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London y Dick salieron del baño ambos con una venda en el brazo después de hablar con Ara y los demás, acordando reunirse en la casa de seguridad. Aunque descubrir que la familia estaba muerta le causó disgusto a Dick, porque creyó que Ara o Kory lo hicieron, pero no fue así, en palabras de Aralia “Kory y yo solo fuimos a revisar y ya estaban así”.
—Jason, gracias por la ayuda —habló Dick cuando salió después de London y le entregó el par de rastreadores a Jason—. Ya estamos bien puedes volver a Gotham
—¿Qué diablos? —bramó Jason, casi indignado por haberse quitado los rastreadores.
—Ya no soy Robin —Dick acomodo la venda de su brazo y le sonrió a Jason—. Que tengas un buen viaje.
—No tenías que hacerlo —objeto Jason sin creer lo que habían hecho.
—Si y tú también deberías —respondió Dick y se volteó a verlo con los brazos cruzados—. No somos animales del zoológico de Bruce.
—No entiendes, amigo. Hizo esto por ti, por nosotros —Jason dejó la cerveza que cargaba en la mano para acercarse a ambos—. Por si pasaba algo así, nos hallaría.
—Gracias por venir —London le pasó su maletín a Jason, fingiendo una sonrisa—, dile a Bruce que usaremos el lugar por unos días.
—No se si realmente entiendan —Jason se acercó a ambos con una mueca en el rostro, después de haber dejado su maletín en el rostro.
—Creo que soy el único que realmente lo entiende —suspiro Dick y volteo a verlo—. Mira Jason, quizá te hizo pensar que eres su socio, pero lo que Bruce hace es por el bien de uno solo: Bruce.
—Si funciona de algo, lo siento Jason —murmuró London, sintiendo algo de empatia por el niño, sin embargo ella no pensaba igual que Dick. London si logro ver el lado cariñoso y amable de Bruce, para ella y para Aralia si fue una figura paterna admirable—, pero bueno es hora de partir para ti.
—Lo siento, no puedo —ambos lo miraron extrañado—. Él quería que te mostrará esto.
A pesar de sus dudas, Dick tomó el sobre que Jason le ofreció y lo abrió. Nada más que un suspiro de asombro salió de sus labios, en el interior había fotos de los integrantes del circo Haly, pero no eran fotos que algún día disfrutaría ver para recordar buenos momentos, no. Cada uno de las personas ahí estaban muertas con sus facciones deformadas.
—¿Cómo las conseguiste? —pregunto después de haber tomado asiento en el sillón junto a London, quien lo abrazó e hizo un par de cariños en su brazo para recordarle que jamás lo dejaría solo en momentos así.
—Llegaron a la policía de Gotham dirigidas a “Robin” —Le explicó Jason—. Quien las envió cree que aún eres Robin.
—Conozco a esta gente —afirmó Dick sin apartar la mirada de las fotos, en sus ojos se notaba cuánto le dolía verlas—, trabajamos en el circo Haly.
