Capítulo cinco

24 6 0
                                    

Me dolía la cabeza horrible al levantarme. Era una sensación rara, sentía que estaba aquí pero al mismo tiempo no. Me toqué la cabeza con la punta de mis dedos fue ahí cuando me di cuenta, una mano estaba vendada. Recuerdo que grite a más no poder, que llore y maldije tanto. Las palabras de la adivina se marcaron en mí, en que pude haberlo evitado si no lo besaba 

Será tu perdición

Era un sádico y me arrepentía tanto de haber venido, de mi decisión. No podía hacer nada, no tenía a nadie, ni a Jorge, ni a mi familia, a nadie. Llore todo el día, no tenía hambre, solo quería estar en cama y en mi casa con mi familia. Extraña a Paula, Estefano, a todos, ójala les hubiera hecho caso cuando me dijieron que no me fuera, que era muy riesgoso.

Cuando el sol ya se estaba metiendo, tocaron la puerta.

Antonio

Me pregunto si me encontraba bien, porqué mis ojos estaban bien hinchados, no dude en contarle lo que estaba pasando. Le dije todo lo que paso ayer y lo que paso hoy al levantarme, me pidió que desvendara mi mano, fue ahí cuando vio mi índice derecho que no estaba. Porque me lo habían cortado

— La razón por la que estoy aquí es porque tengo información y también quiero tu ayuda. El día que nos vimos, me causo mucha curiosidad tu caso, y comencé a investigar. La cosa es que no hay un informe de que hayas intentado poner una denuncia o algo por el estilo. Comencé a perseguirte de lejos y me di cuenta de que efectivamente estás siendo acosada, les dije a mis compañeros para ir a detener, pero resulta que no se puede, no hay una respuesta clara, solo que él está protegido. Busqué datos de él, sin embargo, no hay mucha información. No se sabe donde vive, solo pude sacar su nombre con la foto que le tome.

Cuando me mostró sentí una cólera incontrolable. Era él, sabía que era él. Una vez lo vi, cuando estaba durmiendo, pensé que fue un sueño, no lo fue, era él.

—... Tiene cincuenta años y se llama Pablo, no hay registro de apellido. Pero encontré algo más, una denuncia. De una chica que lo acuso de intento de homicidio, dijo que él la estuvo acosando un tiempo y la secuestro y la quiso matar porque ella no quería nada con él, felizmente ella pudo huir. Investigue más y hay más casos como ese, pero no sale con ese nombre sino con otros. 

Mi reacción fue inmediata, sali corriendo a dirección al baño y él llamándome preguntado qué pasaba. Pero era mucho para mí, para mi mente. Solo vomité a más no poder, y volví a gritar de impotencia. ¿Por qué me pasaba esto? ¿Qué hice?

Al salir, él me dio un abrazo, no sabía cuanto lo necesitaba. Fueron minutos largos, luego fuimos de nuevo a la sala a hablar

— Sé que esto es mucho para ti, pero necesito que me ayudes, que te ayudes. Tengo un grupo de policías que si están dispuestos a ayudarte, pero necesitamos que seas la carnada. Ya intenté atraparlo sin qué estés tú de por medio, pero es demasiado listo. En cambio si tú ayudas, la historia podría tener otro final

Esa noche no dormí

A la mañana siguiente lo llamé y le dije que aceptaba. Él me preguntó si había manera de que pueda contactarme con él, le dije que sí, que él me escribía, pero nunca le había contestado. Me aseguro que iría preparada, que nunca perderíamos el contacto, que confiara.

Ven al bosque a las seis


Protect yourselfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora