Capítulo 1: Luna Nueva

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Es mi segundo día en el instituto San José de la Soledad, un recinto bastante hostil, en el que los profesores y alumnos ni siquiera parecen ser humanos.

Sus miradas están perdidas al encontrarse conmigo, pocos de ellos se atreven a expresar algún sentimiento, es como si fuesen cuerpos vacíos, sin almas.

Este pueblo tiene algo muy extraño.

Sigo caminando, con la uniformidad obligatoria del lugar, calcetines negros hasta las rodillas, falda de pliegues igualmente negra, chaqueta del mismo color y camisa blanca. Un lazo amarrado en mi cuello bajo las solapas de esta.

Mi pelo recogido en una coleta alta.

Entro en el aula sintiendo como alguna que otra mirada me inspecciona rápidamente para volver a lo suyo, no tiene nada que ver con mi antiguo instituto, en el que a estas horas todo es un jaleo de alumnos alborotados y profesores enfadados.

Me siento en la última silla del final de la clase, en la esquina de la derecha, donde mismo me senté ayer.

Decido sacar la libreta para comenzar a terminar mi trabajo, ya que he sido incapaz de acabar en casa, pues ''esa cosa'' que me acecha, me tiene intranquila.

¿Será un demonio que viene a castigarme por lo que hice?

Trago saliva, esas cosas no existen. Los demonios son las personas que hacen cosas malas, aquí en la Tierra.

Ahora que estoy alejada de la soledad de mi habitación y la oscuridad que me ofrece esa siniestra ventana, lo veo todo con más claridad, pudiendo acabar el maldito trabajo a tiempo.

-Bien- Murmuro para mis adentros, colocando el bolígrafo dentro del estuche.

Un alumno que está sentado delante de mí, de rostropálido y ojeroso, mira hacia atrás, sus ojos se encuentran con los míos, tieneel cabello desordenado, como si peinarse no fuese una

de sus tareas diarias, no soy capaz de hacer ningún gesto, tan solo le miro hasta que se cansa y vuelve a poner la vista en la pizarra.

Así de raros, son todos

Desde la lejanía del bosque que rodea el instituto, se oyen animales gemir y aullar, aún no ha terminado de salir el sol.

Es como si quisieran avisar de que algo maligno está cerca.

La puerta del aula se abre, la tensión se hace más palpable entre los alumnos y si antes se oía algún que otro susurro, ahora el silencio es sepulcral, propio de un velatorio.

Nos toca Ciencias Sociales a primera hora.

Es la asignatura que más me gusta, por tanto, me animo un poco.

Un hombre de unos treinta años entra con un aire de superioridad que eclipsa toda autoestima ajena, por muy alta que sea

Su barbilla cubierta por una fina capa de barba se mantiene alta, sus ojos fijos en cada uno de nuestros rostros, negros como la oscuridad que rodea este misterioso pueblo, de un cabello rubio claro, propio de un ángel.

Creo que es uno de los hombres más guapos que he visto en mi vida.

Cuando su mirada se posa sobre mí, siento vergüenza.

-Sara Sánchez. - No es una pregunta, es una afirmación, que no espera que confirme. -Bienvenida.

Asiento, mis labios se curvan en una sonrisa, la oscuridad de sus ojos se intensifica, como si sonreír fuese un pecado.

Borro cualquier emoción de mi rostro, rápidamente, tratando de parecer tan inerte como el resto de los alumnos.

Ahora es él quien muestra satisfacción.

ÁNGEL CAÍDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora