Capítulo 2 - Cuando Betty Se Decide

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Armando Mendoza era un hombre difícil de complacer y de comprender, podría decir que la única persona en su vida que lo conocía al cien por ciento, aun más que él mismo, tenía por nombre: Mario Calderón.

Solo que en ese momento no adoraba verlo, entraba en su espacio como si fuese dueño de su privacidad y de su vida, por ello se sentía tan confundido cuando al llegar a la oficina de su mejor amigo y la vio vacía se sintió extraño, estaba consciente que estaría de viaje, con nadie menos que con su prometida Marcela Valencia, le había dejado una cuartilla de bobadas y una bolsa llena de regalos baratos, con tarjetas que obviamente tendría que reescribir, pensaba seriamente en mejor tirar todo y seguir con su rutina pero de la manera más sincera posible, quizá si le decía la verdad a Beatriz, como había sido el comienzo de su relación, como se había enamorado sinceramente, confiaba en que lo amaba, tanto como él comenzaba a amarla a ella, aun cuando el descubrimiento era reciente ella lo perdonaría, el desharía su compromiso y podrían vivir una relación ante los ojos de la gente, ecomoda seguiría su rumbo, se recuperaría, nadie se enteraría el estado real de la empresa, sin represalias, a demás ojos que no ven, corazón que no siente, probablemente podría convencer a Beatriz de que lo acompañará a Cartagena y vivieran una luna de miel antes del matrimonio, que si pensaba llevar acabo con ella, solo que extrañamente en todos sus sueños, en todos sus planes estaba también Mario Calderón, quien había sido su diablillo posado en su hombro, quien pensaba que tenía las mejores ideas, por lo que para mayor seguridad decidió que era mejor esperar y comentarle lo que quería hacer. Así que decidido entonces, escondió la evidencia en el escritorio de Mario, bajo llave. No sabía como había llegado todo en primer lugar a su oficina, pero le aliviaba que Beatriz no lo hubiera visto.

Con paso seguro se dirigió a presidencia, a donde se encontraba su Betty aun tenía que analizar mucha información, los números parecían pasar de rojo a amarillo y eso era ya una ventaja y con las proyecciones de Beatriz estaba más que claro que se recuperaría en seis meses, si lo hacían bien quizá menos.

-Qué hubo? Nos vamos para su casa? - dijo Armado en el tono más suave que había manejado en su vida - ya ve que hoy no podemos hacer nada - le sonrió, al no tener respuesta continuo - no me mire así Betty, lo que pasa es que Marcela esta molestando demasiado y me tengo que ir para el apartamento. Mañana podemos salir, vamos al evento de la galería nos quedamos un ratito, una horita si acaso y después nos vamos por ahí, yo quiero estar con usted mañana, ¿sabe? Quiero que estémos juntos ¿si? Venga la llevo a su casa - le extendió la mano, pero ella se la rechazó.

-Vaya tranquilo que hoy vienen por mi - dijo con la sonrisa más forzada posible

-¿Vienen por usted? Quien? - estaba confundido.

-Mi... Mi Papá - mintio

-Oh su papá - "¿de cuando acá don Hermes pasaba por ella?" pensó - Betty esta usted bien?

-Si doctor - le sonrió nuevamente. - ¿Porque me pasaría algo malo?

-Ah bueno... Pero nos vemos mañana - soltó un poco más alegre, acercándose para darle un beso. Pero Beatriz sintió tal repugnancia que casi no pudo esconder la reacción en su rostro. - ¿que pasa?

-Que... Nos...pueden ver acá en la oficina - hizo como que miraba a todos lados.

-Claro, de pronto se me olvida - rio un poco - que pena, bueno nos vemos mañana, usted descanse mi picarona lindisima que esta agotada... Mañana nos vemos, oyó? - le acarició el rostro con suavidad y salió de la oficina.

Justo cuando cerró la puerta y Beatriz estuvo segura de que había llegado al menos al elevador comenzó a temblar de furia.

-Armando Mendoza es un cerdo! Un cerdo! - dijo azotando una carpeta sobre su escritorio.

Destino Alternativo ( Daniel X Betty) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora