Mi Abuela, La Reina de Inglaterra

83 13 0
                                    

⁅ *< • >* ⁆

El carruaje majestuoso mantuvo caliente a Harry, que veía encantado todos los copos de nieve caer por la ventana. Ciel a su lado sonreía completamente feliz, mientras lo sostenía por el brazo para que no resbalase. El paisaje rápidamente cambió a la nevada ciudad y Sebastián condujo un par de metros más, cuando llegaron a una tienda de sillas.

S: ¿Listo? -preguntó preparado para cargarlo- 

H: ¡Sí! -contestó con confianza y dejó que lo cargaran- ¡Vamos!

C: Ese es el espíritu. -sonrió de lado, moviendo ligeramente su cabeza- ¡Madame Red! ¿Está usted?

M. Red: ¡Ciel! Que gusto! -exclamó la reencarnación de la original Madame Red- ¿Qué te trae por aquí?

C: Vengo por una silla de ruedas. -pidió, con una sonrisa socarrona- Es para mi hijo.

H: Ese sería yo, por favor. -aclaró desde los brazos de Sebastián-

M. Red: Claro que si querido. -sonrió ella, guiándolos en la estancia- Aquí hay todos los modelos posibles.

Pasaron horas revisando sillas, pero ninguna se veía lo suficientemente bonita como para llamar la atención de Harry, al menos hasta que notó la replica de la silla de ruedas de la Emperatriz Austria Elisabeth Christina Braunschweig Wolfenbüttel. 

Madame Red tenía el cabello rojo fuego y unos ojos maravillosos del mismo tono de rojo. Usaba un vestido color vino, y un sombrero precioso. Mientras daban la vuelta por la parte más cara de la tienda, vió la silla.

H: Esa silla es hermosa, ¿Es una réplica original? -preguntó mientras señalaba la silla-

⁅ *< • >* ⁆

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

⁅ *< • >* ⁆

M. Red: ¿Eh? Oh, si, es una réplica completamente original. -dijo, bajando la silla de su lugar- ¿Quieres probarla?

H: Em... -se abrazó un poco más fuerte a Sebastián-

C: No te preocupes, si no te gusta no la compraremos. -lo consoló, dándole un apretón en el hombro- 

H: Está bien, quiero probarla. -dijo finalmente, con una sonrisa nerviosa-

Se sentó en la silla, y de inmediato supo que era la indicada para él. Se sentía cómodo, seguro y elegante, sus zapatos descansaban a la perfección y estaba tan acolchonada que se sentía en las nubes. Las perlitas a su alrededor, incrustadas en la tela le daban un brillo especial. 

Sabía que una silla no lo haría más lindo, pero le daba un poco más de confianza tener una silla bonita que se ajustara a él.

H: Me encanta, es perfecta. -sonrió cegadoramente-

M. Red: Me alegra que te guste, querido. -respondió feliz- ¿Quieres llevártela?

H: ¡Por favor! -pidió sonriente- 

C: Ok, te llevaré. -dijo empujando la parte posterior, mientras Sebastián pagaba- ¿Quieres ir por un chocolate?

S: Espera, -dijo Sebastián, pasándole a Harry una sombrilla decorada- Para que no te caiga la nieve. 

H: Gracias -aclaró, tomando la sombrilla- ¿Chocolate caliente?

C: Por supuesto. -contestó, guiándolo hacia una pequeña cafetería cercana- ¿Con algún complemento? 

H: ¿Crema batida y... chispas de chocolate? -preguntó tímidamente- Nunca lo he probado con eso...

Ciel pensó qué clase de familia había tenido como para no darle a un niño pequeño chocolate caliente con crema batida. Suspiró y los adentró a la cafetería, mientras hizo a un lado una silla del lugar y colocaba a Harry, mandó a Sebastián por los cafés y unos sándwiches, para que Harry comiera algo ligero antes de ver a La Reina. 

C: Harry, la Reina seguramente nos preparará de cenar. ¿Tienes alguna alergia alimenticia? -preguntó Ciel, mientras volteaba al niño-

H: Pues no que sepa -aclaró, mientras se acomodaba en su silla ante la lluvia que comenzaba fuera del café- 

S: Ya llegó su merienda. -sonrió, sirviéndole todo a Harry como si fuera su mayordomo- Aquí tienes amor. -aclaró, dándole un beso en la boca a Ciel- 

C: Mhn. ¿Qué te compraste tú? -preguntó, revolviendo su té- 

S: Oh, yo sólo me compré un café negro. La Reina siempre nos prepara la cena y parece estar contenta con hacernos comer hasta que no podamos más. -sonrió tranquilamente- Así que quiero prepararme un poco. 

H: ¿Ella tiene la costumbre de alimentarlos de más? -preguntó, sorprendido-

C: Le gusta consentir a su familia, yo coy como su hijo. -le explicó mientras bebía su té- Sebastián es el yerno. Y ahora tu eres su nieto.

H: ¿Pero la Reina no tiene su propia familia? -preguntó, algo sorprendido-

C: Realmente no, ella no pudo tener hijos y simplemente decidió que su heredero sería alguien de su círculo interno. -le sonrió- En su momento nos eligió como candidatos y... bueno...

S: Hoy nos lo confirmó. 

C: ¡Sebastián! 

H: ¿Cómo? -preguntó, intercalando su mirada entre Ciel y Sebastián-

C: Ay por... -suspiró el Conde, tomando su cara entre sus manos- La Reina nos legó la Monarquía, y a consecuencia, ahora el Príncipe Heredero serías tú. 

S: Pero la Reina nos aclaró que si no quieres tomar el puesto, puedes hacer como ella, elegir un heredero. -lo confortó Sebastián, acariciándole la mano- Ella dejó en claro que no por ser su nieto, debes tomar lo que no quieres. 

C: No debes preocuparte, la Reina quería conocerte de todos modos, no sólo para que seas su heredero. -aclaró, y al levantar la vista entró en pánico-

Harry lloraba un poco, humedeciendo su sándwich. Sebastián ya tenía pañuelos secando sus lágrimas, pero una sonrisa cegadora era lo que confundía a la pareja milenaria. Su suave risilla y la hermosa sonrisa aperlada en su rostro los había confundido, sin dudas, pero Harry no lloraba de tristeza. 

Simplemente estaba feliz de poder ser nieto de una mujer tan considerada como lo era la Reina. Y se los hizo saber con una sonrisa y un par de fuertes abrazos. Ambos se quedaron en shock unos segundos y al momento sonrieron, con sus preocupaciones lavándose en ese mismo segundo. 

H: Yo siempre quise ser parte de una familia. -sonrió, quitándose por si solo sus propias lágrimas- Gracias por darme la oportunidad.

C: Siempre serás bienvenido, eres parte de la familia. -regresó el abrazo- Sin importar lo que pase, siempre serás bienvenido. 

S: Eres nuestro hijo, no importa qué pase. -comentó, también regresando el abrazo- 

H: Gracias. ¡Gracias!

⁅ *< • >* ⁆

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 12 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

El pequeño mago de los PhantomhiveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora