Número Cinco.

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Estoy corriendo por lo que parece ser un pequeño camino de piedra y alrededor hay agua que pertenece a un lago o a un canal, hay paredes verdes de enredaderas y pequeños puentes que atraviesan el aguaaparte del camino de piedra.
Mi piel absorbe el aire fresco por mis poros y suspiro.
Volteo la mirada y Ari esta ahí, me dedica una sonriza a la mitad, hasta que esta riendo mostrando sus perfectos dientes. Yo bajo la miraba y sonrió.
-Vamos- dice y me toma de la mano para después correr por ese camino de piedra.
Corremos como niños pequeño acabando una travesura, solo que con el sentimiento de persecución. Ari me mira y se carcajea, yo solo me limito a una sonrisa leve, una suave melodía sobre deceos exótico y sentimientos eufóricos estaría perfecto que sonara en este momento.
Nos detenemos en seco sobre la mitad de uno de los puentes.
Creo que los puentes son parte importante entre nosotros, ¿Siempre tiene que haber uno de por medio? Suelto una leve sonrisa y el me mira en todo serio.
Toma mi mano y la pone cotra su cuello, la aprieta.
-Fuerte- dice refiriéndose a mi mano, a que apriete fuerte su cuello.
Lo miro con una expresión de decepción o mas bien, confusión.
-¿Eso no es lo tuyo?- digo con todo agitado.
Quita mi mano de su cuello y acaricia mis yemas.
Acomodo uno de mus rizos detrás de mi oreja.
-Exactamente- dice y hace una mueca sonriendo.
Me da un golpe suave en la frente son sus dedos.
Se acerca de forma rápida a mi y siento su respiración en mi mejilla, se ladea suavemente y roza mis labios, me acercó para besarlo y el retrocede su cabeza. A
bro los ojos y veo como juega conmigo, su hermosa sonrisa me da una imagen de sus finas facciones.
Un vacío revoltoso en el estómago me lleva.
Entonces levanta su pierna derecha dejándola al margen de mi pecho, sus botas están impecables. Patea mi pecho haciendo caer hacia atrás, caigo contra el agua, y miro atravese del fluido su rostro, borrándose con el agua que me sumerge.
Y despierto.

Mis papás creen que pase la noche con Andrea, por eso no me han reprochado nada aun. Les dije que me había quedado afuera por que lo llevaba llaves.

Y ahora que lo pienso ¿Como supo Juelita donde vivía? A claro, su madre le dijo por mas seguro.

Es jueves y no fui a la escuela, estos días he descuidado la escuela demaciado, no a un nivel de reprobar una materia, pero si tengo bastantes faltas, pero como soy un maldito aplicado y consentido de los profesores pude arreglarlo.
Mis ojeras se posan bajo mis ojos y hacen ver a estos cansados y feos. Mis párpados rodeados de pequeñas línea rojas y un suave color violeta, como si me hubieran dado una paliza ayer, así me sentía y así me miraba.
Mi paliza se llamaba Ari y le gustaba fumar marihuana.

Caminó a pasos largos y lentos por el pasillo de la escuela. Esta noche dormi muy bien y no soñé con el, lo que me entristece un poco, pero me entusiasma la idea de que lo puedo volver a ver cuando quiera.
Es octubre, el suelo esta lleno de hojas secas y un abundante color ambar por las calles, un aire fresco y la sensación de libertad acompañada por un piano imaginario.
Esto me recuerda tanto a mi niñez, cuando salia a la calle, respiraba la fresca humedad de la tierra y me dejaba caer sobre las montañas de hojas secas.
Me detengo en la máquina vendedora de bebidas, marco los números y pido un te verde helado.
-Yeray- escuchó los pasos rápidos de los tacones contra el piso del pasillo.
-Hola... Andrea- la miro de pies a cabeza y sonrió.
Ella se inclina y me da un beso rápido. Con tacones queda un poco mas alta que yo.
Lo que me deja vulnerable ante ella.
-Quisera que se repitiera lo de la otra noche- me dice un poco ruborizada.
Desvío la mirada.
Me siento como un completo patán, si ella supiera que no la amo. Cuando ella dice algo que se refiera a amor, matrimonio o hijos termino esquivandola o callandola a besos.
Lo tengo completamente claro, estoy enamorado de un imposible, y ese imposible no es ella.
La rodeo con los brazos y la beso.
-¿Ella es tu novia?- escucho aquella voz, inolvidable ¿Que hace el en esta escuela?.
Volteo y Ari saca la botella de té de la maquina, se acomoda un mechón de su fleco y da un trago.
-¿Qué haces aquí Ari?- vocifero y hago a un lado a Andrés.
-Aqui estudio rizitos- dice tomando otro sorbo y riendo levemente.
No aparta la mirada de encima de mi, con lo que comienzo a tensarme y ponerme vulnerable. Otra vez, como en mis sueños.
-¿Nuevo amigo? - dice Andrea mirando a Ari. Sueña el timbre -Me voy...- dice despidiéndose con un gesto y levantando la mano.
-La gente de aqui es rara- digo en tono de burla y le quito la botella de té y tomo un sorbo.
-Más cuando esta ebria- se traga una carcajada y después ríe ruidosa e irritablemente.
Lo fulminó con la mirada, este hombre me pone loco, no puedo hacerme el rudo con el, suavizo mi expresión.
-No recuerdo nada...-digo intentando no parecer sospechoso.
-Nada fuera de lo común- dice y pone los ojos en blanco.
¡Nada fuera de lo común! Le dije que lo soñaba y que tenia lindos ojos, ¡ha! Claro, de seguro donde vivía antes a cada rato le decían eso las personas ebrias, si es lo mas probable, ¡Pff!.
Doy unos pasos y pone su mano en mi cabellera y da un pequeño jalom haciéndome retroceder.
-Vamonos.

