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❝ 𝐎𝟏. la derrota... ❞
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▬▬▬▬ Las campanas picaban y repicaban, anunciando la muerte del tirano, como una ola las campanas de Desembarco del Rey se hicieron sonar por todas las Tierras de la Corona hasta llegar al Muro y a las Marcas de Dorne, anunciando que el hombre cruel que los había reinado finalmente había muerto.
El rey Maegor, el primero de su nombre, había muerto.
Una oportunidad innegable para que el hijo de Aenys, quién desde Bastión de Tormentas, se declaró legítimo heredero, consiguiera conquistar la ciudad, y así el rey Jaehaerys Targaryen pudiera sentarse en el Trono de Hierro.
El rey Jaehaerys montado en Vermithor, la princesa Alysanne sobre Ala de Plata y la reina Rhaena con su dragona Fuegoensueño sobrevolaron la ciudad y volando en círculos cada vez más grandes por encima de la Colina Alta de Aegon, desde lo alto se distinguió la inconfundible sombra pálida del dragón que alguna vez le perteneció a Aenys y a su hijo Aegon. A su vez, la flota real que estaban bajo el mando del proclamado Protector del Reino, lord Rogar Baratheon llegó a la Bahía del Aguasnegras por el este y forzando las puertas de la capital, entraba la reina viuda Alyssa acompañada por una hueste de hombres de diferentes lugares del reino, pero todos con un mismo propósito.
La visión de dragones sobre Desembarco del Rey puso a la ciudad en estado de pánico, algunos trataron de escapar pero las puertas estaban cerradas, otros cavaron profundos túneles en sus casas para salvarse del fuego dragón. Teniendo que una segunda batalla en el Ojo de Dioses se diera entre los partidarios del rey Jaehaerys y la princesa Elaena, la legítima heredera por derecho y ley del difunto rey.
La desventaja era tan notoria como vergonzosa con el Terror Negro abandonando la ciudad, rumbo a su antigua guarida en Rocadragón, el rey Maegor al igual que la reina viuda Visenya muertos y la princesa Elaena demasiado afectada por las muertes, la hacían incapaz de defender la ciudad a lomos de Azogue. Trato de organizar las defensas y mantener su ciudad, en honor a su padre y abuela; Elaena envío jinetes en los caballos más veloces para traer de vuelta a aquellos aliados que se alejaron y cuervo a los señores leales para que acudiesen a Desembarco, pero sus esfuerzos fracasaron rápidamente; uno a uno todos los señores terminaron odiando y maldiciendo a Maegor con ello a su primogénita. La princesa Elaena desconocía que los capas doradas, la Guardia de la Ciudad de Desembarco del Rey, a quienes envio a las murallas a primera horas de la mañana cuando se encontro el palido cuerpo muerto de su padre, habían cambiado de bando.
