Día 3

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Enfermedad

Una escena nunca antes vista a los ojos ingenuos de los mortales pasaba en este preciso momento, nadie hubiera podido ni siquiera tratar de concebir la imagen del legendario guerrero chino, señor de la guerra, él más bárbaro y coronado como Dios de la muerte Lu Bu Housen en un estado tan precario como lo estaba ahora mismo recostado en cama, casi convaleciente víctima de una fuerte enfermedad que contrajo en el Valhalla, irónicamente ha experimentando dos veces la muerte saliendo victorioso, siendo esta la primera vez que enferma de tal manera que sus fuerzas han sido drenadas, está situación es la que que muchos considerarían como fuera de toda lógica y fuera de este mundo.

Afortunadamente para él, no se encontraba solo en esta batalla donde su sistema inmunológico estaba dando todo de si para otorgarle la victoria y librarse del virus que lo atormentaba, sentado a un lado de la cama se encontraba su fiel amado, Thor sostenía esa formidable mano ahora debilitada, lo hacía con sumo cuidado al mismo tiempo que su rostro normalmente serio mostraba una expresión llena de preocupación y ternura.

—Descansa, mi amor— Le susurró acariciando suavemente la frente del contrario notando que esta tenía una temperatura elevada— Haré todo lo que esté en mi poder para ayudarte a recuperarte—No lo dejaría solo bajo ninguna circunstancia la salud del humano sería su prioridad ahora y siempre.

—No quiero ser una carga para ti... en estos momentos— El aludido respondió para después toser levemente, su respiración se sentía entrecortada demostrando tener que esforzarse para hablar.

—Jamás digas eso, eres la persona más importante en mi vida— Aquellas palabras llenas de firmeza hicieron al más bajo mantenerse en silencio, tampoco es como si tuviera fuerzas para replicar sabía que no debía forzar su cuerpo.

Rápidamente el Dios salió un momento de la habitación solo para volver con un recipiente con agua y un paño el cuál remojó en la fresca agua recién traída y lo colocó con delicadeza sobre la ardiente frente de Lu Bu, secando con cuidado el sudor que perlaba su piel morena, las doradas pupilas reflejaban una profunda devoción mientras observaba a su amado luchar contra la enfermedad, una batalla que evidentemente ganaría como siempre.

Al mismo tiempo el General lo observaba con asombro y gratitud el cariñoso cuidado que su pareja le brindaba, a pesar de sentirse debilitado, sus ojos se llenaron de una profunda emoción al ver el evidente amor que le tenía reflejado en el rostro del nórdico, recordó cuando su padre se enfermaba y él siendo solo un niño buscaba la manera de que se recupere pronto ¿Eso es lo que se siente al estar en el lugar del paciente? Una calidez reconfortante llena su pecho, no podía evitar sentirse amado, los mimos y atenciones del Dios le encantaban, quizá por eso Lu Shang siempre buscaba como recompensarle con sus comidas favoritas una vez estaba sano, sus facciones severas se suavizaron, y una débil pero sincera sonrisa apareció en su rostro.

—No sé cómo agradecerte todo lo que estás haciendo por mí— Murmuró con voz ronca por el dolor de garganta y apretó con delicadeza la mano pálida que sostenía el pañuelo en su frente, buscando transmitirle todo el amor y la gratitud que sentía, ese Dios del trueno siempre encontraba la manera de enamorarlo más, sus ojos, normalmente llenos de determinación, fiereza y sed de sangre ahora reflejaban una vulnerabilidad y una profunda confianza entregada por completo solamente a su Dios.

—No tienes nada que agradecer, ya has hecho mucho por mi— Hizo una pequeña pausa mientras quitaba el pañuelo y lo remojaba— Me has curado de la soledad y aburrimiento eterno— Confesó con aquel toque dulce en su voz una que solo el guerrero chino podía escuchar, acto seguido volvió a poner el pañuelo en la frente del moreno.

Lu Bu asintió levemente, sintiéndose abrumado por la calidez y el cuidado que le brindaba, en ese momento, se permitió relajarse y entregarse por completo al confort y la protección que su amado le ofrecía, lentamente siguiendo con las atenciones, Thor acercó una copa a los labios resecos y un tanto agrietados por la fiebre de su humano, ayudándolo a tomar pequeños pero constantes sorbos, en circunstancias como esas era indispensable mantenerlo bien hidratado, más que encantado el mortal bebió el agua, su garganta estaba reseca como si hubiera estado bajo el sol ardiente sin haber tomado ni una gota, una vez terminó apretó débilmente la mano del pelirrojo en señal de agradecimiento.

Sonrió con suavidad, rezando en silencio para que la salud de Lu Bu se restableciera pronto, algo irónico ¿Que Dios encargado de la salud hará caso a su plegaria? No importaba, mientras eso pasaba él se encargaría de cuidarlo amorosamente y darle todas las atenciones posibles, la escena se llenaba de una suave ternura y un profundo vínculo entre los dos guerreros.

A pesar de lo cansado de su vista el General observaba al contrario con una mirada llena de admiración y gratitud, confiaba plenamente en el cuidado y la compañía de su amado.
El berserker por su parte, realizaba cada gesto con una delicadeza sorprendente, demostrando una faceta de sí mismo que rara vez se revelaba, acariciaba el cabello negro con suavidad, cambiaba los paños húmedos en su frente con suma precaución y le hablaba con una voz baja y tranquilizadora, disfrutaba genuinamente que su pareja se dejará consentir.

En ocasiones, Thor se inclinaba cerca de su "paciente", susurrándole palabras de aliento y de amor. Lu Bu respondía con una débil sonrisa y un brillo especial en sus ojos, que parecían llenarse de una renovada fuerza y determinación al sentir el apoyo incondicional, finalmente después de tanto tiempo pudo quedarse dormido arrullado entre los cuidados y suaves susurros de su pareja, esa noche el Dios no se despegaría de él, estaría siempre pendiente por si llegaba a necesitar algo más, después de todo daría lo que fuera incluso su propia salud para que su amado esté como nuevo lo más pronto posible.

ThorLu Week 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora