Capítulo 6- Matt Larson

6 1 0
                                    

Matt

LLegué a mi casa y di un suspiro antes de cruzar la puerta me encontré mi solitario departamento, todavía trataba de acostumbrarme; sin embargo, esto comenzaba a deprimirme. No tener a tu familia cerca puede ser algo... Extraño, no sé cómo describir esto. Quiero irme a casa.

Llevaba viviendo aquí al rededor de 5 meses en este lugar. Al principio, no lo voy a negar, si quería irme de casa, supongo que me hacía ilusión estar en un lugar nuevo, un aire distinto, ahora me arrepiento de no haber disfrutado más lo que tenía antes de haber tomado ese vuelo de avión con destino a Atlanta.

 Si bien no siempre mi familia tuvo grandes recursos económicos, pertenecíamos a la clase social baja-media, no muy ricos como para tener una casa de tres pisos, una televisión para cada cuarto o para pagar un colegio; pero nos alcanzaba para lo necesario. Gracias a que hace dos años comencé a practicar fútbol americano pude obtener una beca de deportista, donde me pagaban absolutamente todo, el alquiler, comida, escuela, ropa, ¿Quién no disfrutaría esto? 

Al parecer yo; yo no lo estaba disfrutando como debería. Dejé mis cosas en el suelo, crucé la sala para llegar a la cocina y tomar del refrigerador la comida china de hace tres días, no me molesté en calentarla, pues incluso el meter el plato con comida al microondas me daba pereza. Volví a la sala y me senté en el suelo y mantuve mi vista hacia la ventana, los rayos del sol se colaban por entre las cortinas y llegaban al suelo. 

Desvié mi vista hacia la esquina de la sala donde yacían mis cuadros, estaban tumbados, arrinconados como si se escondieran para que nadie los vea.

Cómo me gustaba pintar, aprendí primero dibujar un círculo decente que a leer, poco a poco desarrolé más mis habilidades y técnicas. Me gustaba experimentar con todo, no tenía límites, el mundo era mío; me recordé a mi de niño llegar de la escuela e ir directo a mi cuarto para ponerme los auriculares y pintar, dejaba que mi mano se soltara y que la frecuencia de la música guiara mis movimientos como si creara una coreografía con solo mis manos. Me gustaba trabajar con acrílicos, pero así como me gustaba trabajar con el acrílico me gustaban las acuarelas, el grafito, aerosol, óleo y así muchos otros. Todo fluía en mi mundo, mi alma se conectaba con mi mente y mi cuerpo y creaba, me sentía solo yo y mi pintura. Me encontré a mi mismo agarrando uno de los liezos que estaban en el suelo, no estaba terminado creo que en ese momento estaba cansado y no tenía la inspiración sufuciente como para seguir pintando.

¿En qué momento dejé todo esto atrás? 

La pregunta apareció en mi mente, no sabía como responderla, miré con atención cada detalle, lo que trataba de expresar en esa pintura, estaba claro el mensaje: Culpa. Mi conciencia no estaba tranquila desde hace mucho tiempo atrás. Los tonos grises y rojos me resultaron inquietantes, dejé el lienzo para luego agarrar otro de un tamaño más pequeño, sonreí al ver lo que pinté. Una mariposa, volando con libertad, tampoco estaba terminada la pintura. Y así fui agarrando un lienzo tras otro, percatándome de que ninguno estaba terminado, algo en mi despertó, diciéndome que debería terminarlos pero me visualicé sacando mis materiales y sentándome en la mesa dispuesto a dar por finalizada cada pintura. El problema era que, no sabía, no sabía qué pintar, estaba en blanco. 

Senti una incertidumbre sin sentido en medio del pecho, no tenía inspiración para ninguna de las pinturas, me sentí perdido.

Tengo un bloqueo, un bloqueo que está conmigo desde hace años, un bloqueo que apareció por mi culpa, un bloqueo que vino después de haberlos alejado, de haberle hecho caso. Antes algún bloqueo lo podía vencer haciendo garabatos en mi libreta, pero ahora, no sabía dónde estaba mi antigua libreta y, mi mano, la sentía que ya no sabía ni cómo agarrar el lápiz.

Y creo que no me quería dar cuenta de lo que me estaba sucediendo, de que en un momento de mi línea del tiempo me perdí. El fútbol ocupó mi tiempo libre, ocupaba mi energía, mi mente, mis pensamientos; no sé en que momento le invertí más tiempo en las prácticas que en lo que en verdad me gustaba.

¿Quién eres, Matt?, ¿En quién te convertiste?, ¿Quién eres ahora?... ¿Por qué cambiaste, Matt?

Mi mente estaba a punto de explotar, lo pensamientos me invadieron, quise agarrar las tijeras y cortar todo, destrozar lo que había hecho. Todo es mi culpa. Las manos me temblaron. En un minuto ya estaba afuera de mi apartamento, harto de todo. Me dispuse a correr las siguientes dos horas.

Llegué al mirador sin aliento y cansado.

Estaba enojado conmigo mismo, sabía que era mala idea salir a correr con este clima, la lluvia no tardaba en aparecer. Mi mente no se pudo distraer, pues el problema seguía ahí, carcomiéndome por dentro, me tallé los ojos desesperado. Estaba muy cansado. 

¿Estoy perdido o solo cambié? 

Creo que definitivamente me perdí, estoy perdido... 

Cuando no encuentras la respuesta a algo lo buscas, cuando pierdes algo valioso material solo buscas y buscas, o vuelves al último lugar en donde estuviste hasta que lo encuentras, o tal vez solo compras de nuevo ese algo que se te perdió.

Pero, ¿Qué haces cuando te pierdes a ti? ¿Dónde te buscas? Si dónde te perdiste fue dentro de ti mismo o misma. ¿A dónde vuelves? ¿A qué lugar?

Miré a todas direcciones cerciorándome de que nadie estuviera viéndome. Suspiré tratando de calmar mi respiración, me había agitado mucho. 

Con las manos me agarré el cabello y luego a mi cara. Grité desesperado.

-¡VUELVE! ¡VUELVEEE...! - me arrodillé en el suelo. -¡Ojalá hubiera sido distinto! Vuelve, por favor...- apreté los ojos para que las lágrimas no salieran. - ¡Quiero encontrame! No estoy... No sé dónde estoy... ¡¿Dónde estoy?!

Lágrimas gruesas invadieron mi rostro, me las sequé enojado.

Dejar salir esto que siento, hubiera sido más fácil si pudiera plasmarlo en un lienzo, o en una hoja, o en mi libreta. Pero no puedo... No tengo nada, no se me ocurre nada. Me siento solo. Me siento sofocado. Me siento distinto.

No me quería dar cuenta de lo que había pasado conmigo por estar ocupado en otras cosas, estaba viendo a las personas y no a mi mismo, no me estaba viendo, me desconozco.

¿Dónde estás Matt? ¿Dónde está el verdadero Matt Larson? Y, ¿Quién es el Matt de ahora?

Después, llegué a mi casa, me metí en la ducha y relajé mis músculos. Me senté en medio de la sala de nuevo. Viendo el cielo. Las lágrimas aparecieron de nuevo.

- Necesito encontrarme...- susurré para mi mismo.

No sé cuánto tiempo pasé divagando, pero hubo un punto en el que ya no podía mantener mis ojos abiertos por completo y decidí irme a dormir. Aún así, en mi cama, no me relajaba del todo. Tardé al rededor de 2 horas para conciliar el sueño. 

Estoy perdido... Estoy perdido y no sé en dónde me dejé, no recuerdo el último lugar en donde estuvo el verdadero Matt Larson.

•TIEMPO•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora