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Habían pasado dos semanas desde aquel suceso, semanas bastante estresantes para Jungkook.

Su mamá le contó lo devastada que estaba su tía, él no se había atrevido a verla, no podía verla a los ojos sin pensar en lo mal que debía sentirse.

Seojun y los otros chicos fueron sentenciado a un año de prisión, al ser menores de edad, sus sentencias no era de gran duración.

Ahora las aguas se había calmado y Jungkook podía respirar tranquilo.

— ¿En qué piensas? — Le preguntó Jimin.

Jungkook volvió a la realidad, se encontraba en su habitación, Jimin estaba acostado en su pecho.

— ¿No deberías estar en tu oficina? Ayer dijiste que tenías una reunión con los demás reinos.

— Estoy mucho mejor aquí, contigo. — Hundió su cara en el cuello del omega, oliendo el aroma de Jungkook que tanto le gustaba.

El omega sonrió, nunca lo diría en voz alta, pero amaba cuando Jimin le decía cosas así, le encantaba que le dijera que le gustaba estar con él.

— Vamos, debes cumplir con tu deber.

— Mi mamá irá por mi, me dijo que pasara el día contigo. — Confesó.

— ¿En serio?

— Mjum. — Asintió.

Volvieron a quedar en silencio, Jungkook paso su mano por el cabello del alfa, llegando hasta su nuca para dar un pequeño masaje.

— Jungkook.

— ¿Si?

— ¿Alguna vez has pensado en tener hijos?

Dejo de mirar a Jimin, jamás se había detenido a pensar en eso.

Es decir, su madre siempre le dijo que cuando fuera grande y tuviese una pareja y un hogar estable podría tener hijos, eso era lo que normalmente se hacía, pero jamás pensó en ello.

— Yo... Jamás lo he pensado. — Admitió. — Pero no me desagrada del todo la idea.

— ¿Cómo del todo?

— O sea, no me desagrada tener un hijo, siempre me han gustado los bebés y sería lindo tener uno que se pareciera a ti. — Suspiró. — Pero... Me da miedo a la hora del parto.

Había escuchado muchas historias de omegas contando su experiencia de parto, y créanme, la gran mayoría no eran muy lindas.

— ¿Por qué la pregunta?

— Me puse a pensar hace unos días, sobre el futuro. — Se acostó al lado de Jungkook.

— ¿Y qué pensaste?

— Sobre que quiero casarme contigo y-

— ¿Casarte conmigo? — Repitió con sorpresa.

— Sí, aún no claramente, aunque si tú quieres podemos casarnos ahorita.

— Jimin.

— Lo que decía es que después de casarnos y disfrutar nuestros primeros años, podríamos tener unos piecitos corriendo por allí, solo digo.

— Jim.

—No te quiero obligar a nada, solo son pensamientos que tuve y-

—Jimin— Lo interrumpió— Claro que me gusta todo lo que me estás diciendo, y claro que me gustaría que se cumplieran en un futuro.

—¿Entonces sí te quieres casar conmigo?

— ¿Esto es una propuesta? — Preguntó divertido .

— Puede ser, ¿quieres algo más romántico?

— No, así está bien.— Se abalanzó besar a Jimin.

Parece que ahora tendría una divertida historia para contarle a sus cachorros .

el príncipe y el sirviente › jikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora