Mi nombre es _____ O'hara, mhm, la mismísima esposa del fundador de la asociación de spiders más grande del universo. Esta es nuestra nueva historia, ¿les da curiosidad? Déjenme actualizarlos rapidísimo.
Después de todo lo que hemos pasado, uno pens...
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Un placer volver! Espero les guste, esto solo es el intro guapísimos. Y por favor, no olviden por nada del mundo, leer con la canción de fondo. Son elegidas especialmente para el capítulo, vale la pena c;
Narra Miguel
-¿Tan rápido estás temblando preciosa? -esta palpitando al rededor de mi pene y sus fluidos están comenzando a ensuciar mis muslos, no llevamos si quiera diez minutos y ya está por el segundo orgasmo, de no ser por el autocontrol que me cargo ya me habría venido al mismo tiempo que ella. Y carajo, cada vez me es más difícil concentrarme en no venirme desde que dejamos de envejecer (lo cual parece reafirmar los rumores de que somos vampiros aunque no lo seamos), se ha vuelto más maldita sexy con el tiempo, su calor, su piel y toda ella están llevándome al borde de la locura. El tiempo ha pasado como un maldito reloj de arena deteniéndose en nosotros y no hay día que no desee cogerme a estar mujer como si fuera la primera vez.
-Esto es... es tu ... culpa -gime
-¿Ah si? ¿Eso crees? -la embisto una vez más, tenerla bajo mío me fascina, me encanta envolverla con mi cuerpo y poner sus manos sobre su cabeza, no la dejo moverse, la expectación hace que apriete más al rededor mío. El sexo matutino en nuestro propio hogar logra que mis días tengan jodido sentido.
-¿Cuantos orgasmos quieres hoy, mi amor?
-Cu... ¿cuantos? -gime, se por su expresión que mi pregunta la tomó por sorpresa
Suelto una de sus manos para que pueda tirar de mi cabello y bajo mi toque a sus muslos, le doy un fuerte golpe que hace que la palma de mi mano escueza, el sentimiento hace que me pene se hinche dos pulgadas más.
Joder, ¿acaso eso es posible?
-¡Ay! -gime
-Te pregunté algo, preciosa
Deberías saber que no soy nada... nada paciente
-No... no sé, no sé
¿El placer no te deja pensar?
Embisto una vez más, dos, tres. Sus pezones quedan frente mío y la luz del amanecer que entra por el ventanal los ilumina, su piel se vuelve dorada y húmeda después de pasar mis colmillos sobre estos, dios, juro que si se pudiera me la comería de pies a cabeza, todos los días. De no ser por los putos anticonceptivos ya tendríamos una maldita escuela llena de niños súper que me odiarían por tener tantos hermanos, y ganas de hacérselos no me faltan.
Le doy otra nalgada
El sonido del golpe hace mis garras salir, me siento como un animal, hambriento de ella.
