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La rubia de mechas, su tierno hijo y ella habían terminado de cenar.
Ella se estaba encargando de lavar los platos, mientras que Mary le leía un cuento a Stanley.. Richardson terminaba su turno a las 5 de la mañana.
A todo eso, Jane lavaba los platos tranquilamente, mientras cantaba "Fazzini & Franky Style" de Crazy en voz baja, a veces lo tarareaba.
Entraba Mary a la habitación y se acercó a la pelinegra.
—— ¿Quieres que termine de lavar yo? —— Preguntó cálidamente la rubia, llamando la atención de la pelinegra.
—— No, Mary... Tranquila yo termino de lavar todo. Usted podría irse a dormir, yo termino de lavar y haré lo mismo —— Respondió armoniosa.
—— ¿Segura, solecito? —— Inquirió nuevamente.
—— ¡Claro, no hay problema, Mary! Ten buenas noches —— Aclaró la pelinegra.
—— Entonces... Buenas noches, Solecito... Duerma bien —— Se despidió igualmente.
Volvía a lavar los platos. Ya era tarde, pero los platos tenían que estar limpios, mañana también tenían que comer.
Mientras revolvía lentamente la sopa en la olla, no podía evitar la sensación de que unos ojos ocultos en la penumbra de la ventana detrás suyo seguían cada uno de sus movimientos. Comenzaba a incomodarse. El frío del viento que entraba gracias a la ventana abierta no era lo único que le erizaba la piel; sentía la presencia inquisitiva de la que ella creía que era esa persona que hacía aumentar su incomodidad.
Finalmente termino de lavar el último tenedor para darse vuelta y mirar la ventana, lentamente iba caminando hacia la ventana... Esos pasos duraban una eternidad en esos momentos. Al acercarse lo máximo que podía se fijo y no había nada o mejor dicho, nadie... Solamente había una hoja que estaba manchada con un tono carmesí y con letras de caligrafía desordenada.. Al leer lo que se había escrito allí, en su cuerpo se hizo presente el sudor frío. En su mente había un tornado de emociones, no sabía si era el nerviosismo o el miedo los que estaban tomando control, pero su mente estaba nublada... Ni siquiera sabe si es para ella o para quién, tampoco sabe quién o que dejó esto aquí,
Eso decía la hoja coloreada por el color carmesí de algún cuerpo inocente.
Su mente dejo de estar en blanco y lo primero que hizo fue cerrar la ventana con sus manos temblando... Que situación más tensa. Terminando, dió pasos silenciosos hacia atrás no podía dejar de ver la hoja que aún estaba entre sus dedos..
