Jimin es un omega huérfano que es subastado, pero no cuenta con que el príncipe Jeon sea su comprador.
🌷Kookmin.
🌷No acepto adaptaciones de ningún tipo.
🌷Solo mayores de 18, ya están advertidos.
🌷Vas a sufrir, pero hay final feliz.
🌷Borrador, s...
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—¿Qué acabas de decir? —cuestionó Namjoon luego de casi atragantarse con una aceituna negra.
—Lo que escuchó, majestad. Al parecer el omega es inmune a mi voz de mando.
—Eso es imposible, tal vez la utilizaste mal.
—Yo nunca me equivoco al utilizar mi voz de mando. —Se miró las uñas .
—¿Ah no? Pues mira que el omega de mi hijo sigue rondando en el castillo. —Suspiró—. ¿Es algún tipo de pretexto porque no quieres herir a Jungkook? Si quieres yo puedo deshacerme de Jimin y quitarte esa carga emocional.
—¡No tengo ninguna carga! —gritó molesto—. Ese omega no me obedece, el otro día me lo encontré en el comedor, le pedí que me diera una manzana con mi voz de mando y tampoco obedeció.
Namjoon se quedó en silencio un par de segundos analizando lo que Yoongi le acababa de decir.
—El fin de semana Jungkook irá a atender un asunto en la ciudad y regresará tarde para la cena. Tráelo ante mí cuando no esté. —Sonrió—. Veremos si a mí me obedece.
—Con todo respeto, no creo que lo haga, majestad.
—Yoongi, soy su rey, un alfa y su... ¿Suegro? Obviamente va a obedecerme.
—Y yo soy un enigma, debió obedecerme primero.
—¿Estás insinuando que tienes más poderío que yo?
—¿En la cadena alimenticia? Obviamente, majestad.
—Vete. —Namjoon se molestó—. Me cansé de tu presencia, quiero estar solo. —Yoongi se giró avanzando a la puerta de la oficina—. Y Min, no vuelvas a gritarme, que no se te olvide tu lugar.
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Jimin y Jungkook se encontraban en el balcón del castillo, tumbados en una hamaca. La luna brillaba cerca del sol que se ocultaba en el horizonte.
—Ordéname cualquier cosa. —El alfa rió y recordó la promesa que le había hecho días atrás: no usar su voz de mando.
—Hace un par de días me hiciste prometer que no utilizaría la voz de mando contigo.
—Pues deshago la promesa, eres libre. —Hizo puchero tratando de convencerlo—. Vamos, ordéname.
