Ni-ki y Heeseung se enteran de que serán padres de un pequeño cachorrito juntos, justo cuando habían terminado...
- Omegaverse
-Heeseung-alfa
-Ni-ki-omega
-Sunoo-cachorrito
- Alteración en las edades
- Apariencia actual
- Leve mención de otras parej...
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Para cuando ya les habían dado el acta a Ni-ki fue junto a su cachorro a vivir con su alfa.
Era el lugar ideal para que Sunwoo creciera cómodo y en familia.
Sentían que siempre iban a estar en deuda con Jungwon. Después de todo... Gracias a él tenían a su bebé con ellos.
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Ahora estaba muy tranquilo amamantando al pequeño retoñito que lo miraba con ojitos de amor.
- Pequeño alfita, ¿estás tratando de robarme a tu mami? - Heeseung pellizcó uno de sus cachetitos.
- Es un posesivo. Creo que no le gusta compartirme - Ni-ki sonrió acariciando la carita del gordito que sólo ronroneó. - ¿No te gusta que papi me tenga? -
El bebé sólo siguió comiendo entre gruñiditos que soltaba cada que miraba a su papá.
- ¿Qué le pasa a esta bolita de grasa y cara bonita? - Lee preguntó divertido. - Sólo porque es un pequeño alfa consentido se cree que va a robarse toda la atención de mi omega -
- No seas infantil, Ethan. Sunoo sólo es un bebito que quiere mucho a su mami, ¿verdad, Noono? -
Ni-ki no podía parar de mimarlo. Amaba mucho a su cachorrito.
Heeseung se sentó detrás suyo y recostó a Ni-ki en su pecho, para que este descansara su espalda mientras le daba de comer al bebé.
- Los amo mucho - Heeseung le acarició el cabello al omega.
-Nosotros también te amamos, alfa -
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Tiempo después un pequeño Sunwoo - de 9 meses - en pañales, estaba quedándose dormido sentado en la alfombra acolchadita de la sala, - rodeado de juguetitos - un peluche de zanahoria en su manita derecha, el cual le había regalado su tío Jake; mientras miraba de reojo Pocoyo en la tele.
Ni-ki en la cocina preparaba la cena, mirando a cada rato al pequeño, vigilando que no estuviese haciendo alguna travesura.
El sonido de la puerta hizo al cachorro espabilarse un poco. Y cuando el aroma característico de su padre llegó a su naricita sonrió y entre balbuceos gateó hasta sus zapatos.
- Oh... Buenas noches, Noono - lo alzó en sus brazos sintiendo al pequeñito acurrucándose en su pecho.
Sonrió y dejó un tierno beso la negra cabellera del cachorro, caminando con cuidado de no pisar algún juguetito en el camino, hasta llegar a la cocina donde encontró a su precioso omega con su linda sonrisa.
- Bebé - saludó caminando hacia él.
Se inclinó para recibir un dulce beso en los labios y sonrió a gusto. Amaba llegar del trabajo, luego de un estresante día y ser recibido con tanto cariño.
- ¿Qué tal el trabajo, alfa? -
- Despedí a un par de incompetentes, pero fuera de ahí, todo normal - le robó otro piquito.
- Deja de ser tan duro con ellos. Son novatos, mi amor, es normal que cometan errores. Dales otra oportunidad - pidió a la vez que dejaba un par de caricias en la mejilla del cachorro que se quedó dormido entre los brazos de su padre.
- Vale; prometo ser un poco más suave. Reconsideraré la idea de contratarlos otra vez, pero sólo porque tú me lo estás pidiendo. -
Ni-ki sonrió a gusto. Amaba tener tanto poder sobre su alfa.
Besó un rato más los labios del hombre y se separó cuando escuchó el suspiro que escapó de la pequeña boquita de su bebé.
- Le encanta la combinación de nuestros aromas - Ethan comentó mirando al bultito escondido en su pecho.
Ni-ki asintió con una sutil sonrisa y luego habló otra vez.
- La cena ya está lista. Puedes tomar una ducha en lo que yo preparo a Sunoo para acostarlo a dormir. Ya son las 8:15 pm. Últimamente anda muy malcriado durmiéndose tarde y luego al día siguiente se anda quedando dormido en todas partes- sin más tomó a su pequeño hijo.
- Es un bebé, mi amor. Es normal que sea así de malcriado y consentido. Además, tiene que. Su madre es igual - se burló yéndose rumbo al pasillo.
- Yah... Alfa, no digas esas cosas sobre mí. Desde que nació Noono he dejado de ser así - alsó un poco la voz para que le escuchara.
- Eso te crees tú. Sigues siendo un bebé malcriado y consentido al igual que él -
Al omega no le quedó más que aceptarlo con una sonrisa. Poco después arrullando al cachorrito que ronroneó a gusto.
FIN.
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