Sin pensar en mas lo sigo, hasta llegar a la barda.
Ari la escala con destreza y tira de mi mano ayudandome a hacer lo mismo, brinca y cae con las rodillaa flexionadas. Lo sigo y brinco y se me acalambran los pies y bufo.
-No seas idiota- dice y me pasa un cigarro, me lo pongo en la boca, Ari prende el encendedor y lo pone en na punta del cigarro, inhaló y seguimos caminando.
Llegamos hasta un campo de béisbol, esta vacío y hay algunos guantes y cosas por el estilo. Nos sentamos en las gradas.
Me pongo a pensar en la situación y mi cuerpo a pone liguero, mi mente se eleva. Estoy con el, nunca me imagine ni siquiera conocerlo, caí en un Deja-Vu, aunque era mas que eso, lo miro de reojo, posando sobre sus hombros y mirando al cielo, se percata de que lo miro y se voltea, quito mi mirada de sobre el y me rascó la nariz rápidamente.
-Eres la primera persona que conosco de por aqui- dice y se acuesta sobre las gradas.
-¿Y Matt?.
-No, a el ya lo conocía de Phoenix.
Entonces de ahí era el, por su pálida piel imaginaria que vendria de Canadá o de otro lugar.
-Ame a una persona... Y esa persona se mato- me dijo seco.
Lo miraba y tu parecía tan frágil, pero tan fuerte, el tenia todo el poder sobre mi y no lo sabía. Y yo estaba aquí, con el chico de mis sueños. Paresco una niña puberta, encandilada. Pero soy un chico, encandilado.
-Habeses creo que aun esta aquí, sueño con ella a menudo- decía con tan tranquilo, que pareciera que hablaba de cualquier otra cosa menos esta. -Fue la unica mujer a la que ame.
Mi corazón se me bajo a los pies, y con eso también mi mente bajo de la luna, debía tener las cosas claras.
-Desde entonces aprendí a jugar con las presonas- suspira -Puedo hacer que hagas lo que yo quiero.
¡Valla que si! Y pensé que no estabas consiente.
-Seguro- acenti.
-Pero... Es eso.
-¿Qué cosa?- arqueó la ceja.
-Eres como yo, parece que no te importa nada, de hecho estoy seguro que también usas a las personas para tu beneficio, como yo, es lo que me hace temerte, tienes eso, que vas por ahí sin querer tomar importancia.- se pone de pie -Andrea.
-¿Qué tiene ella?- me pongo de pie también.
-La estas usando.
-Yo no soy un psicópata.
-No estoy diciendo que lo seas. - me mira y me muestra sus dientes en una sonrisa.
-Pero aunque sea una vez haras lo que quiero.
Lo miro, esta jugando conmigo, como en mis sueños, pero sin golpearme.

Jalo una liga elasica de nailon (esa con la que mamá suele amarrar las medicinas) que traigo en mi muñeca y la suelto, un pequeño ardor recorre por mi muñeca y cosquillea.
Ari se acerca y jala la misma con mas fuerza, el mismo ardor y cosquilleo recorre mi muñeca pero con un toque de gloria, lo miro y sonrió, y el sonríe de igual manera.

-Deben de traer a un compañero en la próxima sesión- avisó el Dr. Rodriguez. Esta sesión había sido mas aburrida que cualquier otra, todos escuchamos a Dan, un hombre robusto de cabellera escasa negra habar sobre como la comida le decia cosas, la verdad lo escuche todo, estaba damaciado aburrido y no escuche. Solo pensaba en lo que Ari me dijo esta mañana.
La sesión finalizo y camine con Julieta por los pasillos del hospital, pasamos por el jardín, en donde estaban los internos con un diagnóstico mas leve, miraba y callaba.
-Traire a Brenda.- dijo y callo, abrió la boca y la volvió a cerrar. -No creo que sea bueno que traigas Andrea- dijo finalmente.
Abrí la puerta y la deje pasar primero.
-Podrias visitarme.- dije en forma de despedida, ella sonrió y afirmo.

Camino a paso lento y con las manos metidas en mi sudadera.

Ojala y lleves a Ari.

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⏰ Última actualización: Nov 13, 2015 ⏰

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