Capítulo 1
Beatriz se encontraba tratando de controlar las lágrimas que le caían por las mejillas, debatiéndose entre respirar y vomitar, se decidió por la primera, el cuerpo le temblaba sin parar, no podía creer si quiera lo que estaba pasando, y cuando intentaba hablar coherentemente frente a sus amigas del cuartel que la rodeaban en aquel baño, que de pronto le parecía demasiado chico, un nudo parecía impedírselo y cuando Catalina Angel la rodeo con los brazos por fin pudo soltar una frase.
-Me mataron, Doña Catalina -Y así el llanto silencioso comenzó a desbordarse y a convertirse en un gimoteo demasiado fuerte, sin tener idea de que palabras estaban saliendo de su boca y gracias a Catalina, sus amigas salieron por fin del lugar, dejándose llevar por el dolor, comenzó a sudar frío, el pecho le pesaba, y respirar era cada vez más difícil, una oleada nueva de escalofríos le recorrió el cuerpo y quizo analizar las cosas; el hombre al que le entrego su confianza, su carrera, su dignidad y su corazón la había usado, de la manera más ruin y dolorosa, al cerrar los ojos solo podía ver su sonrisa que antes le parecio divina, recordando las promesas y los besos que alguna vez se habían dado y causandole con ello, la misma repugnancia que ahora sabía, le había causado a él y como prueba, en su oficina aún se encontraba la carta que el mejor amigo del hombre al que amaba había dejado como un Instructivo vil de como debía manejarla, cuando por fin pudo relajar su cuerpo y el mundo parecía dejar de girar violentamente pudo ponerse de pie, consiguiendo dirigirse a su puesto de trabajo, no sin antes agradecer y garantizarle a Catalina que se encontraría bien, un problema médico, comentó.
Tras lo que le parecieron horas releyendo la carta y las tarjetas, se hizo a la idea de que probablemente era una broma, una mala broma, el mismo Armando pudo haberla escrito, para saber qué tan lejos podría llegar, para saber que tanto estaba metida en sus asuntos personales y ponerla a prueba, una prueba que obviamente no había pasado, y aunque terriblemente cruel, se lo había ganado ¿o no? Por tomarse atribuciones, cuando el llegara aclararia todo y se reiría juntos, le limpiaría las lágrimas y ambos pedirían perdón por la mala pasada, él le había dicho que la amaba, no tenía porqué dudar de él, pero cuando dejó todo como estaba, con el mismo cuidado con el que había abierto el paquete en primer lugar no pudo evitar que una nueva punzada de dolor le invadiera y siguiera llorando, aun cuando el paquete ya estaba en el escritorio, aun cuando se encerró en su diminuta oficina, siguió llorando un rato más.
Daniel Valencia se paseaba por los pasillos de Ecomoda con la altivez que lo caracterizaba, se detuvo un instante en la oficina de su hermana, para dejar una nota y un presente, cuando regresará, esperaba que fuese un detalle grato. Todo estaba en eso, los detalles, pensaba. Tras una conversación para nada agradable con la secretaria, unos cuantos comentarios para sacarla de sus casillas, continuó su camino a presidencia, en donde esperaba algún adelanto de la junta, que estaba seguro, sería un fracaso para Armando.
Encontró una oficina vacía, con un ambiente que le pareció tétrico, curiosamente siempre había querido esa oficina, pero era más una cuestión de poder, de poder más contra Armando claro, quien le parecía un ser sin ningún tipo de valor, miró a la puerta de la oficina de Beatriz, la cual estaba cerrada, pensando así que si Armando no estaba, por ende ella tampoco, ya que lo seguía todo el tiempo, siempre se preguntó si había alguna razón para serle tan fiel, ¿aun con sus limitadas capacidades era digno de la admiración de una mujer tan inteligente? Si bien era obvio que ella estaba completamente enamorada de Armando, como cualquier persona y haciendo énfasis en persona, terminaba cayendo ante él como si tuviese encantó. Curioso como solo él, se fijó en una bolsa azul sobre el escritorio, probablemente de alguna de sus admiradoras, o para una de sus admiradoras, si podía quizá obtendría alguna prueba y su hermana por fin podría tener el valor de dejarlo ir, "si como no" pensó. Con cuidado y revisando que las puertas estuvieran bien cerradas abrió el paquete, tarjetas, peluches y chocolates, "era obvio" pensó "se siente libre porque no está aquí Marcela" sacó con cuidado el contenido y tomó la carta.
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Destino Alternativo ( Daniel X Betty)
FanfictionEsta novela es un fan fiction por lo que los personajes que estoy utilizando son propiedad de Fernando Gaitán, los cuales pertenecen a la novela Betty la fea de 1999 transmitida por RCN. En esta exploramos la posibilidad de que Daniel Valencia se i...