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Así tocas a una mujer. . . Y así me tocas a mi.

Lo que Misaki le dijo minutos atrás solo incrementaron sus ganas de seguirla penetrando.

Jamás esperó estar en esta situación con alguna de sus compañeras, mucho menos con ella.

Gruñó agitado tras dar una fuerte estocada, había descubierto esa sensación exitante cuando su polla era moldeada por las paredes de Misaki.

El sudor estaba por todo su cuerpo y sólo podía concentrarse en la deliciosa calidez, deleitándose con los gemidos ahogados de su compañera.

La entendía en cierta parte, no podían hacer demasiado ruido o la señora del hospedaje podría levantarse y pillarlos en el acto.

─Mierda, te sientes, tan, tan, jodidamente bien.

Agarró con más fuerza las caderas ajenas y las guió a su propio ritmo, un ritmo apresurado y brusco.

Quien diría que su compañera más callada y con menos probabilidades de estar así con cualquier persona, estaría haciendo irónicamente lo que jamás nadie pensó que sería posible.

A palabras de Sanemi, la maldita tenía una cara que ocultaba las verdaderas cosas que podía hacer. Como soltar gemidos débiles debido al placer que él le generaba.

Sonrió ladino y alzó aún más sus caderas, disfrutando de la vista de Misaki dándole el control mientras ella apoyaba su cabeza en el futon.

En un acto de placer, agarró su cuello y le dio un leve apretón. Cerró los ojos al sentir como las paredes vaginales empezaban a apretar aún más de lo que ya lo hacían.

─Shinazugawa. . .

Escucharla llamándolo lo hizo perder los estribos. Salió de ella y le dio la vuelta mientras le plantaba un fugaz beso y volvía a entrar de una estocada.

Quería verla, quería ver como cubría sus labios mientras lloriqueaba por más, quería ver y escuchar como le daba permiso para tocarla a su manera y hacer lo que quisiera con ella.

El sonido de sus pieles chocando era intensa mientras él se dedicaba a admirarla desde arriba y memorizar cada parte de su cuerpo.

Su blanquecina piel le exigía que la mordiera y eso fue lo que hizo. Se acercó y dejó una línea de besos desde el cuello hasta llegar a la parte superior de sus senos, en donde no dudo en hacer un gran y notorio chupon.

Sin desviarse de esa área metió en su boca una de los pezones y se deleitó ante el tacto de Misaki agarrando con fuerza su cabello.

Su mano que antes reposaba a un costado de las caderas femeninas se deslizaron hasta tocar su zona íntima. Su dedo jugueteo entre la bizcosidad de los fluidos hasta finalmente mover en círculos aquel botón sensible en su compañera.

─Justo ahí─ gimió ella al sentir ese punto placentero junto a un cosquilleo.

Sanemi sintió que casi se corría cuando las uñas de Misaki fueron a parar a su espalda, enterrandolas con fuerza mientras arqueaba su cuerpo en busca de más.

Por instinto busco sus labios y la beso con necesidad, asegurándose de que ella no fuese a olvidar la sensación de su lengua jugueteando con la suya.

─Mierda. . . Abre más esas bonitas piernas para mi ¿Sí?

Su advertencia fue captada de inmediato y Misaki no dudo en darle más acceso en su intimidad. Él aprovecho aquello y tomó una de sus piernas hasta subirla a su hombro.

Fue tan profundo como pudo, dando en el punto exacto una y otra vez, viendo como su miembro entraba y salía con rudeza mientras veía de reojo como los senos contrarios saltaban ante sus movimientos.

deseo | Sanemi Shinazugawa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora