Ser bueno.

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CAPÍTULO 4

"Ser bueno".

Davos POV.

Me dije que todo esto no tenía nada que ver con él.

Mi padre tenía razón, teníamos que prender la mecha de la guerra que se nos había prometido. Mis hombres estaban listos, yo lo estaba. Tanto entrenamiento tenía que tener una recompensa y la cabeza de los verdes parecía ser la mejor opción.

Así que no, esto era necesario, me lo repetí para calmar mis nervios.

Con el paso de los años se volvió una costumbre monitorear la idas y vueltas de este Bracken en particular. Estaba seguro que Aeron hacía lo mismo conmigo. Pero tampoco podía sentirme especial, porque sabía que también vigilaba a mi hermano. Simplemente era su trabajo. Así que aunque este encuentro era particularmente inevitable el lugar que había escogido no.

Entendía a Aeron Bracken más que a la mayoría de las personas. Quizá era por mi obsesión con él, pero a veces, cuando estaba borracho, cansado y solo, sentía que podía ser algo más. Así que sabía que él no quería esta guerra, y también, que la primera persona a quién buscaría para tratar de hacer algún pacto sería mi hermano. Sólo tuve que esperar a que estuviera tan angustiado por la idea de nuestra casa atacando a la suya que iría a cualquier lado con tal de hablar con Ben.

Así que ahora me tocaba esperar que viniera a mi. La habitación en la que me atrincheré no era la que solía usar mi hermano, ni ninguno de sus amigos. Esta era particularmente oscura. Las cortinas eran gruesas así que la luz de la luna apenas lograba entrar. Casi no había velas alrededor, ni en los pilares. Había unas cuantas lámparas pegadas a la pared, cerca de la cama, que alumbraban a la prostituta completamente desnuda que estaba acostada en ella.

Yo estaba sentado en una de las ostentosas sillas que había en una esquina, con las piernas estiradas y tomando vino. Justo cuando la puerta se abrió, descubriendo a la madame del burdel y a Aaeron.

Él entró con paso seguro a la habitación y con sus ojos fijos en mí. No fue hasta que la prostituta se sentó de golpe cuando lo vió, que él la notó. Grandes instintos de caballero y una mierda, pensé.

—Sigue recostada, cariño. Eres un adorno bonito.— le dije a la chica.

Y no mentía, lo era.

Su piel era blanca, con facciones casi de muñeca, su cabello largo y de color ambarino. Esperaba que él pudiera conectar los puntos. Y cuando Aeron le dedicó otra mirada, está más tardada y me encaró, su postura era lo suficientemente rígida para decirme que sí, lo había entendido.

Con un gesto de la mano le indiqué a la madame que se largará y aunque vacilo, terminó por obedecerme.

—¿Sabes? No eres tan listo como piensas— su voz era tranquila.

—Si, la verdad es que lo soy.

No respondió esta vez, parecía cansado y a pesar de la inquietud que parecía exudar sus ojos estaban alertas pero también serenos y enfocados en mi.

Y eso me gustó.

—¿Qué quieres? ¿Vas a incendiar este lugar también?— me reprochó.

—Si sabes que fui yo, ¿por que aún no me has atacado?— le pregunté mientras me señalaba a mi mismo y extendía mis brazos.

—Porque sólo eres un alborotador, no eres nadie de peso en este juego. Y mi señor no es estúpido, sabe lo que esperan ustedes, animales Blackwood, quieren forzar nuestra mano y hacernos perder el favor del nuevo rey.

Blackwood x BrackenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora