Capítulo 10- Castigo

4 0 0
                                    

Matt

Escuchaba un ruido muy fuerte cerca de mi oído.

Abría los ojos de vez en cuando y luego me volvía a dormir.

¿Qué es eso que se escucha tan fuerte?

Espera. ¿Cuánto he dormido?

Abrí los ojos de golpe. MIERDA.

Mierda, mierda, mierda. Me levanté de la cama y revisé el reloj que ya llevaba más de quince minutos sonando.

Y tu teniendo el sueño más pesado que un koala.

Okey, tengo tiempo. Son las siete quince, si alcanzo a llegar,

Mierda, llevaba repitiendo la misma maldición mientras me movía por mi habitación. Necesito una maldita camiseta. Rebusqué en mi armario, ahí adentro solo tenía una pijama limpia.

Mierda. ¿Dónde está mi ropa?

En una silla tenía montones de ropa amontonada, agarré la primera camiseta que encontré, ni siquiera chequé si estaba limpia.

Cómo huela a sudor, Matt.

Me puse los mismos Vans que he tenido desde años, por un momento les puse atención. Dios, están hechos un asco.

Una limpiadita, ¿no?

No hay tiempo para eso. Corrí a la sala y agarré mi mochila de la escuela y luego quise salir a la puerta, pero algo me detuvo... ¡Mi mochila del entrenamiento! Agarré la mochila que estaba a un lado de mi cama y corrí de nuevo hacia la puerta, cerré con llave y ahora sí, a correr de verdad para no llegar tarde.

LLegué raspando al plantel, a primera hora tenía cálculo con Carter.

Uy y con él, si no llegas mínimo cinco minutos antes te deja afuera. Córrele más rápido, ¿Quieres?

Ya veía a el profesor Carter entrar por el pasillo, con zancadas largas apenas logré entrar al salón. Me senté en la orilla y ahí suspiré de alivio, y seguido de eso, entró Carter.

Rápido y a tiempo cómo siempre.

Claro, soy Matt Larson, uno de los mejores fullbacks en toda la historia de la escuela Foster.

Y humilde, señores, lo más importante.

Eso es lo de menos. El maestro se acercó a la pizarra a comenzar a anotar, empezamos bien cuando dimos un repaso de porcentajes, después me perdió al momento de comenzar con monomios y binomios y esas cosas.

Creo que se nos hizo cortocircuito.

Fred, a mi lado, no dejaba el celular. ¿Qué está haciendo? Lo veía con una sonrisa boba.

Bien, ya creo saber qué está haciendo.

Habla con ese tal Howard.

-Como así miraras las matemáticas.- susurré a mi amigo.

- Cállate. Tu tampoco le entiendes a lo que dice el viejito.- me imitó.

- Pero al menos estoy anotando, tu qué has anotado en tu libreta, ¿eh?

Estiré mi cabeza para ver su libreta, él ni se inmutó, siguió tecleando. En medio de la libreta, el nombre de su amado estaba escrito en mayúsculas y corazones. Volví a incorporame a mi asiento y rodé los ojos. 

- Mi amigo el menos enamorado. Supongo que ahora ya se arreglaron las cosas.

Asintió feliz.- Es el indicado, yo lo sé.

•TIEMPO•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora