Capítulo dos

38 7 2
                                    


No sabía que hora era.

Solo que no podía cerrar mis ojos, no podía dormir. Sentía que alguien estaba aquí, que estaba cerca.      

Llame al oficial de la zona, pero me dijo que lo más posible era que fueran mapaches o cualquier otro animal, le dije lo de la nota, pero no le tomo importancia. También llego Jorge a los minutos, me tranquilizo y me dijo que todo pasaría, que solo debería de relajarme. Pero no podía, porque alguien había entrado y quería algo, pero a nadie pareciera importarle

Ese día no dormí, ni los días siguientes. Sentía una presencia en casa y en todos lo lugares a los que iba.


***

Ha pasado una semana luego de ese incidente y nada mejoro, de hecho empeoro. Miraba siempre todo a mi alrededor cuando salía y estaba en casa, me di cuenta de que las cosas a veces no estaban en el lugar que las dejaba, que las puertas a veces se abrían solas, que pasaba una sombra cuando me bañaba y a veces se quedaba ahí parada viéndome, pero cerraba los ojos y desaparecía. 

Un olor a podrido también comenzó a parecer, revise toda la casa y lo que encontré me hizo pegar un grito. Era un gato muerto sin cabeza, y con el cuerpo pelado que tenía escrito algo ahí, lo había hecho con aguja e hilo

Quince días

Llame de nuevo a la policía, pero no me hizo caso, no sabía qué hacer. No tenía a nadie, porque mi familia tampoco respondía, estaban molestos.

¿Por qué diez días? ¿Que significaba? ¿Que pasaría?

Llegue aquí con la esperanza de encontrar tranquilidad y de poder hallarme luego de haberme perdido. Pero era más difícil de lo que pensaba y más si estoy sola, en un pais donde no tengo a nadie.

***

No he podido ir al trabajo, me agarro una gripe horrible. 

Jorge me cuidaba todo el día, me dijo que estaba de vacaciones, que no me preocupara. No sé que haría sin el, era un gran apoyo y demasiado atento comnigo, siempre encontraba la oportunidad de sacarme una sonrisa. Los incidentes pararon, pero seguía la vibra y ahora eran mensajes de teléfonos, contando en retroceso. Volví a ir a la policía, un día que Jorge no pudo cuidarme y acompañarme, me dijeron lo mismo. Pero apareció alguien cuando me estaba yendo. 

Antonio, era detective; me pregunto todo y cuando creí que al final alguien me haría caso, solo me dijo que me llamaría. Era decepcionante ver que la justicia nunca hacia nada, hasta que alguien estuviera muerto.  

Protect yourselfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora