Capítulo 1- Destino

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Era una tarde tensa en la oficina. Rebecca, con voz temblorosa, exclamó: "¡Basta, Saint, me voy! No aguanto más." Saint, visiblemente preocupado, intentó calmarla: "Trata de relajarte, es solo una pequeña crisis." Pero Rebecca no se dejó engañar. "No, esto es una crisis terminal. He decidido firmar con MDA Entertainment."

La tensión aumentó. "¿No te das cuenta de que Angelo quiere usarte para hundirme?" Saint no podía entender cómo ella no veía la verdad detrás de ese jugoso contrato que le había ofrecido a la joven. "Ese tipo está obsesionado con destruir mi empresa", añadió con frustración. "¡No te puedes ir con él!"

Esto enojó aún más a Rebecca. "Sí que puedo irme, sí que puedo irme. Además, en el contrato hay una cláusula que habla de recesión."
Saint, disgustado, dijo : "Esto no se trata de un contrato, ni de ninguna cláusula. ¡Esto es sobre lealtad! ¡YO TE HICE! ¡YO TE INVENTÉ! Todo lo que eres es gracias a mí. Te abrí todas las puertas, Rebecca."

"La única que se abrió las puertas, Saint, te lo recuerdo, fui yo misma. Desde el momento en que me tiraron en un orfanato. No le debo nada a nadie," respondió Rebecca, aún más molesta.
El clima entre ambos se puso muy tenso, y se podían escuchar los gritos desde fuera de la oficina. Ya poca gente quedaba en la compañía. Al escuchar las voces, Chen, el abogado de Saint, y Beer entraron rápidamente a la oficina.

"¿Qué está pasando aquí?" preguntó Beer, algo preocupada.

"Lo que sucede es que la señorita está amenazando con irse a trabajar con la competencia. Se está olvidando de que está donde está por ser pareja de mi hijo," añadió Saint.

"Nat y yo hace años que no estamos bien," interrumpió Rebecca, cansada de la discusión. Siempre supo que este momento no sería nada fácil. Decirle a Saint que quería renunciar a todo y terminar con su hijo era lo peor que podía hacer, pero ya no aguantaba ni un minuto más.

"Natasit te adora..."

"Natasit me agobia. ¡Me asfixia! Me persigue como un perrito, no puedo soportarlo más," contrarrestó la mujer.

"No te voy a permitir que hables así de mi hijo," gritó Saint, muy enfadado. Tomó las solapas del abrigo que llevaba la periodista y, en un ataque de ira, la empujó contra un enorme ventanal de cristal que tenía en la oficina. Rebecca cayó al suelo, golpeando su cabeza contra este.

"¡Qué hiciste!" dijo Beer, acercándose a la chica. Podía ver cómo una mancha roja enorme se formaba en el piso, justo debajo de Rebecca.

"¡LA MATÉ!" Saint agregó, entrando en pánico. Se quedó estupefacto, viendo el cuerpo inconsciente en el suelo. "La asesiné, acabo de matar a la mujer más famosa del país. ¿Cómo voy a mirar a mi hijo a la cara?"

"Saint, ve a casa ahora. Nosotros nos encargaremos de solucionar este problema. Ve a casa a relajarte, necesitaremos una cuartada para ti," dijo el abogado, acercándose al cuerpo para verificar sus signos vitales.

Saint salió del canal a toda prisa. Ya había anochecido y una fuerte lluvia caía sobre Bangkok. El camino a casa no sería fácil; la poca visibilidad y lo ocupada que estaba su cabeza dando vueltas al asunto de Rebecca serían responsables del evento que marcaría la vida de una joven mujer.

"Tengo una buena noticia," escuchó el productor al atender el teléfono. "Rebecca no está muerta."

"¡Dios existe! Y soy su favorito," respondió, muy aliviado.

"Tengo una mala noticia. Está en coma, muy grave," agregó el abogado.

"¿La llevaste a un hospital? Eres un..." Los gritos de Saint fueron interrumpidos por un fuerte estruendo.

* Minutos antes *

Patricia estaba en el bar otra vez, ahogando sus penurias en alcohol. Esta vez sí estaba en aprietos; ya no tenía dinero para pagar las cuentas. Si no se le ocurría algo, perdería el teatro y su casa. Patricia era una joven actriz de teatro, no era conocida en el ambiente. Se dedicaba a impartir clases en su escuela de teatro, que también era su casa. Últimamente estaba teniendo una mala racha; no conseguía ningún papel y había muy pocos alumnos en sus clases.

"¿Por qué no vendemos el medallón que heredaste de tu madre?" dijo Richie, su mejor amigo de toda la vida.

"No puedo hacer eso, Rich," contestó ella, dando el último sorbo a su cuarto trago.

"Necesito un golpe de suerte, algo." Dejó el vaso en la barra y se dirigió a la salida. Le costaba un poco mantenerse en pie y debía admitir que caminar en la lluvia no ayudaba a su situación. Iba dando vueltas al asunto de la hipoteca cuando algo golpeó su cuerpo con mucha fuerza, arrojándola al suelo.

"Dios, en este clima es imposible ver el camino. Por favor, dime que estás bien, no solo fue un susto," dijo Saint mientras bajaba del automóvil y se acercaba a la mujer que intentaba ponerse de pie.

"Estás bien, permíteme llevarte al hospita..." El hombre no pudo terminar la frase. El parecido era sorprendente y una idea cruzó por su mente. El destino le había enviado una solución.

"No necesito ir a un hospital, gracias," dijo Patricia, soltándose del agarre. Se alejó un poco del hombre que parecía haber visto un fantasma. Debió haberse asustado, pensó que me había matado.

"Por favor, déjame ayudarte. Mi nombre es Saint, soy el dueño de IdolFactory. Si no quieres ir al hospital, al menos déjame acercarte a casa. Está lloviendo mucho y caminar es peligroso; podrían arrollarte con un carro," dijo, riendo. Patricia rió también y subió al lujoso vehículo.

"En este momento, esa sería una solución y no un problema," añadió mientras abrochaba el cinturón de su asiento.

"¿Y eso, por qué lo dices?"

"Me van a sacar todo si no consigo dinero para pagar mis deudas."

"Vaya, qué interesante. Muy, muy interesante."

"¿Te parece interesante que me quede en la calle?"

"No, no. Me parece interesante cómo el destino nos ha juntado. Tú me necesitas y yo te necesito. Qué tonto, perdón, no te he preguntado tu nombre."

"Patricia."

"Patricia, ¿crees en el destino?"

Más Allá del Éxito FreenBeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora