Neuvillette y Wriothesley son estrellas porno que cada día de la semana deben grabar videos para sus fans, pero fuera de su trabajo son la pareja más bonita del mundo.
Era día de limpieza en la casa que compartía nuestra pareja estrella.
Para limpiar la casa ellos deben escuchar música para no aburrirse y poder terminar a tiempo para que tengan tiempo de tener tiempo solos amándose o haciendo cualquier otra cosa.
Wriothesley tiene un gusto musical bastante explosivo, es fan del rock y punk, cosa que muchas veces no le gusta a Neuvillette ya que él le gusta cosas más tranquilas como música clásica o boss nova, tampoco escucha música seguido así que también eso aveces causa discusiones como la actual, otra vez peleando quien pondría música.
─ ¡Tu ya pusiste la otra vez! ¡La banda Arataki sacó un nuevo álbum y no lo he escuchado!
─ Sabes que no me gusta mucho esa música, es muy vulgar y hace que mis oídos sangren con tantos gritos.
El teléfono del albino empezó a reproducir música en los aparatos de la casa, era su música, música que odiaba su pareja.
Tardan más en elegir la música que en limpiar, haciendo que el azabache, que ama ver todo ordenado se desespere como ahora. Wriothesley intentaba tomar el teléfono de Neuvillette para cambiar de música mientras que el otro alzaba su brazo y lo corría cada vez que su contrario se acercaba al aparato. De pronto se escuchó algo caer al piso, era el teléfono por el que peleaban, al mayor se le resbaló de sus manos, no se rompió ni nada, pero ambos estaban hartos de esas peleas estúpidas así que cada uno se fue por su lado.
Cuando la canción terminó comenzó una nueva, una que ambos amaban, solo siguieron barriendo pero con un sentimiento de culpa, mayormente en Wriothesley, quien se acercó a su pareja a pedir perdón y que si había hecho algún daño al teléfono, lo pagaría. Neuvillette lo miró, lo agarró de la cintura y al poner las manos contrarias en su hombro, empezó a moverse al ritmo de la música.
Ambos bailaban, aunque el azabache a pasos torpes porque todavía no se acostumbraba a la repentina acción del otro. Al terminar la canción ambos se miraron a los ojos y se dieron un tierno beso.
─ Perdón...
─ Cállate y vayamos a la cama.
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