VI

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Exámenes finales. Literalmente el miedo de todo estudiante. La incertidumbre de que unos simples números definen tu futuro es abrumador, intrigante y frustrant,e ya que si no aprueban los exámenes y tienes la mínima equivocación, todo vale mondá.

En estos momentos estoy en el salón de clase haciendo el examen final para probar qué tanto he aprendido de mi carrera soy buena para memorizar así que no es tan difícil pero los nervios pueden arruinar incluso el más valiente. Encierro la respuesta en la casilla y entrego el examen. Ojalá me vaya bien. Ya que la clase terminó voy a llamar a mis amigas para encontrarnos en un lugar, así que me dispongo a llamar a Mackenzie y Rose.

—¿Aló?—contesta Mackenzie—.

—¿Aló?—habla Rose unos segundos después—.

—Hola—las saludé feliz—.

—Ey ¿Como te fue en el examen?—pregunta Rose—.

—Eeeh no sé—contesté insegura—.

—¿Como que no sabes? ¿¡Como que no sabes!?—exclama Mackenzie—.

—Ya, ya, bueno, me fue bien creo.

—Asi e' que e' mama—dice Mack—.

—Aja ¿Y estaba difícil?—vuelve a preguntar Rose—.

—Mmm... Pues no, solo era cuestión de recordar—veo que el bus viene, alzo mi mano para detener el bus, lo detengo, me subo pago mi pasaje y me siento. 

—Uuu Pacho,A pa' eso eres buena—dice Rose—.

—Asi como se te hace fácil recordar a tu ex—habla Mack—.

Me sonrojo de vergüenza y tartamudeo.

—O-oye que mala eres. Eso era un simple capricho así que deja el viaje tuyo.

—Buenas—escucho la voz de Paola en la llamada—.

—Uy mi reina caíste como milagro del cielo—le dije graciosa—.

—Obvio mi amor—me siguió la corriente—.

—Bueni entonces nos vemos en el parque de la 72 dale—comenta Mack—.

—Dale, y bueno chao que si me atracan no me van a pagar el celular o si—dije—.

—Ni mamando gallo haremos eso—dice paola—

—Chao—decimos todas en unísono y colgamos—.


Mis amigas. qué caso, las conozco desde siempre y me sorprende como las he aguantado tantos años. 

me pregunto cómo estará Terrant.

Últimamente he estado pensando demasiado en el. Puedo sentir tu calor, sus manos suaves y sus brazos cálidos, recordar su sonrisa hace que suspire cada 3 segundos, no tengo la menor idea de que me pasas algo una cosa. Me estoy enamorando perdidamente de Terrant Harrison. 

 Suspiro, frustrada, ¿cómo me puedo enamorar de alguien que apenas conozco? Debería tener cuidado, pero sé que con él no podría pasarme nada. Confío ciegamente en él y en serio quiero intentar algo con ese chico, aún así esperaré a confesar mis sentimientos. Sería fantástico que sintiera lo mismo por mí. Paso el resto del camino divagando, pensando en lo que Terrant me hace sentir, todo lo que provoca dentro de mí oficialmente. me perdieron 

Ya cerca del parque me bajo del bus y camino un par de calles hasta el parque donde van llegando mis amigas.


—¿Quiubo pelás?—las saludo alegre—. 

Entre todas nos abrazamos y nos besamos el cachete de lado.

—¿Como están?—pregunté—.

—Bien niña, aquí existiendo. 

—Me alegro, ¿y cuénteme que han echo?


 Y así pasamos el día hablando de todos los días que no nos hemos visto. Almorzamos y seguimos chismeando criticando a la gente que pasa por ahí y un rato después nos vamos por un helado y así llega la tarde.

—Estaba rico tu helado—habla Rose—. 

—Te lo comiste todo hija de la gran put-

—Paola te compré otro ya deja de hablar mondá—le dije—.

—Ay y ese lenguaje de albañiles de ustedes que ve—habla Mackenzie—.

—¡Anda tengo que ir a mi casa a hablar con teeeeee—alargo la palabra para que no se den cuenta—. Teeetera—dije nerviosa—.

Ellas me miran raro y empiezan a gritar

—¿Quien es?—preginta Rose—.

—¿Como se llama?—habla Mackenzie—.

—¿Es moreno? ¿En qué trabaja?—interroga Paola—.

—¡YA!—Les digo ya harta de tanta preguntadera—. Se llama Terrant, no es moreno, es doctor y es un amigo y me gusta okey, ya. Listo. Y chao que me tengo que ir—me despido rápidamente y cogo otro bus de rapidez—.

—¡Chao!—se despiden con la mano—. 

Bueno, otro viaje en bus.


[...]


Abro la puerta de mi casa y el primero que me recibe es mi perro Marcus.

Marcus ladra moviendo la cola, saludo con una sonrisa mientras acaricio su cabeza.

—Hola mi negro ¿Como ta' la cosita ma' linda dr la mamá?—hablé con voz chiquita—.

—Hola mi amor, ¿como te fue?—pregunta mi mamá recibiendome—.

—Bien, el examen no estaba tan difícil.

—Que bueno, llegaste justico pal' almuerzo.

—Ay sabroso, hágale pelá

—Ahí fué.

Mi mamá me sirve la comida y la devoró como si no hubiera un mañana. Cuando termino me voy al patio, y me siento en la mesita debajo del palo e' mango. Desbloqueo mi celular y me dan unas ganas inmensas de escribirle a Terrant. Abro WhatsApp y le escribo un "hola, ¿como estas?"

Me contesta al instante. 

El: Muy bien gracias, ¿Y tu?

Yo:Bien gracias a Dios. 

Yo: Muriéndome de ganas por hablar contigo—escribí sin pensar—.

Me sonrojo y me llevo la mano a la frente cuando me doy cuenta de lo que escribí.

El: Que coincidencia, yo siempre tengo ganas de hablar contigo.

Sonrío como estúpida por su mensaje.

Yo¿Quieres salir conmigo? No se, tal vez a un campo muy bonito por aquí, si quieres mañana a las 4 pa' que veas el atardecer bien bonito.

El:Me encantaría. Te recogeré un poco más temprano para irnos juntos.

Yo: Está bien. 

El: Me encanta verte.

Yo:A mi también me encanta verte.

El: Es que eres tan bella como ninguna.

Dios, suena cursi pero mi mente solo piensa en el, mi corazón se acelera locamente solo por el

Yo:Te quiero.

¡Carajo! ¡Mandé el mensaje sin querer!

Tarda unos segundos en responder pero al fin me manda un mensaje.

—Yo también te quiero.


Un pequeño chillido de emoción sale de mi boca mientras me balanceo feliz en la mesedora y le doy un corazón a su mensaje.

Yo:Bueno te veo mañana.

El:Te veo mañana. Adiós cora.

Yo: Adiós Terrant.


Volver a tiWhere stories live. Discover now