Malos Augurios (2da parte)

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Corría sin parar, debía llegar antes de que fuera tarde. No le importaba los golpes que recibía de las ramas o los saltos que tuviera que dar. Sin embargo, tuvo que detenerse a descansar un poco, por suerte había un rio cerca, tomo un poco de agua y sin darse cuenta se había dormido.

Y que desde que había desembarcado, Matatabi había corrido día y noche sin descanso ni para alimentarse, hasta esta vez que noto faltaba poco para llegar a la aldea de Hagoromo. Este por su parte, había sentido una presencia familiar, alejándose hasta la entrada de su villa.

- ¿Padre?, pasa algo

Pero Hagoromo no respondió, solo entro a su hogar, donde empaco algo de comida, ante la preocupada mirada de Ashura y Taizo

- Hagoromo-sama

- Esperen aquí, no tarde

- ¿Papá a dónde vas?

- Dije que esperen aquí

A los jóvenes solo les quedo mas que obedecer. Mientras tanto, se podía escuchar el sonido de los latigazos, el piso y las paredes, estaban cubiertos de sangre, al igual que un cuerpo; bañado en sudor, sangre y suciedad.

Indra tomaba aire por cada latigazo antes de recibirlo, apretaba sus dientes tanto como podía, sabia que esa bruja sádica lo observaba, disfrutando de verlo miserable. Pero al mismo tiempo, estaba frustrada por no hacerlo gritar, no, el doncel no daría la satisfacción de verlo rogar.

- Ya basta

- ¿Majestad? – viendo a la mujer acercarse

- Dime, ¿estas cómodo? – viéndolo con una tierna sonrisa – si me dices lo que quiero, esto terminara, anda – escuchando una risa

Indra alzo su mirada con una sonrisa, para después escupirle sangre y saliva, uno de los guardias se acerco y lo golpeo en el rostro, mientras otro de los de Al-Thamen le pasaba un pañuelo

- ¿Está bien majestad?

- Si – limpiándose el rostro – veo que alguien necesita modales... no se como mi pequeño Kouen se fijó en ti – suspirando – lo bueno, es que mi hermosa hija lo complacerá en todo

El doncel hizo memoria de esas noches que tuvo con Kouen, sintió como Gyokuen caminaba a su alrededor hasta detenerse; la mujer toco la espalda del joven con un pañuelo

- Apuesto a que Kouen le encantaba tocar tu cuerpo... esta piel blanca y suave – riéndose – me pregunto si te volvería a tocar con tu cuerpo lleno de cicatrices y tu piel áspera... - riéndose – apuesto a que el mismo te echaría a patadas

Indra de nuevo apretaba los dientes y evitaba llorar, al mismo tiempo que maldecía haber conocido al príncipe, sin darse cuenta que un aura negra poco a poco comenzaba a entrar a su cuerpo.

Una paloma blanca alzo el vuelo asustada, mientras Juba la miraba alejarse, el pequeño comenzó a hacer pucheros cuando su brazalete empezó a brillar, eso lo hizo sonreír de nuevo al mismo tiempo que la imagen de Sinbad apareció en su mente

- ¿Juba? – el pequeño se gira a ver su madre - ¿y tu mascota?

El pequeño miro la jaula, luego señalo al cielo moviendo su manita como despedida para luego estirar sus bracitos. Judal lo cargo y el pequeño de nuevo señalo al cielo. El oji rojo entendió

- ¿También quieres que nosotros seamos libres? – el pequeño le mostro el brazalete y otra vez al cielo – Juba...

Judal recordó la manera tan tajante en la que había rechazado la propuesta de Sinbad... pero luego de que Indra escapara, el magi se dio cuenta que el también, mas por el bien de su bebé, debía irse del Imperio Kou

Te Amo a Mí ManeraWhere stories live. Discover now