Ezreal el nuevo Barón de Zaun

capitulo 8: viejos amigos parte 2

Ezreal sabia que no podría seguirle el ritmo a Ekko, su desplazamiento arcano estaba limitado, y no podía moverse tan lejos, ni tan rápido como antes, no sin su guantelete, pero Ekko tenia la solución, le dio una aerodeslizador, algo perfecto para seguirle el ritmo mientras recorrían cada techo de la ciudad, y ciertamente lo que veía era simplemente triste, el no recordaba Zaun de esta manera, y todo empeoraba cuanto mas abajo estaba, las fabricas contaminaban constantemente el aire que todos respiraban, mientras que las viviendas tenían que soportar el constante Smok que se filtraban por las tuberías en las calles, sin mencionar la falta de aire en general por estar en un lugar tan encerrado, y aun no piensa en los matones que toman lo que quieren de los demás, simplemente es sorprendente como aun con tantas dificultades aun la gente siga viviendo aquí, pero lo que mas le dio lastima era la cara e Ekko que mostraba una profunda tristeza al ver su ciudad, al principio no lo había notado porque se veía mas como una franja de energía azul, pero ahora que se habían detenido en un techo y estaban viendo la ciudad, estaba claro lo que sentía.

—entonces, ¿Cómo te fue en Shurima, encontraste el guantelete, y a tus padres?, supongo que aun no encuentras el guante, y dañaste el otro que te hice, si no, no me explico el como sigues usando esa vieja chatarra— dijo Ekko mientras señalaba el Guantelete Quimtech.

la pregunta cogió por sorpresa a Ezreal —yo... eh... no, bueno si, encontré el guantelete era todo lo que decían las leyendas y mas, aunque me lo quitaron en prisión, quiero recuperarlo, ¿sabes?, mis padres... —Ezreal tardo un momento en contestar,  y esto lo noto Ekko, quien estaba apunto de hablar, pero Ezreal continuaría — mis padres seguramente siguen explorando, aun no e recorrido todo el mundo, me faltan muchos lugares, y no han de saber que yo logre encontrar el guantelete, por eso lo quiero de vuelta, y cuando lo tenga volveré a ir de aventura hasta tener tanta reputación que mis padres escuchen hablar de mi y vengan a buscarme en persona, se que así será, cuando las historias de mis aventuras recorran el mundo y todos sepan lo extraordinario de mi nombre—.

Ekko podía ver lo soñador que eran esas palabras, principalmente por la mirada que lanzaba Ezreal al cielo, pero aun así no dijo nada, el también tenia su sueño imposible, y aun menos mencionaría la posibilidad de el fallecimiento de sus padres, no le haría eso a su amigo, pero si intentaría cobrar una vieja promesa.

—bueno, se que lo lograras, siempre has logrado lo que para otros es imposible, nunca sabré como, así como cuando le robamos un viejo mapa del sumidero a esa banda que nos persigue por un día entero, pensé que no escaparíamos, pero tu lograste derribar a toda la banda con solo doce años—.

Ezreal se sonrió con orgullo —bueno, solo necesite un poco de fuego, un barriles de combustible, y esa rueda motorizada que construiste, y saber que edificio tenia su suelo casi destruido, fue fácil—

—si, aunque casi morimos, aun recuerdo como el suelo se estaba cayendo a nuestros pies, sabes, siempre te e visto como alguien muy ingenioso, siempre lograbas salir de problemas con ese ingenio tuyo, aunque también nos metías en ellos, tu ingenio podría ayudar a Zaun, dime como cambiarias tu esta ciudad—.

Ezreal frunció el ceño, sabe a donde quiere ir y no le gusta— no podría, solo soy un hombre, y existen tantas cosas en contra, la historia lo a demostrado, hasta los mas grandes emperadores y conquistadores requieren de mucha gente capas a su lado para que su ambición funcione, además de necesitar carisma, ingenio y seguidores, y aunque soy carismático e ingenioso, no tengo nada de lo demás, y si la ciudad no quiere cambia no va a cambiar—.

Ekko parecía algo molesto por lo dicho, pero se mantuvo calmado —la ciudad quiere, acaso aun no has visto la pobreza y el hambre, las familia destrozadas por el trabajo en exceso que tienen, las malas condiciones que cada una de las familias tiene que vivir, no creo que no quieran cambiar nada de eso, ¡nadie aquí quiere vivir en la miseria!—