"Celos de padre"
—Mamá, tengo que contarte algo —se escuchó seguido del sonido de la puerta cerrándose—.
Esa era mi hija menor llegando de la escuela, seguida por su hermano mayor, el cual tenía el ceño fruncido, tan característico de los Hale.
—¿Qué pasa? —pregunté emocionada al verla con una gran sonrisa en su cara—.
—Jack me invitó a salir —gritó emocionada—.
—¡Dios! ¡Es genial!
Desde que me enteré de que estaba embarazada, supe que quería tener esta relación con mis hijos.
Tenerles la confianza suficiente y que ellos me la tuvieran a mí, y hasta ahora eso me había funcionado.
—Mamá, no puedes dejarla salir con ese imbécil —reclamó mi hijo mayor—.
—Oye, tú cállate, nadie pidió tu opinión sobre esto —contraatacó mi hija—.
Y ahora teníamos esta situación.
Mi hija Olivia me había hablado de un Jack que conoció hace algunos meses, cuando él había hecho el cambio de escuela.
Detrás de ella venía mi hijo mayor, Josh, el cual era un celoso de primera, al igual que su padre.
Comenzaron a discutir y yo solo intentaba que pararan.
—Oigan, oigan, ¿qué pasa? —preguntó Peter entrando a la cocina y parando la pelea—.
Dejó las bolsas del súper en la barra. Y los chicos volvieron a discutir.
—¡Chicos, basta! —grité ya harta de sus peleas—.
—¿Qué es lo que pasa? —preguntó por segunda vez Peter—.
—Pasa que tu hija saldrá con un idiota que es de preparatoria.
—¡Wow, wow! ¿Qué? No, definitivamente no.
—¡Papá!
—Peter —advertí—.
—¿Qué? —se defendió—. Es de preparatoria, claro que no saldrás con él.
—Es solo un año mayor que yo —se defendió mi hija—. Y solo me invitó a salir, no es la gran cosa.
—Peter, Josh, basta. Solo la invitó a salir, no empiecen —los amenacé—.
—Mamá, conozco a los de su tipo, y es solo un idiota que después le romperá el corazón.
—¡Él no es así!
—No, Olivia —Peter dio por terminada la charla—.
—¡Dios, son imposibles! —dijo Olivia para después tomar su mochila e irse a su habitación enojada—.
Peter y Josh eran demasiado buenos en todos los sentidos. Eran muy amorosos, sabían escucharnos, apoyarnos, eran perfectos para mí.
Pero muchas veces podían llegar a ser muy sobreprotectores con Olivia. Y siempre estaba yo para hacerlos entrar en razón.
Volteé a verlos de mala manera.
—Felicidades, le están arruinando su primera cita —sonreí de manera sarcástica—.
Nos sentamos a cenar.
Conocía a Olivia y sabía que lo que necesitaba era espacio. También sabía que era tan orgullosa que no vendría a comer, así que yo le llevaría después para hablar con ella.
Estando ya en la mesa, comencé a hablar.
—Chicos, tienen que hablar con Olivia y disculparse con ella.
