Probablemente Jisung haya sido engañado toda su vida y en realidad sea un omega.
O al menos así se ha estado sintiendo en los últimos 4 días.
Desde que hizo la Terram Nexum aquella noche no ha parado de llorar y ser un mimoso.
MinHo había enviado a Minju a casa de una de sus amigas para poder tener la casa sólo para él y Jisung. El menor estaba muy avergonzado, pero lo hubiera estado más , si SeungMin lo veía hecho una bola de lágrimas y mocos.
Solo se quedaba hecho un ovillo en la cama del mayor, con la nariz y los rabillos de los ojos rojizos, hipando y derramando suaves lágrimas cuando las emociones eran demasiadas.
MinHo no se había quejado ni un poco. Le gustaba llegar de sus rondas y hacer cucharita con el menor, dándole mimos y suaves besos para tranquilizarlo.
También le alimentaba. No se lo había dicho hasta ahora, pero la comida de MinHo era muy sabrosa.
Aunque estaba triste y aún algo asustado, no iba a negar que disfrutaba cuando llegaba la hora de dormir, pues el mayor le pegaba a él, contándole en voz baja cualquier cosa mientras liberaba aquel olor a cedro y tierra mojada. Jisung aún no podía creer la paz que eso le traía, tranquilizandolo al instante.
Enterraba su nariz en el cuello del mayor y pronto el sueño llegaba. Jisung no recuerda dormir jamás tan bien. Y, aunque al despertar MinHo ya no estaba, Jisung podía sentir el fantasma de un beso en su cabello y por supuesto, haber sido marcado con el aroma del mayor, manteniéndole relajado hasta que el efecto pasaba y la culpa volvía a él.
Había intentado no pensar demasiado en ello, alejarlo de su mente por completo, pero, ¿cómo podría simplemente dejar todo de lado cuando se habían encargado de grabarselo a fuego en cada parte de si?
Jisung soltó un pequeño sollozo mientras abrazaba sus piernas. No quería ser un mal hijo, no quería ser una decepción.
Cuando la puerta se abrió, Jisung no miró. Se sintió horrible por ser un insoportable indeciso.
—Hey—saludó el mayor con voz dulce.
—Mmh.—el menor se limpió las lágrimas e inhaló profundo, intentando alejar el llanto.
MinHo se sentó en la cama, descansando su espalda en la cabecera de la cama y posteriormente estiró sus brazos hacia Jisung.
—Ven aquí.—murmuró.
Y Jisung no necesitaba que se lo dijera dos veces. Gateó de forma obediente hasta el alfa, subiéndose a su regazo y acomodándose en este. Escondió su cara en el cuello del pelirrojo y moqueó.
—Shh, está bien, no pasa nada. Aquí estoy—sobó su espalda con cariño y Jisung sintió otra vez el maldito nudo en su garganta.
—Lamento que tengas que lidiar conmigo—murmuró—solo tengo miedo, no puedo evitarlo.
—Yo no dije nada—habló el mayor—saca todo lo que debas sacar, despeja tu corazón y mente.
—Mi papá va a odiarme.—soltó—él siempre quiso que estuviera con un omega...
—¿No crees que pueda entender?—preguntó el mayor. Han negó.
—Él jamás entendería. Me echaría de ahí, ¿que harías si me rechaza cómo su hijo por ello? Yo...no quiero ser malo, no quiero perder mi hogar allá.—negó nuevamente.
—Mmh. Pues, tienes un hogar aquí.—le aseguró el mayor. Jisung se apartó para mirarlo a los ojos.
—¿Que van a decir tus padres?—preguntó el menor y MinHo le sonrió de forma tranquilizadora.
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Susurros del corazón |Minsung
FanficJisung fue criado por su padre para ser «un alfa perfecto» MinHo solo está enamorado o En un mundo renaciente, Jisung es enviado a un lugar apartado y lejos de su hogar como el guardaespaldas del hijo Omega del capitán y el futuro alfa de la manada...