Epílogo

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Un año después

Yoongi abrazó a su hermana con fuerza.

—¡Déjame mirarte! —Solji dijo, tirando hacia atrás y sonriendo. — ¡Te ves bronceado!

—Resultados de vivir en Sicilia.. —contestó Yoongi, encogiéndose de hombros.

—¿Dónde está tu peor mitad? —pregunto ella, estirando el cuello, como si esperara que Jimin se escondiera detrás de él.

—Estará aquí pronto. — puso los ojos en blanco. — Está comprando vino para papá. El vino que trajimos se rompió en el tránsito.

—Ouch. — respondió ella, tomándolo del brazo y caminando hacia la casa. — Los niños estarán muy felices de verte. Te extrañaron. Todos lo hicimos.

—Yo también los extrañé. — dijo en voz baja, mirando la casa de sus padres decorada festivamente para Navidad. —Lamento que nos perdiéramos la cena de Navidad, pero Jimin tiene una gran familia y tuvimos que pasarla con ellos.

Estrictamente hablando, no tenían que pasarla con la familia del rubio, pero Yoongi había insistido. Lo había estado convenciendo gradualmente para que actuara de manera más amigable con el clan en lugar de gobernarlos con miedo. Fue lento, pero estaba satisfecho con el progreso hasta el momento. Ya habían algunos parientes a los que legítimamente podía llamar amigos y que no se aterraban cada vez que Jimin fruncía el ceño.

—Lo entiendo… —asintió su hermana. — ¿Cómo está el negocio?

—Bien. —dijo corto. De hecho, al estudio de desarrollo de juegos que había fundado en Italia le estaba yendo demasiado bien. Tan bien que Yoongi tuvo la ligera sospecha de que Jimin estaba ayudando a que despegara, a pesar de que lo había negado.

—¿Qué pasa con tu vida personal? 

Yoongi se encontró sonriendo. —Excelente. Estamos genial.

Estaban genial. Más que genial. No es que ellos no tuvieran desacuerdos o peleas; lo hacían. Ambos eran testarudos y demasiado apegados a sus propias ideologías como para no enfrentarse de vez en cuando, especialmente cuando se trataba de la sobreprotección del rubio. Pero lo bueno superaba con creces lo malo, y Jimin era muy dulce y considerado después de sus peleas. Sin mencionar que el sexo de reconciliación era increíble.

Para ser justos, todo el sexo con el era increíble.

—¿Mamá va a estar bien con Jimin? —pregunto a su hermana, cambiando de tema antes de que su cuerpo pudiera reaccionar a esos pensamientos.

Ella le apretó el brazo. —Va a estar bien, no te preocupes por eso. Cualquier duda que tuviera sobre tu mafioso italiano no es nada comparado con el hecho de que recuperó a Tae. En este momento, Jimin es probablemente su persona favorita en el mundo.

Yoongi sonrió.

—Lo sé. Todavía no puedo creer que lo haya encontrado.

Había sido una gran sorpresa para él como lo había sido para sus padres. Jimin se había mantenido en silencio sobre su búsqueda del hermano desaparecido de Yoongi hasta que lo encontró en Dubai. Había sido tan feliz cuando lo vio después de tanto tiempo, por supuesto, hasta que se enteró del destino de Tae. Había estado viviendo en la casa de un jeque rico. Sabía que el tráfico sexual podría ser la razón de la desaparición de su hermano. La apariencia de este podría haber atraído la atención equivocada.

Pero sospechar algo y saberlo con certeza eran dos cosas diferentes.

—¿Cómo está él? —pregunto.

Solji se encogió de hombros y su expresión se volvió más sombría. —Pone una cara feliz, pero puedo sentir que algo está mal. No creo que esté tan feliz de ser salvado como pretende estarlo.

Yoongi frunció el ceño. —Probablemente sólo necesite tiempo.

—No lo sé..—dudo ella.— Ya han pasado meses. No mejora y todavía se niega a hablar o presentar cargos contra ese hombre. Afirma que no pasó nada, pero me resulta difícil de creer. Quizá sea algún maldito Síndrome de Estocolmo.

—Sí…—respondió inatento, su atención ya se estaba desviando cuando el auto de Jimin se detuvo en el camino de entrada.

—Tu hombre ciertamente viaja con estilo.. —afirmó ella, silbando. — Bendito auto. Aunque podría haberlo hecho sin docenas de guardaespaldas en el jardín delantero. Arruinan la vista.

Yoongi rió distraídamente, viendo a “Su hombre” salir del vehículo.

—Uno podría pensar que no lo has visto en días en lugar de media hora.. —rió ella, burlonamente. — Jesús, tus ojos de corazón son vergonzosos para un hombre adulto.

—Estás celosa. —rodó los ojos.

—Lo estoy..—admitió con una sonrisa. — Ojalá Woo me hiciera mirarlo así.

El sintió que su rostro se calentaba. Odiaba ser tan obvio, pero nunca podía controlar sus expresiones cuando se trataba de Park Jimin. Y la verdad sea dicha, no se esforzó mucho. Sabía que al hombre le encantaba el afecto y la adoración. Lo absorbía con avidez, sin importar que lo negara.

Así que no se contenía. El mayor se merecía todo el amor del mundo.

—Solji. —saludo Jimin, dándole un beso en la mejilla.

Yoongi le sonrió con orgullo. Hace un año, el nunca habría hecho tal cosa.

Agarró su mano tan pronto como su hermana lo soltó y entrelazó sus dedos. —Bien hecho —susurró, besándolo en la mejilla e inhalando su aroma masculino.

El le arqueó una ceja. —Puedo fingir ser normal, ya sabes.

Yoongi lo fulminó con la mirada, acariciando suavemente la solapa de su abrigo. —Eres normal. — protestó, lanzándose hacia adelante para robar un beso.— Justo de la forma que eres. Fingir ser cortés no te hace normal, sólo te hace parecer menos distante, que es nuestro objetivo.

—Sí, sí, señor. —contesto el rubio, con una sonrisa irónica y desgarradora, y Yoongi sólo tenía que robarle otro beso. Y luego otro. Mmmm.

—Te amo. —murmuró contra sus labios.

Jimin lo acercó más y susurró. —Yo también te amo. 

Todavía había cierta vacilación en su voz cuando lo decía, como si se estuviera saliendo con la suya cada vez que decía esas palabras, como si no pudiera merecer amar y ser amado.

Y Yoongi lo abrazó mas fuerte y lo besó más profundo, con su corazón tan lleno de adoración y amor que casi se estaba ahogando con él.

—¡Jesús, Yoon, busca una habitación!

Sonriendo tímidamente, se apartó y miró a Jimin, quien ni siquiera miró a su hermana. Sus ojos sólo estaban en él, suaves y vidriosos por el deseo.

Dios, lo amaba.

Sosteniendo su mejilla, Yoongi le robó otro beso rápido, antes de dirigirse a la casa de sus padres, de la mano del hombre que amaba.

𝙄𝙉𝙎𝙀𝙉𝙎𝙄𝘽𝙇𝙀 - JimsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora