𝗖𝗘𝗡𝗜𝗭𝗔𝗦 𝗗𝗘 𝗔𝗠𝗢𝗥 | Fuego y agua, polos totalmente opuestos, el fuego le teme al agua porque es capaz de apagarlo y el agua le teme al fuego por miedo a ser evaporada. Zuko maestro fuego dispuesto a que sus llamas sean apagadas solo para...
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Capitulo 7 "el sentimiento de una hermana"
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Iba sentada a lado de Katara quien no paraba de ver a Aang con ojos de madre protectora. Nosotros sabíamos que todos los nómadas aire habían sido eliminados hace cien años atrás, incluso nosotros nisiquiera habíamos nacido cuando paso eso. Pero el golpe de estado que eso provocó fue grande para todo el mundo y fue el punto de quiebre para tenerle miedo a los de la nación del fuego.
Solo que tal vez a comparación de Katara y Sokka yo no había nacido para odiar a nadie más que a mí misma. Porque incluso a pesar de ver cómo mataban a mi madre frente a mis ojos nisiquiera era capaz de odiar a la gente de fuego. Al contrario me odiaba a mi misma por no poder proteger a mi madre, por ser una maestra terrible para Katara, por no ser una buena hermana para alguien como Sokka. Porque incluso había dejado de lado a mis hermanos por hacerme cargo de mi tribu. Y jamás me voy a perdonar haberlos dejado solos a ambos cuando más me necesitaban. Por ignorar los sentimientos de ambos. Había sido una pésima hermana para los dos y aún así ellos no podían evitar quererme mientras yo me odiaba en silencio por lo negligente que había sido. Y ninguna disculpa o acción será suficiente para demostrás lo arrepentida que estaba.
Mire hacía enfrente viendo la espalda del niño y luego a Katara. Algo dentro de mi sentía culpa, la había asustado al entregarme de esa manera pero por primera vez estuvo en mi poder protegerla como debía.
[...]
Había dos pequeñas niñas jugando lanzándose nieve repetidas veces una contra la otra. El ambiente estaba llenado de risas para aquellas dos gemelas cuando un fuerte retumbe se hizo presente haciendo que la menor de las gemelas callera al hielo, la mayor bastante preocupada se acercó a la morena y la ayudo a levantarse y la abrazo con fuerza al ver cómo toda la tribu corria llena de pánico.
La mayor tomo la mano de su hermana y corrió en busca de su padre y su hermano mayor. Pero la más pequeña se soltó de su agarre y corrió hacia la tienda donde vivía su famila, la mayor corrió detrás de su gemela y ambas se asomaron dentro viendo cómo su madre estaba dentro con un hombre vestido con armadura de acero negro con rojo.
— ¡Umeko! ¡Katara! ¡Vayanse de aquí!
Gritó la madre de ambas niñas. El shock en los ojos de la niña mayor fue evidente.
[...]
Umeko estaba con los niños sobrevivientes del ataque. Estaba curando alguna de sus heridas con su agua control. Mientras a lo lejos estaban Katara y Sokka abrazándose el uno al otro mientras Katara lloraba desconsolada por la muerte de su madre.
