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Se despertó sintiéndose malhumorado y cansado. Fue al baño y miró en el espejo su piel inusualmente reseca y sus ojos inyectados en sangre. Esto no funcionaría. Se suponía que era un chico de unos veinte años, y los chicos de veinte no se veían así después de una mala noche de sueño.

Una ducha tibia y su humectante para la piel lo ayudaron a sentirse humano de nuevo. Se habría sentido aún mejor si hubiese podido usar su gel para el cabello y vestir su ropa usual en lugar de las camisetas y los jeans que usaba Taemin. Pero podría soportar la falta de estilo durante una semana, ya que le estaban pagando generosamente por ello. Serían los 180.000 dólares más fáciles que jamás hubiera ganado.

Los penetrantes ojos azules destellaron al frente de su mente, pero apartó el pensamiento. No le tenía miedo a ese hombre, sin importar cuán interesante y peligroso fuera.  ¿Y qué si Jimin lo había visto anoche? Ver a un hombre recibir una mamada no era un crimen, supuso. Espeluznante y algo vergonzoso, claro, pero apenas sospechoso. Probablemente este ya lo hubiese olvidado y el debería hacer lo mismo. Mantendría un perfil bajo durante una semana, ayudaría a Choi a descubrir quién lo estaba atacando si era posible y luego recibiría su cheque de pago. Fácil.

Sintiéndose más tranquilo, se vistió con una camiseta gris claro que acentuo el tono pálido de su piel, antes de ponerse un par de jeans negros y botas cargo. 

La casa estaba ruidosa esta mañana.

Confundió un poco a Yoongi, ya que la boda no era hasta mañana según tenía entendido. Entonces recordó que se suponía que las damas de la familia llegarían hoy de Milán.

Poniendo su expresión más amistosa, se dirigió hacia el sonido de las voces, en la sala de estar. Minho estaba sentado en el gran sillón junto a las ventanas abiertas y tenía dos niñas en su regazo. Estaba rodeado por un grupo de mujeres sonrientes que le hablaban animadamente en italiano. Yoongi miró a su jefe normalmente formidable e inaccesible, preguntándose si se había despertado en una realidad alternativa.

Un lado de su cara hormigueó con conciencia, y se puso rígido, sintiendo los ojos de alguien sobre él.

Volvió la cabeza y encontró a Jimin recostado en el sofá en el rincón más alejado de la habitación, tan lejos de su primo y las mujeres como fuese posible.

Los ojos de este se encontraron con los suyos, y Yoongi esperó no estar sonrojándose.  No era realmente del tipo que se sonrojaba, supuso, pero su rostro de repente se sintió incómodamente cálido al recordar la noche anterior.

Jimin inclinó ligeramente la cabeza y miró el asiento a su lado. Una orden silenciosa.

Consideró negarse o fingir no entender. Ese gesto le molestó un poco, la verdad sea dicha. Él no era un... un subordinado al que dar órdenes. 

Pero su curiosidad ganó.

Se dirigió hacia este y se sentó a su lado con aire de indiferencia, como si no fuera muy consciente de a quien tenía a su lado. —Hola —saludo, sin mirarlo.— Hermosa mañana, ¿No crees?

Jimin lo miró por un momento. —¿Por qué no dormiste en la habitación de Minho?

Está bien. Aparentemente no estaban teniendo una charla casual mañanera.

Yoongi levantó las cejas y puso una mirada ligeramente divertida. —Me sorprende que hayas encontrado tiempo entre follar con esa pelirroja y espiar los arreglos de dormitorio de tu familia.

Si él mismo mencionaba el incidente de la noche anterior, Jimin no sería capaz de intimidarlo, supuso. —¿Qué te hace pensar que estoy espiando a mi familia?

Yoongi sonrió con sarcasmo. —Por favor. Anoche estabas disfrutando de tenerlos a todos temblando en sus botas. ¿Qué le hiciste a Andrea para que tuvieran tanto miedo?

𝙄𝙉𝙎𝙀𝙉𝙎𝙄𝘽𝙇𝙀 - JimsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora