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Al día siguiente, Izuku estaba sentado mientras veía como el rubio y su hermano peleaba, no entendía muy bien que era lo que pasaba, pero le parecía divertido. Denki a su lado estaba animando a Kirishima, aunque poco después, este fue derribado por el rubio.

-Ja!, que sucede pelos de mierda, creí haber escuchado que esta vez me vencerías en una pelea- Katsuki se burlaba del contrario con una sonriso socarrona en su rostro.

-Está bien, está bien, tú ganas- se rindió el pelirrojo haciendo que el rubio lo soltara al instante, Eijiro comenzó a frotar sus extremidades adoloridas.

-Oh, eso fue... impresionante! No sabía que fueras tan fuerte- Elogió Izuku hacía Katsuki, quien solo sonrió orgulloso.

-Eso no es nada nerd- Katsuki solo pudo observar la sonrisa y ojos brillantes que el peliverde ponía mientras lo miraba, una sensación un tanto extraña invadió su corazón, sus mejillas se calentaron un poco y al instante volteo para que el esmeralda no lo viera de ese modo, dirigió una de sus patas delanteras hacia los rulos del menor para revolverlos con suavidad.

- Oigan tórtolos!- Gritó Eijiro haciendo voltear tanto a Izuku como a Katsuki- Dejen de ser tan empalagosos y vengan a comer algo!, seguramente Izuku tendrá hambre- Ambos dragones se sonrojaron y voltearon a direcciones diferentes, mientras comenzaban a terminar a la par.

-Oye... Tonto Deku- El pecoso volteó hacia el rubio- Después del atardecer... en la cima de la montaña- Izuku comprendió al instante lo que el rubio quería decir, se puso un poco nervioso al pensarlo.

-¿Qué es eso de Deku... tonto Kacchan?- Reclamó el peliverde en un puchero, aligerando un poco el ambiente al escuchar la risa del dragón rojo.

Ninguno de los dos se dio cuenta de la presencia rosa que los miraba desde lejos.

Después de haber comido y convivir un poco, Izuku se dirigió con nervios al lugar al que Katsuki le había indicado, sabía que aún faltaban un par de horas para que anocheciera, pero aun así el pecoso quería prepararse mentalmente para lo que sea que Katsuki quiera decirle

Apenas llevaba un día ahí y ya se sentía como en casa.

Aquellos dos dragones cercanos a Katsuki lo habían hecho sentir tan bien, nunca en su vida había convivido de esa forma con otros dragones, anteriormente, todos se alejaban de inmediato al enterarse de su condición, todos en su isla lo consideraban un defecto, por la misma razón Izuku se alejó de todos, con el fin de que nadie más volviera a lastimarlo de esa forma. Había pasado tanto tiempo desde que había entablado una conversación con otro individuo.

Estaba tan perdido en sus pensamientos que no sintió aquella presencia acercándose a él con sigilo.

El esmeralda se alertó cuando escuchó un ruido detrás de él, al voltearse encontró con aquella dragona rosa que había visto el día anterior, tenía una cara bastante seria.

-Oh--- eres tú, eehhm...- Izuku hizo una pausa al no recordar el nombre de la dragona.

-Uraraka...- Miró de forma seria al peliverde, quien al notar la atmosfera tan pesada, comenzó a ponerse nervioso, la dragona soltó un suspiro- Seré directa contigo- Camino hacia el peliverde parando junto en frente del pecoso, con un ceño bastante fruncido

-No me interesa quien eres o de dónde vienes, y tampoco quiero ser tu amiga, solo voy a dejarte en claro una: Katsuki es mío, y no voy a dejar que un dragón cualquiera me lo quite, aquí solo puede estar uno de nosotros dos, así que... tu sabrás que hacer- Uraraka se alejó lentamente del peliverde, dejándolo asombrado por tal hostilidad.

Izuku no sabía cuánto tiempo había pasado pensando en lo que la castaña le había dicho.

-Ella tiene razón... ¿Qué puedo darle yo a Kacchan? Solamente soy un dragón inútil que ni siquiera tiene un don especial... Yo no debería estar aquí...- Se dijo así mismo, quería llorar, por un momento creyó que podía tener alguna oportunidad con el dragón rojo, fue un tonto al creerlo.

No quería ver a nadie, no quería saber nada de nadie, así que simplemente alzo vuelo con la intención de volver a su isla, sin importarle que Katsuki estaría esperándolo ahí mismo en el mismo lugar.

El pecoso ni siquiera sabía hacía donde estaba volando, estaba tan perdido en sus pensamiento que no se dio cuenta de cuando perdió de vista el camino, cuando se dio cuenta de que no tenía ni idea de donde estaba bajó hacia un espeso boque. Las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos sin poder evitarlo, de nuevo estaba solo, fue un tonto al haberse ilusionado tan fácilmente. Ahora, estaba vulnerable, perdido y sentimental, odiaba ser tan sentimental.

Justo cuando quiso dar un paso para seguir su camino, una flecha cayó justo delante de él haciéndolo retroceder, al levantar la vista pudo ver a cientos de hombres justo delante de él portando todo tipo de armas.

-Lo encontramos, les dije que estaba por aquí...- Uno de los hombres habló haciendo que Izuku comenzara a asustarse.

-Este día no puede ser peor...- Se dijo para sí mismo, alzando vuela tan rápido como sus alas se lo permitieron, siendo perseguido al instante por aquellos monstruos.

El peliverde comenzó a volar más rápido cuando vio que aquellos seres comenzaban a atacarlo con cientos de flechas, su miedo fue mayor cuando se dio cuenta de que algunas de esas flechas estaban cubiertas casi completamente por fuego.

Lagrimas volvieron a salir de sus ojos, pero esta vez eran de miedo, había volado ya varios metros, pero ni aún así pudo perder a aquellos humanos.

Fue peor cuando una de esas flechas logró darle en una de sus alas haciendo que el pecoso cayera varios metros de alto. Cuando logró incorporarse de nuevo aquellos hombres lo tenían completamente rodeado, apuntando sus armas directo hacía el, Izuku no pudo hacer nada más que agazaparse en una esquina completamente horrorizado, ¿Así era como iba a morir? Esos malditos monstruos iban a hacerlo sufrir una agonía infernal. Resignado cerró los ojos con fuerza esperando su final.

Pero entonces, antes de sentir miles de flechas incrustarse en su cuerpo, sintió el suelo temblar, cuando abrió los ojos, miró asombrado a la silueta que estaba frente a él. Era Katsuki.

El rubio estaba más que enojado, esos malditos idiotas se habían atrevido a lastimar a su pareja, ¿¡COMO SE ATREVÍAN!? Katsuki soltó un rugido aterrador haciendo que la multitud se pasmara, los orificios nasales del dragón comenzaron a humear, al abrir la boca, soltó una gran cantidad de fuego que quemó todo a su alrededor, incluyendo a algunos de esos hombres.

Cuando todo se calmó, Katsuki volteó hacía Izuku quien se alarmó al verlo tan enojado.

Porque sí, Katsuki estaba sumamente enojado con el peliverde.

Ojos Esmeralda y una luz Naranja |• KatsuDeku •|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora