parte 7

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Probablemente sea una mala idea. Sin embargo, en lugar de darse la vuelta y marcharse, Kabru llama a la puerta.

La puerta se abre casi de inmediato y Kabru se encuentra cara a cara con Laios que lleva pantalones deportivos de aspecto suave y una camiseta gastada, con los pies descalzos contra el suelo de madera, El cuello redondo de la camiseta se ha estirado y Kabru vislumbra tentadoramente la clavícula de Laios. —¡Estás aquí!— exclama Laios. Le sonríe, y Kabru se da cuenta de que venir definitivamente fue una mala idea.

—Hola, Gracias— responde Kabru, y entra con cuidado al apartamento.

—Lo siento, no hay mucho espacio—, dice Laios navegando entre una canasta y un par de botas. Kabru se quita los zapatos, pero luego duda en la entrada sin saber adónde ir.

El apartamento es más pequeño de lo que esperaba. Es una habitación y apenas se necesitan dos pasos para ir desde la puerta hasta la cama de Laios. La habitación está dividida un poco por la estantería al pie de la cama de Laios, y hay una cómoda corta que le da al espacio de Laios un poco de privacidad desde la entrada, pero todavía está a la vista desde la puerta, y brevemente Kabru se pregunta si la gente que pasa por el pasillo puede oír a Laios mientras graba sus vídeos o cuando se prepara para ellos.

Una mirada al otro lado de la habitación revela un pequeño escritorio y una mesa, algunas estanterías más bajas y otra cama, y antes de que pueda pensarlo mejor, Kabru pregunta —¿Tienes un compañero de cuarto?—

—Mi hermana —responde Laios.

Kabru se queda mirando. No se imagina tener que guardar una colección entera de juguetes sexuales monstruosos en una habitación que comparte con un hermano, y mucho menos filmar reseñas de ellos en el mismo espacio.

—Pero en realidad ya no vive aquí—continúa Laios, lo que Kabru supone que es… mejor —Pasa la mayor parte del tiempo en casa de su novia— Laios mira a Kabru de una manera que Kabru no está del todo seguro de cómo interpretar y añade —Hoy no estará en casa—.

Si Laios fuera otra persona, Kabru pensaría que le están haciendo una proposición.

Afortunadamente, ahora entiende cómo trabaja Laios, por lo que sonríe y dice —¿Puedo ver tu colección entonces?—

El rostro de Laios se ilumina y pregunta —¿Qué quieres ver primero?—

Antes de que Kabru pueda decir "Sorpréndeme" en lugar de "Realmente no me importa" , Laios abre un cajón y revela más juguetes sexuales de los que Kabru ha visto jamás juntos fuera de una sexshop. Pensó que estaba preparado para ello, pero algo en ver una pila de tentáculos de silicona y pollas de formas grotescas le hace casi estallar en un sudor frío.

Laios mira a Kabru y la sonrisa desaparece de su rostro.

—Lo siento— dice Laios con una risita incómoda —Quizá no deberíamos...—

Comienza a cerrar el cajón, pero Kabru lo detiene poniendo una mano en su brazo.

—No— responde Kabru, con más confianza de la que siente. El corazón le late fuerte en el pecho, pero no de emoción —Quiero ver—Hace una pausa y añade —Pero quizá sea mejor empezar con algo más normal—.

Laios parece querer preguntar qué significa “normal”, pero en lugar de eso asiente y dice —Puedes sentarte mientras busco algo—.

Kabru mira la cama y luego la silla de madera al otro lado de la habitación.

Él arrastra la silla.

Después de unos minutos de hurgar en el cajón, Laios hace un ruido triunfal y saca un juguete grande de color rojo oscuro. Se lo entrega a Kabru y dice —Todavía no he reseñado este—.

Modelos Precisos (Labru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora