Pequeñas cosas que entran en tu subconsciente para darte una idea, una idea que va creciendo y creciendo mas, haciéndote tener mas allá de una idea, un sueño, un pequeño anhelo, algo que quieres tener. Mas o menos como una pequeña grieta que va creciendo hasta romper el muro por completo. Eso me pasa, tengo un sueño, uno que esta creciendo, hasta hacerme creer que lo necesito, que necesito ese masoquismo.
Me miro al espejo desnudo, es muy de mañana para que mi mamá venga a despertarme, puedo andar libremente. Me miro, me siento pequeño, creo que es lo que mas me acompleja de los demás chicos de mi escuela, mis 1.66 de estatura no me son suficientes, los demas chicos son altos y grandes; aunque según las chicas soy atractivo y algo tierno, no se que lado tomar esto. Trato de acomodar un mechón de mi cabello, mi cabello largo y rizado hace parecer que de espalda parezca niña. Soy un dilema.
Mañana cumpliré 17 años, mi mamá esta entusiasmada con eso y mi papá solo la juzga y dice que deje de tratarme como un niño pequeño, estoy de acuerdo con el.
Tomo los Jeans que estaban doblados en mi sofá, una camisa blanca con estampado de un fénix, mis trusas y entro a bañarme.
Algo que me relaja mas que nada es escuchar música bajo la regadera, soy un monstruo con el ambiente, desperdicio demasiada agua solo en esto. Que mas da.Mi madre entra a mi habitación, como siempre sin tocar la puerta. Estoy listo y se lo que me va a decir.
-Buenos días mi oso perezoso- desde que tengo diez años me repite el mismo chiste.
-Mamá, sabes que no es gracioso ya ¿cierto?- si que lo sabe, pero no se resigna a que ya no soy un niño, tal vez porque soy hijo único, como sea, esto esta espesando a desesperarme.
-Bien, ya esta el desayuno, apúrate que tu papá no te estará esperando todo el día- dice seca. Sale de mi habitación, creo que no le gusto que le dijera eso.
Es gracioso, no se dio cuenta que ya estaba listo, incluso había podido salir a fumarme un cigarro con el tiempo que me sobro, pero en lugar de eso solo me tire en la alfombra a pensar en las finas hojas secas del otoño, amo el otoño.
-¡Ya estaba listo!- grite cuando mi mamá estaba a tres pasos de las escaleras. Se que me escucho y solo torció los ojos.
Bajo, el mismo ambiente de siempre, mi mamá acomodándole la corbata a mi papá, mientras el sostiene una taza de café humeante en su mano derecha, me encanta el olor del café que hace mamá, no se porque, pero su café es único. Abro el frigorífico y tomo un trago de leche directo del envase, mi madre se acerca y me da un golpe en la nuca.
-¿Que te he dicho?- repite. Solo tuerzo los ojos, mi madre odia que tome desde el envase, como el otro 90% de ellas.
Subo al auto, este es el tercer día de clases después de vacaciones de verano, un miércoles algo soleado, con un calor algo agradable. Espero que no llueva hoy. Mi padre solo me mira, es como si quisiera decirme algo pero no lo dice, esta bien así, no tengo ganas de platicas matutinas sobre las calificaciones y los maestros malgeniosos que solo quieren verme sufrir por culpa de su decepcion y frustracion a la vida para alegrarse un poco el día. Gracias a Dios mi papá no abrió la boca.
Bajo del auto, hay mas gente de la que recuerdo.
No quiero hablar con nadie hoy, no quiero que nadie se me acerque.
!Bum!. Pequeña alarma, Andrea se acerca, tengo que esquivarla, no quiero hablar con ella, me pone nervioso. Oh, ahí esta mi salvación, camino lo mas rápido y discretamente posible, hacia el baño, miro alrededor, ella se queda confundida, entro y me recargo contra la pared, poco a poco hasta que llego al piso, cruzo las piernas y ahí estoy tirado. Suspiro.No dejo de pensar en eso, en el chico de mis sueños, es raro que tenga ese sueño, he leído por ahí que cuando sueñas con alguien lo has visto al menos una vez en tu vida, no creo haber visto a este chico, es alguien nuevo para mi mente, nuevo en cada sueño aunque lo sueñe todos los días, esa sensación de que me esta haciendo daño, de que me esta golpeando, que me esta haciendo daño, me gusta y mucho, me gusta que me escupa en la cara, me gusta mas que nada que sea un sueño, no dejo de mirarlo como un Dios, como alguien inexistente, el día en que lo logre ver, le besare las botas llenas de tachuelas que lleve puestas.
