La última vez que Jihyo tuvo una mañana tan horrible seguía yendo a la universidad.
Cuando despertó y se levantó para prepararse una taza de café, notaba los ojos hinchados porque apenas había podido dormir. Quizá Sana no le originó una pesadilla por culpa de un beso, pero el recuerdo de su expresión de culpabilidad atormentó la mente de Jihyo durante horas.
Casi se quedó dormida de pie, pero el sonido estridente de la cafetera la sobresaltó y, al mismo tiempo, escuchó el tono de llamada de su móvil desde la habitación. Arrastrando los pies, se dirigió al dormitorio con una humeante taza de café en la mano. El móvil sonaba con una segunda llamada entrante que le estaba perforando los tímpanos, por lo que lo cogió de un manotazo.
—¿Qué quieres? —gruñó tras descolgar la llamada.
—Buenos días a ti también. Alguien se ha despertado con el pie izquierdo —respondió Nayeon, con una risa escandalosa. Se oía muy sobria y sin atisbos de resaca. ¿Y por qué parecía tan contenta en lugar de lloriquear por haberse excedido bebiendo como generalmente hacía?
Jihyo dio un sorbo de café, maldiciendo internamente. ¿Por qué se sentía como si hubiese sido ella quien vació dos botellas de vino la noche anterior?
—¿Para qué me llamas tanto?
—Espero que dejes esa actitud gruñona cuando salgas de casa —dijo Nayeon entre risitas—. Vamos a comer más tarde en el Moonlight Barbecue. Ven.
Parecía una orden.
Jihyo frunció el ceño y apretó el asa de la taza con más fuerza de la necesaria sin darse cuenta.—¿Vamos? ¿Quiénes?
—Jeongyeonie, Momo, Sana y yo —respondió Nayeon—. Te veo a la una en el restaurante. Ponte guapa.
—Nayeon, no voy a…
Pero Nayeon le colgó antes de que pudiera replicar. Jihyo observó boquiabierta la pantalla de su móvil.
—¡Venga ya!
Pensó en no ir. Realmente lo hizo.
Si las reuniones que incluían a Momo ya solían ser incómodas de por sí, ahora debía agregar el factor Sana. No podría mirarla a los ojos sin ponerse colorada o agachar la cabeza por haberla hecho sentir tan mal la noche anterior por algo que ni siquiera era su problema.Sin embargo, conocía de sobra a Nayeon. Su hermanastra sería capaz de tirar la puerta abajo de su departamento para sacarla a rastras si se atrevía a no presentarse. De modo que, con los hombros caídos y una mueca, se plantó en el restaurante horas más tarde.
Había escogido un maquillaje discreto para ocultar el cansancio tras una pésima noche sin dormir, aunque decidió no arreglarse a propósito para no llamar la atención. Necesitaba pasar desapercibida con ropa casual y evitar atraer aún más el interés de Sana. La noche anterior ella le dijo que le gustaba su estilo, como si fuera una especie de tipo ideal, pero Jihyo no quería serlo.
No debía. Por el bien de las dos.Sin embargo, una vez llegado el momento de la temida confrontación, en realidad Sana apenas le dirigió un saludo y fue demasiado formal. Luego, solo siguió cabizbaja a Momo hasta ocupar su mesa reservada en el interior del restaurante.
Cuando se hubieron sentado, a Jihyo le dio la sensación de que Sana había escogido la silla más lejana a propósito. Aunque una parte en su interior festejaba de alivio porque aparentemente ninguna quería interaccionar más con la otra, en realidad no lo sintió como una victoria. Sana estaba rehuyendo de ella como si fuese un insecto que tenía miedo de pisar por accidente, y Jihyo no pudo evitar sentir el estómago tan hundido durante la comida que perdió todo el apetito.
ESTÁS LEYENDO
Besos inolvidables ➳ sahyo
Dla nastolatkówJihyo tiene un problema, aunque ella lo considera más bien una maldición. Es también la razón por la que jura no entablar una relación romántica jamás, de modo que enamorarse tampoco es uno de sus deseos. Está bien sola y así planea quedarse el rest...