intensamente 2: salvando el multiverso 🗿

el tiempo corre

El sol comenzaba a salir sobre la ciudad cuando Riley y Peter se alejaron de los escombros de la torre. La calma regresaba poco a poco, y las personas a su alrededor comenzaban a comportarse de manera más normal, aunque todavía se podía percibir una sensación de confusión en el aire.

"Necesitamos un lugar para descansar y planificar nuestro próximo movimiento," dijo Peter, mirando a su alrededor en busca de un refugio.

Riley asintió, sintiéndose agotada tanto física como emocionalmente. Finalmente encontraron una pequeña cafetería que había escapado al caos de la ciudad. Se sentaron en una mesa en la esquina, y Peter pidió dos tazas de café.

Mientras esperaban, Riley miró a Peter con una mezcla de gratitud y preocupación. "Peter, hay algo que debo contarte."

Peter levantó la vista, notando la seriedad en la voz de Riley. "¿Qué es, Riley?"

"En cinco días, cumpliré 14 años," dijo Riley, su voz temblando ligeramente. "Y siento que algo grande está por suceder."

Peter frunció el ceño, procesando la información. "¿Por qué es importante?"

"Mis emociones han estado más intensas últimamente, más difíciles de controlar," explicó Riley. "Y siento que mi cumpleaños es como un punto de inflexión. Si no resolvemos esto antes de que llegue ese día, tengo miedo de lo que podría suceder."

Peter asintió lentamente, entendiendo la gravedad de la situación. "Entonces, no tenemos tiempo que perder. Necesitamos encontrar y detener al Maestro de las Emociones antes de que sea demasiado tarde."

Sus tazas de café llegaron, y Riley tomó un sorbo, tratando de calmarse. Dentro de su mente, sus emociones estaban en una reunión de emergencia.

"Cinco días," dijo Miedo, su voz temblorosa. "Eso no es mucho tiempo."

"Lo lograremos," afirmó Alegría con determinación. "Hemos superado cosas peores antes."

"Pero necesitamos un plan," añadió Tristeza. "No podemos simplemente correr sin dirección."

Mientras las emociones de Riley discutían, Peter tomó un mapa de su mochila y lo extendió sobre la mesa. "Debemos encontrar los otros puntos de inestabilidad en el multiverso," dijo. "El Guardián del Nexus mencionó que esta no era la única área afectada."

Riley observó el mapa, su mente trabajando rápidamente. "Deberíamos regresar al Nexus. El Guardián puede darnos más información sobre dónde debemos ir a continuación."

Peter asintió, plegando el mapa y guardándolo nuevamente. "De acuerdo. Primero necesitamos un portal de regreso."

Salieron de la cafetería y comenzaron a buscar un lugar seguro para abrir un portal. Peter utilizó su tecnología para localizar un punto energético que podrían utilizar. Encontraron una zona tranquila en un parque cercano, donde Peter preparó el dispositivo.

"Esto debería funcionar," dijo Peter mientras ajustaba los controles. "Espero que el Nexus no haya cambiado de posición."

El portal se abrió con un destello de luz, y una vez más, Riley y Peter se encontraron viajando a través del colorido y caótico túnel interdimensional. Llegaron al Nexus, donde el Guardián los esperaba, su expresión grave.

"Me alegra ver que han regresado a salvo," dijo el Guardián. "Pero el tiempo es esencial. El Maestro de las Emociones está en movimiento, y debemos actuar rápidamente."

Riley asintió, dando un paso adelante. "Guardían, en cinco días cumpliré 14 años. Siento que algo grande va a suceder, y necesitamos detener al Maestro antes de esa fecha."

El Guardián la miró con una mezcla de comprensión y preocupación. "Tu intuición es correcta, Riley. Tu cumpleaños marca un punto crítico en el equilibrio de tus emociones. Si el Maestro de las Emociones no es detenido, podría aprovechar ese momento para desatar un caos aún mayor."

"¿Qué debemos hacer?" preguntó Peter, su voz firme.

El Guardián extendió la mano, proyectando un mapa holográfico del multiverso. "Hay tres puntos críticos donde las emociones están siendo manipuladas. Deben viajar a cada uno de estos lugares y neutralizar las fuentes de inestabilidad."

Riley y Peter observaron el mapa, memorizando las ubicaciones. "¿Cuáles son esos lugares?" preguntó Riley.

"El primer lugar es una realidad donde las emociones son controladas por una inteligencia artificial," explicó el Guardián. "El segundo es un mundo donde las emociones están físicamente separadas de las personas, creando seres emocionales independientes. El tercero es una dimensión donde las emociones han tomado forma tangible y están en guerra constante."

"Eso suena... complicado," dijo Peter, frunciendo el ceño.

"Cada uno de estos lugares presenta sus propios desafíos," admitió el Guardián. "Pero confío en que, juntos, pueden restaurar el equilibrio."

Riley miró a Peter, encontrando fuerza en su mirada. "Podemos hacerlo," dijo con determinación.

El Guardián les proporcionó una brújula especial que les ayudaría a navegar entre las realidades. "Úsenla sabiamente. Les guiará hacia los puntos de inestabilidad."

Con la brújula en mano, Riley y Peter se prepararon para su próximo viaje. Antes de partir, el Guardián los detuvo un momento. "Recuerden, la clave para vencer al Maestro de las Emociones es el equilibrio. No dejen que sus propias emociones los dominen."

Riley y Peter asintieron, comprendiendo la sabiduría en sus palabras. Activaron la brújula, que comenzó a girar y brillar, creando un nuevo portal.

"Vamos," dijo Peter, mirando a Riley. "El tiempo corre."

Riley asintió, su corazón latiendo con fuerza mientras se lanzaban una vez más hacia lo desconocido. Con cada paso, sentía la presión del tiempo y la importancia de su misión. Pero con Peter a su lado y sus emociones en armonía, estaba lista para enfrentar cualquier desafío que el multiverso les presentara.

Atravesaron el portal y llegaron al primer destino: una ciudad futurista donde la tecnología dominaba cada aspecto de la vida. Las emociones de Riley se estremecieron ante la frialdad del lugar, pero ella se mantuvo firme.

"Vamos a encontrar esa inteligencia artificial," dijo Peter, su voz llena de determinación.

Riley asintió, sintiendo la fuerza de sus emociones. Estaban juntos en esto, y no dejarían que nada los detuviera.