No quiero entrar a clases, no tengo ganas de nada hoy. Me meto a unos de los privados del baño ''Stella fu*k me'' dice en la puerta de esta, solo suspiro.
Tomo un cigarro de mi mochila. No se si esto es bueno, pero necesito hacerlo, o mas bien, no tengo nada mas que hacer, estoy destruyendo mis pulmones poco a poco, pero me da igual. Pongo el cigarro en mi boca, prendo un cerillo y quedo mirando el fuego hasta que quema las yemas de mis dedos -mierda-. Vuelvo a encender otro cerillo y lo pongo en la punta del cigarro, inhalo y absorbo todo el humo hasta que este sale por mi nariz. Saco el humo por mi boca. Cinco segundos después la alarma de incendios. -¡La puta madre!.
-Yeray Miranda- dice el director mirando por encima de sus gafas, sus canas hacen un destello de viejo sabio e ingenuo. -Me sorprende muchacho, tu nunca habías tenido una conducta de esta categoría- se acomoda suavemente las gafas.
-Claro que no- respondo nervioso, pero retador.- Estaba aburrido y quería provocar un futuro cáncer a mis pulmones a ver si esto me hacia valorar un poco mi vida.-Sonrío.
En realidad no me importaba, nunca había tenido esta conducta, pero es el ultimo año, tengo que dejar atrás la conducta de buen alumno, no quiero quedar indefenso en la universidad. Aunque no estoy seguro si llegare a ella. No se que pasara con mi vida después de la preparatoria.
El director se queda mudo sin siquiera mirarme, voltea la silla y toma el teléfono. El chillido de su silla me pone un poco tenue. Este día párese no acabar. Lo único que quiero es ir a casa y tomar café, ver el día soleado desde mi ventana o tal vez salir por ahí a ver a la gente.
-Salte de aquí- dice aun con el teléfono en mano -No llamare a tus padres, vete- Cuelga el teléfono y se mete al baño de su oficina.
Quedo un poco despistado, pero esto esta bien. Abro la puerta y salgo, todos están mojados, me provoca gracia esto. Es como si viera a cientos de mariposas indefensas sin poder volar, solo que esta vez volar no era tan bueno.
Andrea esta ahí y me saluda.
-Yeray, ¿Dónde te has metido?- dice con esa sonrisa que siempre se carga.
-Ah, por ahí- no quiero decirle que estuve con el director.
-No estas mojado- dice observándome de pies a cabeza, me toma un rizo de mi cabello y lo estira como si fuera un elástico.
Tal vez le diré que estaba por ahí en el baño fumando para quitar mi aburrimiento, ella se asombrara y me dirá que esta bien, que soy un tonto por hacerlo en la escuela porque lo esta prohíbo, yo sonreiré porque es verdad, tratando de parecer un chico malo, cuando en realidad me da igual y eso no me hace una persona diferente a lo que pensaba. Me dirá que vallamos a otro lugar, cuando en realidad quiere llevarme a su casa para que tengamos una gran experiencia, una experiencia de la que ella se arrepentirá y yo no estaré tan orgulloso, pero aun así lo presumiré, porque así debe ser. Tal vez, besarnos solo un poco no estaría tan mal. O que me golpeara.
No me apetece. Solo quiero café.
-Estaba en los campos de futbol, no me apetecía entrar a clases- Mentí.
Tal vez exagere un poco con mi teoría.
-Vamos por un café entonces- me toma de la mano y me acerca a ella, tanto que siento su respiración tan cerca.
Tal vez esta sea mi oportunidad, ella me ha gustado o al menos eso creo. Mi papá y su papá son grandes amigos, papá me menciona mucho que estaría bien que saliera con ella. Estoy en un momento en que no se lo que quiero.
-Bien.