19. Secretos.

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Payton Reed

Luego de hablar con Aimar, ver que ni siquiera le importó y que para colmo estaba con su ex, regresé al departamento en lugar de a la casa de mi mamá en donde estaban mis amigos y Joseph, a quien le pareció buena idea perdime matrimonio enfrente de todos, los mismos que estaban muy contentos, incluyendo a mi madre, me sentí muy presionada al ver la sonrisa en el rostro de mi madre y algunas lágrimas correr por sus mejillas, la única que no estaba contenta era Kath y luego de que acepté habló conmigo.

—¿Qué estás haciendo? —me vio con cara de preocupación—. ¿Por qué aceptaste? Payton, tú no lo amas.

—Lo sé, pero... —dejé caer mis brazos al costado—. ¿Viste la sonrisa de mi madre? Estaba llorando de felicidad.

—Porque ella no sabe como te sientes —sentí que mis ojos se llenaron de lágrimas.

—¿Qué va a pasar con Aimar? —las lágrimas no tardaron en salir.

—No puedes hacer esto y no te lo digo porque no soporte al tipo este, lo hago porque sé que mereces algo mejor que estar con alguien por agradecimiento, aunque ni siquiera haya hecho gran cosa por ti, ha hecho más Aimar en un mes que él en estos años.

—Necesito hablar con ella, decirle...

—¿Le vas a decir que te vas a casar?

—Le voy a decir que Joseph me propuso matrimonio, pero que igual no me voy a casar, voy a romper el compromiso. Le voy a decir que la amo.

—¿Estás segura? —asentí muy segura.

—Sé que quizás ella no sienta lo mismo por mí, pero lo que importa es que sepa lo que siento por ella.

Ni siquiera le pude decir que la amaba, ni siquiera me dejó decirle que iba a romper el compromiso, sólo me felicito y dijo que somos amigas. Veo las rosas en la encimera y no puedo evitar llorar desconsoladamente. Una vez más estoy sufriendo por Aimar, otra vez sólo me dejó y lo mejor será entender que ni antes, ni ahora signifique nada para ella y dejarla ir, al menos como algo más que amigas.

•••

Llego a la oficina temprano, algunos me saludan y respondo más por educación intentando ofrecerles una sonrisa, aunque estoy segura que mis ojos están hinchados por tanto llorar. No pude dormir, lloré mucho durante la noche, incluso cuando Joseph volvió a la casa ya que nunca volví a la celebración, continúe llorando, usando de pretexto un cambio hormonal y él se lo creyó, cuando se acostó a mi lado quiso abrazarme, pero no quise que lo hiciera, no quiero que me toque. Estoy muy dolida con todo, sí Joseph no me hubiera sido infiel, yo no habría ido de estúpida a involucrarme con Aimar y nada de esto estaría pasando, porque si bien tenía un sentimiento hacia ella, no era tan grande como ahora.

Las puertas del ascensor se abren y como está a un costado de donde estoy, sólo veo quien es hasta que sale y sí es Aimar, lleva lentes oscuros, una camisa de botones negras, un traje rojo y zapatos negros. Cuando le dan los buenos días sólo levanta la mano y camina directo a su oficina. Respiro hondo y tomo la tablet para entrar e informarle lo que hay para hoy. Abro la puerta y frunzo el ceño al no verla sentada en su escritorio, hasta que mi mirada cae en el sillón, en donde está tirada. Carraspeo antes de hablar y levanta un poco la cabeza.

—Buen día —digo aunque este día no tiene nada de bueno, sólo es un puto día más—, hay que revisar la agenda para el día de hoy —se sienta con dificultad, se pone de pies en cámara lenta y se sienta frente a su escritorio.

Pone los codos en el escritorio y se sujeta la cabeza con ambas manos, parece que ayer la pasó bien, al menos una de las dos disfrutó el día de mi cumpleaños.

Reencuentro InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora