2║𝗣𝗮𝗿𝗮́𝗹𝗶𝘀𝗶𝘀 𝗱𝗲𝗹 𝘀𝘂𝗲𝗻̃𝗼

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2║Parálisis del sueño.

Donde la luna iluminaba todo a su alrededor. Donde con su luz dejaba apreciar los rostros serenos de los seis campistas de Nublar, atrapados entre los brazos de Morfeo hasta que la luna decaiga y el sol se levanté, sin preocupación alguna en sus pequeñas mentes.

¡Crac!

Pero tan solo ese pequeño ruido fue lo suficiente como para perturbar al zafiro que despertó exaltado. Apretó el pecho de su pijama azulada mientras contaba hasta diez para lograr calmar aún que sea un poco la ansiedad dentro de si mismo.
Pero solo aumentó.

Al primer momento de quitar la mirada al frente, y concentrarse en una esquina de la habitación, sus orbes se expandieron a niveles peligrosos al presenciar una notoria figura semi-humana, completamente alargada y mantenía la apariencia y el color de una sombra al igual que su rostro, si es que tendría alguno. Se encontraba de cuclillas pegado a la pared.

¿Q–qué... q–qué eso?

Aquel ser se mantenía quieto, casi que parecía una estatua. Sí no fuera por su cabeza levemente inclinada y en su dirección, no habría notado que le observaba, a pesar de no tener ojos, según él.

Ben tan solo quedó postrado en su cama, con la mano al pecho y devolvía de igual forma la mirada. Aunque intentara moverse, aunque intentará apartar sus ojos, sus músculos no respondían ante sus llamados y en su lugar se quedaban inmóviles, tan inmóviles como una estatua.

Tan solo escuchaba el bombardeo de sangre que corría por sus venas desde su corazón.

Terror, solo hay terror en su mirar, deseando apartar pero imposible al acto, como si aquella criatura lo obligará a observarlo.
Él está asustado, aterrado y no evita que las lágrimas caigan sin pudor de sus ojos, pero su llanto pasó desapercibido para los demás campistas, menos para uno.

El terror crece, de un momento la criatura se levanta mientras se encorvaba un poco con el fin de caber en la longitud de la habitación, y al otro ya se encontraba caminando directamente hacia él, de una forma tan aterradora que el temor se apodera todavía más de él.

—No... Detente. