Just Drive! [FoolHalo] [EN PAUSA]

[Rain Is Falling]

Cuando Bad despertó, sintió cómo si su cabeza hubiera sido golpeada por un martillo. No quería abrir los ojos, pero el repentino frío en su cuerpo, y su reloj biológico, trabajaron en su contra.

Aún sin un reloj, suponía que eran las cuatro de la mañana.

Respiró hondo y exhaló bajo las sabanas para encontrarse un olor a colonia que no era suyo. Eso fue suficiente para que se forzara a abrir los ojos y se encontrara a un Foolish desnudo durmiendo al lado suyo.

El rostro de Bad se calentó. No recordaba mucho lo que habían hecho la noche anterior. Pero dándose una inspección rápida con los ojos, podía suspirar aliviado en que no hicieron nada que ameritara un lenguaje.

Se estaba mintiendo. Sabía muy bien que se había besado con su compañero inmortal en un momento de euforia.

Había cometido un error.

El mismo era consciente de lo peligroso que era juntar sus emociones personales con los de su trabajo.

Bad quería hundirse bajo el colchón y gruñir de frustración. Pero se contuvo y se limitó a sentarse en la cama.

Se sentía asqueroso por el sudor y el alcohol que se pegó en su ropa. No necesitaba pellizcar su camisa y olerla para saber eso.

Con más razones para irse, vio por última vez el cuerpo de Foolish del pecho para arriba antes de levantarse de la cama.

Antes de cualquier necesidad, quería tomar prestado el baño del taxista.

El sonido estruendoso de un relámpago despertó a Foolish.

El hombre Tótem estaba aturdido por levantar su cuerpo de golpe. Y la resaca no le ayudaba tampoco a su pobre cerebro. Llevó una mano a la cabeza cómo si fuese a ayudar. Pero el dolor seguía ahí.

Foolish se frotó el rostro con cansancio, pensando en volver a dormir. Pero escuchó sonidos provenir de la cocina, cómo si alguien estuviera hurgando entre sus pocas tazas de cerámica.

Se levantó y buscando su alrededor, volvió a su forma humana para agarrar la primera ropa interior que estuviera en el suelo junto unos pantalones.

Estando medianamente decente, salió del cuarto y en puntillas se dirigió a la cocina, sintiéndose confundido por el aroma a café en el aire.

Las luces seguían apagadas, pero su intruso se movía con facilidad en la oscuridad que apenas era alzada por los constantes truenos.

Y fue cuando uno de los ruidosos truenos resonó con fuerza que Foolish dió un suspiro de alivio. La figura de Bad se reveló caminando a una de las ventanas que daban a la calle.

Sentándose en el marco de la ventana, el demonio no se molesto en cubrirse en su forma humana. Su cola delgada se meneaba en un son tranquilo, ignorando el ruido de las furiosas gotas de lluvia en el exterior. Entre sus manos, Bad llevaba una taza de café caliente que bebia en pequeños sorbos.