12. Los tatuajes.

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Aimar Listiev

Me recorre un escalofríos en todo el cuerpo cuando siento que me acarician la zona entre los pechos y el abdomen, pero aún así no abro los ojos, tengo sueño aún. Siento un beso en el abdomen y luego como recuesta su cabeza ahí, abro los ojos y Payton está acostada horizontal con su cabeza en mi abdomen, sus ojos cerrados, su respiración es tranquila, su cabello es un desastre y su maquillaje también y aún así se ve hermosa. Payton siempre es hermosa, con esos hermosos ojos cafés pequeños, con unas enormes pestañas rizadas, su nariz es pequeña, sus labios son un poco gruesos, pero no exagerados, por otro lado, sus pechos tienen un buen tamaño, no son pequeños ni grandes, pero con escote resaltan muy bien, su cintura es pequeña y realza mucho más con su trasero que tampoco es exagerado, pero es imposible no verlo. Todo esto sin contar que es muy inteligente, que me encanta el sonido suave de su voz e incluso cuanso me grita, su risa discreta o la escandalosa que parece de loca, me encantan los gestos y muecas que hace, cada cosa de ella es perfecta, porque para mí siempre lo fue.

Lastimosamente antes las cosas no terminaron bien y considerando que hay un tercero en la ecuación, no creo que terminen bien ahora, pero sólo queda disfrutar cada momento.

Paso mi mano por su cabello y ella respira hondo, su respiración me provoca cosquillas en el abdomen y contengo mi risa. Aunque al sentir el movimiento, abre los ojos, se estira, se refriega los ojos y luego me ve, puedo notar cansancio en sus ojos y seguro yo también estoy igual.

-Buen día -bosteza y cubre su cara con una de sus manos.

-Buen día -paso mi mano por su cabello.

-Quiero ir al baño -asiento, se levanta aún sin nada de ropa y se dirige al baño.

Me levanto de la cama me estiro y al ver mi reflejo en el espejo de cuerpo entero, me doy cuenta de varias cosa: tengo ojeras, pero me veo contenta, tengo algunas marcas rojas de rasguños en mis brazos y seguro en la espalda también, no son nada grave y no tardarán tanto en quitarse, pero lo que sí tardará, son las marcas de chupetones en el pecho y el cuello.

-Ay, carajo -hasta ahora me doy cuenta que hizo esto, yo no lo hice porque sé que tiene novio, pero ella sí, el que esté soltera no significa que pueda andar así.

Bueno, igual cuando pueda iré ver a Bianca, con o sin chupetones, si era lo que Payton quería impedir, no le va a funcionar.

Tomo mi celular, envío un par de mensaje y voy al baño, toco la puerta y ella me dice que pase, está lavándose la cara, tengo dos lavamanos, así que me quedo en el otro, tomo mi cepillo de dientes y me los lavo. Al terminar me quedo viéndola y ella me ve.

-¿Qué? -eleva una ceja.

-¿Te gusta la obra de arte que hiciste? -baja la mirada a mi pecho, muerde su labio inferior y sonríe.

-Sí, deberías tatuartelos -su sonrisa es tan grande que sus ojos se ven aún más pequeños de lo que son-. Hablando de tatuajes, ¿cuántos tienes?

-Más de diez quizás -me encojo de hombros-. No sé viste el de la espalda -me hace girar.

En la espalda, en la columna tengo tatuado un dragón, no es muy grande, pero sus alas están extendidas y su cola recorre parte de mi columna.

-Woau, ¿otro dragón? -me giro y la veo.

-Sí, me gustan los dragones.

-Pero aquí tienes tres -en mi antebrazo izquierdo tengo tres dragones volando en fila en orden de tamaño.

-Esos son mi familia, mi padre -señalo el más grande-, mi madre es el mediano y yo este, un poco más pequeño.

-Oh, que bonito significado, pero y este -señala mi muslo derecho en donde tengo un dragón chino de la cadera hasta la mitad de mi muslo.

Reencuentro InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora