ThorLu Week 2024

Día 1

Manos

Una apacible tarde de verano transcurría de manera rutinaria, este bello día ambos guerreros decidieron reunirse en la mansión de Thor solamente con el objetivo de pasar tiempo juntos, para ambos no había nada mas agradable que estar al lado de la persona que amas aún cuando no hacen nada interesante o al menos ese era un pensamiento que compartían, era una de las muchas cosas que tenían en común.

Habían pasado gran parte del día sentados en el sofá platicando sobre temas mundanos, cosas sin relevancia y una que otra experiencia vivida, lo mejor de todo es que podían abrirse, ser ellos mismos pues se tenían la suficiente confianza de conversar o contarse cosas que no le dirian a nadie más, la charla era muy amena, Lu Bu contaba alguna de sus múltiples hazañas mientras su pareja lo escuchaba sin perder detalle alguno del relato de su amado y para sentirse más cómodo se quitó los negros guantes Járngreipr que resguardaban gran parte de sus brazos, en ese instante el guerrero chino aún tratando de continuar su historia empezó a detallar sutilmente lo increíble de su pareja y como poseían características tan parecidas y al mismo tiempo tan diferentes, un claro ejemplo de ello eran sus manos, esta es apenas la segunda ocasión en que podía verlas descubiertas, la primera fue en batalla cuando él mismo destrozó uno de los guantes, a veces se preguntaba con curiosidad el por qué Thor se cubría más de la cuenta y exponía muy poco su clara piel.

Las manos de este poderoso Dios nórdico son imponentes y fuertes, cada uno de sus dedos son gruesos, musculosos y parece ser capaz de aplastar lo que sea con suma facilidad, le constaba el poder que poseían esas palmas amplias que dan testimonio de innumerables batallas en las que ha blandido su temible martillo Mjolnir, arma de gran poder que solo él puede levantar, sin embargo, a pesar de su aspecto rudo y marcial, también poseían un aspecto delicado, a simple vista la piel se notaba suave como si fuera porcelana además de las uñas bien cuidadas, en definitiva no parecían las manos de un guerrero.

Por su parte el legendario guerrero chino desvío la mirada a las suyas propias también lucen imponentes aún en reposo, sin embargo distan de ser similares a las de su novio, claramente las suyas son más toscas, anchas y callosas, con dedos gruesos hechos para empuñar lanzas con una fuerza sin igual, cada callosidad en su piel es un recordatorio de las duras batallas que ha librado a lo largo de su vida además de los largos entrenamientos con su arma, pensaba para si mismo que por sus manos ásperas una caricia suya jamás podría sentirse agradable.

Sin embargo, aunque él mismo lo desconozca, cuando no está inmerso en la guerra, sus manos pueden llegar a adoptar una postura más relajada, aunque siguen proyectando una sensación de poder contenido, los nudillos sobresalen ligeramente, y los tendones se marcan bajo la piel, demostrando la fuerza desmedida que posee, pero cuando acaricia el flanco de su caballo, esas mismas manos se vuelven sorprendentemente suaves y delicadas, capaces de realizar tareas que requieren gran precisión y cuidado.

Tan inmerso estaba en sus pensamientos que no se dio cuenta que había parado de hablar y se quedó mirando fijamente las manos de Thor, cosa que le hizo preocupar al Dios.

—¿Ocurre algo?— Interroga ante el repentino silencio y la vista perdida de su amado, como si de la nada hubiera tenido un amargo recuerdo.

Tras la pregunta el moreno niega suavemente con su cabeza para demostrar que nada grave ha ocurrido.

—Solamente tengo curiosidad— Con eso último dicho extendió su propia mano hasta las del nórdico, agarrándola firmemente deseando sentir y experimentar la suavidad de esta al estar sin los estorbosos guantes de hierro.

El de ojos amarillos se asombra momentáneamente con la acción de su pareja quien le acaricia de manera torpe pero muy adorable, enternecido por esa acción toma las manos de Lu Bu entre las suyas con sumo cuidado, como si temiera romperlas, sus dedos gruesos se curvan alrededor de las palmas anchas del guerrero chino, brindándole un acogedor calor, acaricia suavemente los nudillos ajenos trazando con la yema de sus pulgares las cicatrices y callosidades que testimonian innumerables batallas.

De igual manera el humano responde envolviendo las pálidas manos con las suyas, apretándolas con firmeza pero sin llegar a aplicar demasiada fuerza sus dedos se entrelazan con los del Dios, como si quisieran fundir ambas manos en una sola mientras observa con adoración las palmas amplias del nórdico, recordando todas las veces que estas manos han blandido Mjolnir con furia implacable...Lentamente y sin estar muy conscientes de sus propias acciones, Thor y Lu Bu comienzan a acariciarse mutuamente, explorando con delicadeza cada centímetro de sus manos, el de rojos cabellos desliza sus dedos entre los del mortal, presionando suavemente las yemas para sentir la fuerza que late en ellas, al mismo tiempo que el contrario recorre con sus pulgares las líneas de las palmas de su pareja como si quisiera memorizar cada una de ellas.

A medida que la intensidad de sus caricias aumenta, ambos dignos guerreros se miran a los ojos, comunicándose sin palabra, sus miradas reflejan una conexión profunda, una comprensión mutua que trasciende el mero contacto físico, en ese momento las manos poderosas se mueven con una gracia y una delicadeza que parecen casi sobrenatural, era curioso pues es la primera vez que llegan a tener un contacto tan íntimo, su relación no lleva tanto tiempo pero es como si fueran dos amantes que se conocen desde hace eones... No pueden dejar de ver el hermoso brillo reflejado en las pupilas del otro, en ese instante, la razón abandona sus cuerpos y se funden en un abrazo apasionado, aferrandose con firmeza, demostrando que incluso los más poderosos guerreros pueden ser capaces de un amor tan profundo y sincero.

Deseando más cercanía el nórdico toma a Lu Bu, sentándolo a horcajadas sobre sus piernas, el corazón del chino late fuerte, no solamente por la posición en la que está sino también porque está siendo sostenido con infinita ternura, sus dedos son gentiles y acariciadores, capaces de brindar consuelo y afecto se mueven con una gracia y una precisión sorprendentes, demostrando que bajo esa apariencia imponente late un corazón noble y compasivo.

Conforme se abrazan, ambos pares de manos comienzan a explorar con más audacia el cuerpo del otro, el pelirrojo desliza sus palmas por la morena espalda musculosa acariciando con reverencia cada uno de sus tensos músculos, siente cómo el mortal se estremece ante su tacto, eso solo lo incita más a que apriete su abrazo con aún más fuerza, envolviéndolo en una sensación de seguridad y protección.

El General volador no se queda atrás, traza con sus dedos gruesos las formas definidas de los brazos del Berserker maravillándose ante la increíble fuerza que reside en ellos, suavemente, desliza una mano hasta la nuca, enredando sus dedos en el cabello rojizo mientras acerca sus rostros hasta que sus alientos se mezclan, cuando están lo suficientemente cerca se besan, las dos pares de manos se mueven con una pasión apabullante, el Dios del trueno toma el rostro de su amado entre sus palmas, acariciando sus mejillas con los pulgares mientras profundiza el beso, a su vez el pelinegro agarra con firmeza el pálido cuello, atrayéndolo más cerca como si quisiera fundir sus cuerpos en uno solo.

Poco a poco, las caricias se vuelven más íntimas y exploradoras, suben y bajan, las blancas palmas recorren los contornos del pecho de moren, delineando cada músculo, mientras que las del feroz guerrero chino se deslizan bajo la ropa del nórdico, acariciando su espalda desnuda con una suavidad sorprendente.

—Dime, ¿Esto se siente bien para ti?— Lanza la pregunta el intrigado General, piensa que para el otro no se debe sentir agradable una caricia de un sujeto con manos brutas y bárbaras como él.

—Todo lo que me hagas se sentirá maravilloso, si lo haces con tus hermosas manos— Contesta con un profundo tono enamorado, acto seguido toma una de las manos de Lu Bu para depositar un pequeño beso en el dorso de esta.

Ante tales declaraciones las mejillas del dragón se tiñen de un suave rosa, más confiado de seguir explorando el perfecto cuerpo de su pareja en un momento de total entrega mutua, las poderosas manos de estos dos guerreros se mueven con una gracia y una delicadeza que parecen casi celestiales, ya no son instrumentos de destrucción cuando están con la persona indicada, sino lienzos en los que pintan su amor con cada caricia, cada roce, cada apretón lleno de ternura.
se entregan el uno al otro sin reservas, sus manos unidas en una danza íntima y apasionada que les permite expresar todo lo que sus palabras no alcanzan a decir.