Capitulo 9 Calamar, Casas y Caos

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Anteriormente:En la punta de una alta montaña, al otro lado, con sus ventanas brillando bajo el cielo estrellado, había un impresionante castillo con muchas torres y torrecillas.

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—¡No más de cuatro por bote! —gritó Hagrid, señalando a una flota de botecitos alineados en el agua, al lado de la orilla. Harry y Hansel subieron a uno, seguidos por Longbottom y Granger

—¿Todos habéis subido? —continuó Hagrid, que tenía un bote para él solo—¡Venga! ADELANTE!—Y la pequeña flota de botes se movió al mismo tiempo, deslizándose por el lago, que era tan liso como el cristal.

Harry miró a Granger y Longbottom quienes se veía fascinados por la vista de repente el bote se tambalea bruscamente haciendo que los otros niños chille asustados.

Exasperado Harry mira a su hermano que estaba inclinado sobre el bote con su cabeza metida debajo del agua.

Aferrándose al bote la niña lo mira alarmada—¿¡Que estás haciendo!?—el niño parecía al borde de llorar —¡Nos vamos a caer!—

Antes que Harry pueda decir algo Hansel sale del agua—¡Harry hay un calamar! ¿tu crees que acepte mis flores?—dice alegre acercándose a él mojándolo.

Riendo un poco Harry asiente —Seguro, le gustará tus flores —dice sonriendo ignorando a los otros niños.

El niño regordete dice —¿Hay un calamar?—pregunta mirando el lago con cautela

La niña mira curiosa a los gemelos viendo cómo Harry saca una toalla de su tunica para secar al Hansel que esta centrado en dejar caer flores al lago.

Ella suspira mirando al niño regordete—la tarjeta de rana de chocolate  lo describe como "la pesadilla" de los estudiantes de Hogwarts—dice mirando con desconfianza el lago

Los cuatro niños se tranquilizaron todos estaban en silencio, contemplando el gran castillo que se elevaba sobre sus cabezas mientras se acercaban cada vez más al risco donde se erigía.

—¡Bajad las cabezas! —exclamó Hagrid, mientras los primeros botes alcanzaban el peñasco. Todos agacharon la cabeza y los botecitos los llevaron a través de una cortina de hiedra, que escondía una ancha abertura en la parte delantera del peñasco.

Fueron por un túnel oscuro que parecía conducirlos justo por debajo del castillo, hasta que llegaron a una especie de muelle subterráneo, donde treparon por entre las rocas y los guijarros.

Al bajarse del bote recibieron muchas miradas curiosa pues la niña morena tenía flores y plumas en su cabello esponjoso y el niño que buscaba a su sapo tenían stickers de caritas sonriente y ositos pegadas a su rostro y túnica.

Mirado divertido a lo dos niños agarra la mano de Hansel para no perderlo presta atención a hagrid al escucharlo—¡Eh, tú, el de allí! ¿Es éste tu sapo? —dijo Hagrid, mientras vigilaba los botes y la gente que bajaba de ellos.

—¡Trevor! —gritó Neville, muy contento, extendiendo las manos. Luego subieron por un pasadizo en la roca, detrás de la lámpara de Hagrid, saliendo finalmente a un césped suave y húmedo, a la sombra del castillo.

Subieron por unos escalones de piedra y se reunieron ante la gran puerta de roble—¿Estáis todos aquí? Tú, ¿todavía tienes tu sapo?—Hagrid levantó un gigantesco puño y llamó tres veces a la puerta del castillo.

La puerta se abrió de inmediato. Una bruja alta, de cabello negro y túnica verde esmeralda, esperaba allí. Tenía un rostro muy severo

Harry la miro con cautela parecía que se trataba de alguien con quien era mejor no tener problemas.

Harry y Hansel Potter y la maldita piedra filosofalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora