Lucas y Mateo eran inseparables desde que tenían memoria. Ambos de 15 años, crecieron juntos en el mismo barrio, compartiendo sueños, videojuegos y confidencias. Lucas, un chico alto y delgado con cabello desordenado, era el bromista del dúo, siempre sacando canchita y siendo el más amiguero de los dos. Mateo, en cambio, era más pragmático; algo introvertido, de pocos amigos pero cuando agarraba confianza era el mejor amigo de todo el mundo.
Aquel invierno, las madres de Lucas y Mateo decidieron poner un alto a las distracciones. No más videojuegos hasta que no cumplieran con sus responsabilidades escolares. Por andar jugando videojuegos, principalmente Fortnite y Call of Duty, los chicos habían dejado de hacer sus tareas y los profesores no tardaron en quejarse.
Para los chicos, esto era devastador. El lanzamiento del nuevo juego que habían esperado por meses coincidía con el castigo, y la prohibición les parecía el fin del mundo. No había forma de que no jugasen el nuevo Call of Duty de ese año.
En el colegio solo podían hablar de lo aburrido que era vivir sin sus videojuegos y no dudaban en quejarse de quienes si podían. Principalmente, hablaban de sus amigas que por algún motivo les habían regalado una videoconsola o bien sus hermanos tenían una en la casa pero no les interesaba jugar videojuegos. Bromeaban entre ellos que si fueran ellas pasarían todo el día pegadas al televisor. Es más, ¡aprovecharían sus cuerpos para hacerse streamers y no tener que estudiar nunca más!
—Imagínate estar dentro del cuerpo de Adriana, no saldría nunca de su cuarto. Pasaría todo el día viéndome al espejo y jugando videojuegos—menciono Lucas mientras se veía el pecho.
—Ni te imaginas lo que yo haría en el cuerpo de Sofía—respondió Mateo riéndose—Con su físico de gimnasta me haría un Onlyfans.
Dándole vueltas al castigo, recordaron que solo estaban prohibidos de usar la PS4 y la XBOX pero no de reunirse y jugar sin videojuegos de por medio, así que después de clase se reunieron en secreto en la casa del abuelo de Mateo, contándole a sus madres que harían una tarea en la casa de una compañera y que regresarían por la noche.
El abuelo de Mateo era un señor excéntrico y aventurero que en su juventud, habiendo pasado por el ejército, había acumulado artefactos y souvenirs de todas partes del globo.
—Vamos a encontrar algo que podamos agarrar, venderlo rápido y conseguir plata para ir a algún cibercafé, así podemos jugar sin que nuestras madres lo sepan—propuso Mateo.
—Está bien pero ¿seguro que tu abuelo no se molestará? Supón que algún día él buscará entre sus cosas y no encontrará lo que agarremos...—respondió Lucas, algo preocupado.
—Tú tranquilo, si paso algo así, le digo que lo tomé para decorar mi cuarto. Le caigo bien al viejo, seguro lo entenderá y no pasará a mayores—le dijo Mateo.
Entonces, los chicos empezaron a hurgar entre las cajas polvorientas en las que el abuelo de Mateo guardó todas las curiosidades. En una de ellas, Lucas encontró un collar brillante.
—Mira esto—dijo, sacando el collar y una nota arrugada del fondo del baúl.
Mateo pasó su dado sobre la nota, para poder quitar todo el polvo que está tenía.
—Ahí dice algo—dijo Lucas, centrando su vista en el papel.
Mateo se acercó curioso. La nota, escrita en tinta sobre un papiro, decía:
"Este collar concede a quien lo posea la habilidad de cambiar de cuerpo con cualquier persona deseada."
Lucas y Mateo se miraron confundidos, parecía que ambos se estaban guardando las carcajadas ante tal inverosímil promesa del papel.
—¿Te imaginas que esto sea real?—dijo Lucas riéndose nerviosamente.
—No perdemos nada con probarlo, ¿no?—le respondió Mateo, relajado, totalmente convencido de que era una tontería.
—¿Con Adriana, Sofía, la maestra de matemáticas, tu mamá, o nuestras primas?—soltó Lucas.
—No, aunque el de tu madre tampoco estaría mal; sin embargo, ¿qué tal si probamos algo más grande? ¿Arigameplays y Rivers son mejores amigas, cierto?—dijo Mateo pensativo.
—No veo sus streams, solo videos en Youtube para comer pero creo que sí. Aunque la 3.99 siempre cambia de amigas según su fama y funas, ¿te acuerdas de Nimu?—respondió Lucas.
—Entonces son perfectas. Seguiremos siendo mejores amigos pero en sus cuerpos y parecerá normal. Además, ¿hacen algo aparte de jugar videojuegos?—mencionó Mateo.
—Nos vemos en México entonces, ¿sabes a que sabe un taco?—dijo Lucas riéndose.
Con el collar en las manos, la emoción y la curiosidad llenaron el aire. "Hagámoslo," dijeron al unísono. Así, sin más preámbulos, se prepararon para experimentar el cambio más increíble de sus vidas.
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Las Nuevas Streamers (Body Swap)
Ficção GeralDos amigos, Lucas y Mateo, cansados de su vida y de las reglas que deben soportar de sus madres por ser adolescentes, al encontrar un collar mágico que permite para intercambiar cuerpos deciden usarlo con Arigameplays y Rivers gg para tener su vida...