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Cassie Baratheon era su nombre, hija de Lord Borros Baratheon y Lady Elena Caron. Tenía cuatro hermanas mayores, Cassandra, Maris, Floris, Ellyn y un hermano menor llamado Royce, al cual ella nunca pudo conocer.

¿La razón? Ella murió antes de poder hacerlo. Cassie regresó de la muerte tras pasar por el mismísimo infierno. Había vuelto al pasado, regresando a aquella etapa de su vida en la que aún era una niña inocente, sin estar entrometida en todos los problemas que surgieron debido a la guerra, o también conocida, como la danza de dragones.

Para su mala suerte, ella no apareció mucho tiempo antes del inicio de toda su desgracia. Ella estaba tan solo a unos pocos días de encontrarse con el hombre que arruinó su vida, el príncipe Aemond Targaryen. Incluso pensar en aquel tuerto, era suficiente para entablar miedo en ella.

Aquel hombre la secuestro, la mancilló por completo después de tantas violaciones, la embarazó y la obligó a quedarse con él, pese a su negación en hacerlo. El jugo con ella en todos los sentidos, la uso como su juguete, esparció su semilla dentro de su vientre y la abandonó con un bastardo. Cassie jamás supo el porqué de su obsesión hacia ella.

Tan solo, sabía que ese maldito hombre tenía un fetiche por verla sufrir y ella estaba segura de que jamás arremetió contra él, por lo que nunca entendió que le hizo como para ganarse todo su odio. Porque para Cassie, eso es lo que Aemond sentía por ella, odio.

De haberla amado, nunca habría hecho lo que hizo. Convirtió su vida en la peor de las tragedias, y luego, la dejo encerrada en la fortaleza roja, siendo custodiada por la reina Alicent. Para después él irse a entretenerse con su otra amante, una mujer llamada Alys Ríos.

En aquel tiempo, fue el único instante en que su cuerpo magullado pudo por fin descansar. Con la ausencia de ese maldito hombre, todas las humillaciones hacia ella cesaron. No hubo más violaciones, golpes ni más daño emocional para su descompuesto juicio, en vez de eso, solo tuvo que lidiar con la carga de criar a su hijo sola entre cuatro paredes.

Y aun así, pese a ser obligada a darlo a luz, ella lo amó. Lo hizo con todo su corazón, ella le entregó todo su ser a su hijo, a su niño de ojos violetas y pelo oscuro como la noche. Jamás culparía a su hijo por los errores de su padre. Él era inocente, la única alma pura en medio de tanta sangre y caos.

Cuando la guerra estaba culminando, ella se llevó la peor de las partes, tenía prohibido salir de sus aposentos, ella ni siquiera podía merodear por los pasillos del castillo. La reina Alicent tampoco podía hacerlo, al igual que su hijo y él...  Él, su pequeño niño, fue asesinado con tan solo dos días del nombre y ni siquiera supo quién fue el culpable de hacerlo, al ver morir a su niño, toda la poca cordura que ella aún conservaba, llegó a su fin.

En tan solo un pestañeo, su mundo se derrumbó. Todo fue tan repentino para ella, solo fue una noche. Su hijo estaba junto a ella, ambos estaban durmiendo, y cuando ella despertó, su hijo se encontraba muerto a su lado. Incluso cuando perdió la vida, seguía viéndose tan pacífico y noble.

Fue la peor sensación que experimento en su vida, ni siquiera las múltiples palizas que recibió eran capaces de igualar el dolor que sintió cuando su niño murió. Ella ni siquiera supo cómo falleció, cuál fue su última palabrita, su último balbuceó, el último suspiro que dio, no supo nada.

Solo era ella, llorando con su hijo entre sus brazos. Viendo cómo cada esperanza existente dentro de su averiado corazón, se rompía en mil pedazos. Cada fragmento de su alma se fue junto a la vida de su niño, su propia vida se fue con él.

Luego de que los verdes perdieran la guerra, ella murió. Cassie cometió suicidio, decidió que no quería seguir con su vida después de tanto sufrimiento. Su familia le dio la espalda al ser robada por Aemond, su padre incluso parecía orgulloso de que su hija desposara a un príncipe Targaryen, no obstante, aquello nunca sucedió, ellos no se casaron.

ᴏᴄᴇᴀɴꜱ ɪɴ ʏᴏᴜʀ ᴇʏᴇꜱ - ʟᴜᴄᴇʀʏꜱ ᴠᴇʟᴀʀʏᴏɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora