PROLOGUE: RED LIGHTS FOR A LOST BOY

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La botella de champán está por agotarse, el tiempo en el minutero de su Rolex marcha más lento mientras Park Jimin sonríe entre luces estroboscópicas y sudor. El mundo es más simple cuando se vive así. La vida es mucho más dulce cuando marchas con heroína en la sangre. Heroína y alcohol.

—¡Feliz cumpleaños a ti!¡Feliz cumpleaños a ti!¡Felices veintisiete, Jiminah!

Corea un grupo de desconocidos y la música le taladra los oídos mientras balbucea un discurso que también olvidará. Está demasiado ebrio o está demasiado cansado. Está demasiado aburrido o veintisiete años de una vida que otros amarían le ha secado el alma. No lo puede reconocer.

No le importa mucho cuando una chica con poca ropa le susurra al oído que su regalo ha llegado. Jimin sonríe antes de agradecerle con un beso donde las lenguas se encuentran y confunden su sabor entre rastros de nicotina y alcohol.

Camina sobre el suelo húmedo que separa la alberca de su penhouse en Gangnam de lo que sería la sala de estar. Esta también se encuentra colonizada por una población que utiliza su superficie para marcar territorio con muestras explícitas de afecto que no le importan en lo más mínimo.

Al menos hoy tendría derecho a una de las experiencias que no ha probado en su vida. Una noche con un scort masculino. Su padre querrá quemar el mundo cuando el video que piensa tomarse se haga viral en las redes sociales.

Que el heredero de Park's Building House haga extensivo su exhibicionismo y desprecio a su demagogia en cuanto a cómo vive su vida será suficiente para que posponga su periplo en Rusia y regrese a regañarle.

A Jimin solo le vale eso, pues convencer a su madre de abandonar a su nueva conquista y dejar las pasarelas de París en esta fecha ya sería demasiado. Ambos lo llamaron en la mañana para decirle que tenía otro depósito en su cuenta y un seco "feliz cumpleaños, ya tienes veintisiete."

Bah, cómo si eso hiciera la diferencia. Haber nacido en una cuna dorada a veces le sonaba demasiado fútil. Haber sacrificado su infancia en colegios privados, cambiando de niñera y tutor con cada pelea de sus padres, convirtiéndose en un fiel títere que desfila para altas casas de moda o ayuda a cerrar tratos con su hermosa sonrisa cuando su padre recordaba que tenía un hijo varón, eran minucias en comparación a cuando fue mayor de edad.

Qué había hecho para escapar, qué le había quedado a fin de cuentas. Oh... él no era esa víctima o el destinado a interpretar el papel del príncipe herido. No, él solo deseaba vivir al límite y quizás con un poco de suerte desaparecer.

Por eso, hoy tendría otra probada del sabor de lo prohibido y no dudaría en compartirla a sus seguidores en el live masivo que enmarcaba su onomástico.
No, hoy no había tiempo para arrepentimientos.

Por eso cuando encontró la puerta de su habitación con pasos torpes, ni siquiera reparó en el hombre de elegante porte que le esperaba sentado en uno de los juegos de sofás color ébano que rodeaban el descansillo previo a la cama.

No, Jimin por poco se va de bruces contra los escalones, pero cómo le explicas la lógica de hacer el ridículo a alguien tan ahogado en su propia miseria. El chico que le esperaba frunció el ceño antes de ir ayudar a su cliente.

"Esto será una mala idea."

Pensó mientras rodeaba los delicados hombros y recibía la sonrisa descarada de aquel joven. Park Jimin, oh... aun recordaba haber visto la solicitud entre sus contactos y pensar que se trataba de una broma.

Cómo era posible que el influencer más polémico de los últimos años quisiera una noche con él por la inusual cifra de un millón de wons. Quién demonios pagaba eso por solo una noche.

•AFFLUENZA•(ym/jimsu)♡$Donde viven las historias. Descúbrelo ahora