𝑴𝑨𝑺 𝑨𝑳𝑳𝑨 𝑫𝑬𝑳 𝑪𝑰𝑬𝑳𝑶. 𝒓𝒆𝒚 𝒃𝒂𝒍𝒅𝒖𝒊𝒏𝒐 𝑰𝑽

Capítulo III

Un nuevo comienzo.

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— Entonces, ¿asi de grande es el Palacio? — pregunto Elizabeth a una de las dos mujeres que la acompañan en aquel recorrido por el gran Palacio del rey.

— Asi es, es muy grande y posiblemente confuso, más no hay de que preocuparse, nosotras estaremos al pendiente tuyo por cualquier cosa — respondió Amanda, una mujer de no más de 40 años, la cual era muy amable y vestía muy decente, su cabello era corto y castaño, con unos ojos color miel que resaltaban su rostro algo pálido.

Cuando había despertado esta mañana habían dos mujeres en su habitación, quienes la despertaron y la hicieron tomar un baño, fue incómodo pues para aquella época era normal que otras personas hicieran ese trabajo por ti, no pensó en si así era para todos o solo para los de mayor rango, cosa que no le dio muchas vueltas, pues estaba completamente avergonzada por aquellas mujeres que no paraban de elogiar su cuerpo, ambas mujeres ya eran mayores por lo que ver el cuerpo bien cuidado de la joven Elizabeth era algo asombroso, incluso la interrogaron de que si ella era de un estatus social alto allá en sus tierras, pues para tener esa piel y cabello tan hermoso y sobre todo largo era un privilegio, la mente de Elizabeth solo podía recordar todo el dinero que había gastado antes de morir en cuidados, era fan de la limpieza y era de esperar que su rutina fuera larga, más no pensó que estaba en plena era mediaval y que el cuidado higiénico ahí no era el mejor, y esperemos que ni se de cuenta.

Amanda y Flor, quien así se llama la otra mujer de 50 años de edad con una apariencia algo más decaída, era muy amable más su cansancio era notable, su cabello era negro como el carbón y su piel era de un moreno algo claro, con unos ojos de un café algo oscuro, algo contrario a ella y un poco a Amanda. Por su lado Amanda le enseñada el lugar y Flor le explicaba que era cada lugar, era todo muy llamativo y sobre todo la ropa que le dieron, para otros era algo simple, pero para ella algo llamativo por el volumen de su vestido, pues era justo de ariba más algo más esponjoso de abajo, era extraño, pues era como el de una monja, así lo describe ella, era algo a ajustado al pecho, pues no era de su talla exactamente y con lo que utiliza una monja en la cabeza, cubriendo su cabello, el cual con anterioridad fue trenzado por Flor, para que no se saliera ni un mechón de cabello, por otro lado regresando a lo que utilizan las monjas para cubrir su cabello, velo, eso era, tenía una cruz roja, similar a la de su gorro/cofia de doctora que tenía puesto con su uniforme, un detalle especial por parte de quien lo hizo.

Nunca le pasó por su mente que Amanda había metido mano a su bolso para ver lo que había, no tomó nada, más si le fue extraño muchas de las cosas que encontró en esta, en ella su gorro/cofia de doctora.

— Bien, es hora de ir a tomar algo para desayunar, para que puedas ir con el rey y su médico personal para que te den explicaciones acerca de tu nuevo labor, ¿okay? — Elizabeth solo asintió firme ante su orden.

Durante el desayuno, no miro al rey, posiblemente no comía junto con los demás por su lepra, que deprimente, pensó, más a pesar de estar en lo cierto era que la mayoría solía comer mucho más temprano o incluso fuera del palacio, para no perder tiempo con sus labores, eran hombres y mujeres orgullosas/os de servir a Dios y al rey, quien les a dado todo lo posible para que estén bien, era un rey digno de admirar, lástima que tenía lepra, era sumamente injusto.

Por fin cuando terminó de comer se ofreció a ayudar a lavar o limpiar el comedor o incluso la cocina para no hacer el trabajo de ellos más pesados, quien fue bien recibida, todos muy amables, en especial las mujeres quienes eran más atentas que los hombres, los cuales suelen mirar mal a muchas mujeres, era deprimente el echo de que incluso en pleno 2024 siguiera existiendo el machismo; cuando se disponía a ayudar en algo más un templario la llamo.