiéramos nosotros dos.

—Yo no me iré de tu lado, Selene —dijo con promesa— Estoy aquí para quedarme.

Mis manos se aferraron a sus hombros, acercándonos aún más. Estábamos unidos de una manera profunda y eterna. Con cada palabra, cada toque, la pasión entre nosotros se intensificaba.

"Satoru, hazme tuya. Quiero sentirte..."

En cuanto nuestra proximidad hizo que  se movieran al unísono, alcanzando un clímax que nos dejaba llevar.

—¡Selene! —escuché su voz, sacándome de mis pensamientos.

—¿Qué ocurre? —dije apenada.

—Tus ojos comenzaron a brillar y te quedaste paralizada —dijo preocupado— Pensé que estabas teniendo un ataque.

—¿Qué? Lo siento, tengo cosas que hacer.

Salí de mi habitación tan sonrojada que no podía dejar de pensar en lo que mi mente había creado sobre Satoru. Una escena que se sentía tan real, pero mi mente aún estaba en lo que ocurrió con Megumi. Me preocupé, pero decidí salir a caminar.

~~~

Mientras recorría las calles, me hablaba a mí misma.

—¿Por qué hiciste eso, imaginándote a él? —dije molesta mientras pensaba caminando.

"Olvida algo que nunca nos permaneció. Tenemos que dejar de pensar en él para no seguirnos haciendo daño"

"El fue un enamoramiento de nuestra adolescencia solamente"

Pérdida en mis pensamientos me dejaba llevar por lo que me deparaba mientras caminaba sin rumbo a ningún lugar en específico. Sin preocuparme por lo que me pasará concentrada en todo lo que me ocurria en la academia.

Hasta que alguien me tomo del uniforme y me llevo arrastrando hasta un edificio abandonado, sinceramente pensaba que era una maldición pero decidí no hacer fuerza para que me soltará solo me entró la curiosidad por saber a dónde me llevaría.

—Oye, no estoy de humor para que me hagas esto —voltie la mirada para ver quién era y solo ví una silueta oscura con forma humana.

—Querida dama la llevaré con alguien que la hará sentir mejor —escuchaba una voz de un hombre.

De repente sentía muchas presencias abrumadoras ya que por lo que tengo siento hasta la energía de cosas insignificantes, el dolor de cabeza me mataba. Aquel hombre me sentó en un sillón y me pidió que esperara cuando encendió la luz ví su aspecto de costuras en la cara, su cabello azul claro, etc.
C

uando escuché algo que tomo toda mi atención haciéndome temblar de miedo.

—Selene.. —esa voz me paralizó.

𝕰𝖑 𝖘𝖊𝖈𝖗𝖊𝖙𝖔 𝖉𝖊𝖑 𝖕𝖆𝖎𝖘𝖆𝖏𝖊 𝖒𝖔𝖗𝖆𝖉𝖔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora