Classroom Of The Elite: Kiyotaka the toymaker

Ss:Kikyo Kushida :El Brillo de Kiyotaka

Pov Kikyo.

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Ah... tan molesto. Esa era la única forma en que podía describir lo que sentía en esos momentos. La imagen de Horikita se formaba en mi mente, y la rabia comenzaba a hervir dentro de mí. Cada palabra que pronunciaba estaba cargada de odio. Era como si la fachada que había construido con tanto esmero se desmoronara en cuestión de segundos.

Murmuré con desprecio, sintiendo cómo la imagen de la chica popular y amigable que todos conocían se desvanecía. ¿Cómo podía Horikita ser tan perfecta? ¿Cómo podía ser tan molesta y arrogante? ¿Por qué no podía simplemente desaparecer? Mis pensamientos se nublaban con la furia y la frustración.

Perdida en mis pensamientos, no me di cuenta de que alguien me observaba hasta que escuché una voz calmada y afirmativa. Me giré rápidamente y allí estaba él, Ayanokouji Kiyotaka, mirándome con una calma que solo hizo que mi rabia aumentara.

¿Qué estaba haciendo él aquí? Su presencia me perturbaba, pero no podía negar que sus palabras resonaban en mi interior. Sabía exactamente de lo que hablaba. Sabía lo que era fingir, actuar como si todo estuviera bien cuando, en realidad, todo se desmoronaba por dentro.

Tú y yo somos parecidos, dijo. Y eso me dejó perpleja. ¿Cómo podía saber tanto sobre mí? ¿Cómo podía entenderme tan bien? La desesperación comenzó a llenar mi corazón. No entendía qué estaba tratando de hacer, pero sus palabras me hacían sentir vulnerable y expuesta.

Las lágrimas comenzaron a caer por mi rostro. Sentía una mezcla de desesperación y alivio. Por un lado, odiaba que alguien más viera a través de mi fachada, pero por otro lado, era reconfortante encontrar a alguien que realmente me entendiera. Me ofreció su ayuda y, aunque me sentía patética, no podía negar que la necesitaba.

Me prometió que sería mi brillo, que me ayudaría a conseguir lo que quería. Sus palabras eran suaves pero cargadas de verdad. Sabía que quería los elogios y la admiración de los demás, que haría cualquier cosa para conseguirlos. Pero escuchar esas verdades en voz alta, dichas por alguien más, era devastador.

Intenté mantener la compostura, pero su confianza me dio un extraño consuelo. Sentía que podía confiar en él, aunque aún había dudas. Me prometió que me guiaría y, aunque tenía miedo, también había una chispa de esperanza. Tal vez, solo tal vez, podría encontrar mi redención a través de él.

Mientras caminaba hacia la salida, sus palabras seguían resonando en mi mente. Kiyotaka era una fuerza a tener en cuenta y, aunque había miedo, también había una extraña sensación de esperanza. Tal vez podría finalmente ser la estrella que siempre quise ser.

Así, con el corazón lleno de dudas y una chispa de esperanza, me adentré en un nuevo camino, uno donde Kiyotaka sería mi guía, y donde mi verdadera lucha apenas comenzaba.

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