Triángulo amoroso {Larry/Zarry/Zouis}

Capítulo 4.

Capítulo 4.

Louis a cada momento miraba el teléfono en sus manos. Había pasados dos días completos y Harry no le había escrito. Suspiro frustrado y vio el último mensaje que él le había enviado ayer y el rizado ni siquiera lo había visto.

No sabía que estaba mal. ¿Había hecho algo malo?

Como no tenía nada que hacer comenzó a revisar la conversación de semanas pasadas con Harry, cuando comenzaban a conocerse.

Sentía la misma emoción que la primera vez que los leyó. Sonreía como idiota al leer los apodos bonitos, un mensaje le llamo la atención.

Harry: Vivo en la calle la rosaleda, casa 112. ¿Y tú?

¿Esperen qué? Se colocó de pie rápidamente. ¿Cuándo le había mandado ese mensaje? Reviso la fecha y fue hace dos semanas. Releyó el mensaje y se emocionó ¡Sabia donde vivía!

Y sin pensarlo mucho, preso de la emoción. Agarro su cartera y las llaves de su casa. ¡Iba a visitar a Harry!

En todo el camino solo pensaba en los cerca que estaban y nunca se habían visto. No desde aquella vez en la fiesta. Cuando encontró la casa 112, vio que era de un lindo color rosado.

(...)

Harry estaba entre los brazos de Zayn, suspirando contra su pecho. Su mente estaba en otro sitio, por más que intentaba concentrarse en las caricias de su novio en su espalda, no podía. Su mente estaba en Louis. En lo que había escuchado.

–Cariño.

El rizado levanto la mirada hacia los ojos cafés de Zayn.

–Dime, mi amor.

El morocho internamente hizo un ruidito de asco por el apodo.

–Estaba pensando que nos fuéramos de vacaciones.

Harry presto toda su atención en su novio. ¿Qué?

–¿Vacaciones?

–Así es. Solo tú y yo.

El rizado lo miro raro.

–¿A qué se deben?

Zayn le regreso la mirada y le sonrió. Era solo que quería reforzar los lazos de Harry y él. Porque últimamente lo había sentido tan distante, que le daba miedo que lo fuera a... dejar.

–¿Te apetece?

–¿Puedo pensarlo?

Él asintió.

–Iré al baño.

Harry se quitó del pecho de su novio y dejo que este saliera del sofá. Lo miro subir por las escaleras y suspiro. Agarro su teléfono y no pudo evitar leer el mensaje que Louis le había enviado el día de ayer.

Louis: ¿Hice algo malo, bebé?

Como no había podido aguantar la curiosidad, había desactivado la confirmación de lectura y había leído el mensaje.

El timbre de la puerta sonó y con toda la pereza del mundo se levantó a abrir. Del otro lado de la puerta una figura baja y de ojos azules, los más hermosos del mundo, le sonrieron.

–¿Louis? –pregunto.

El castaño le sonrió tímidamente. Su voz ronca... le encantaba.

–Hola, Harry.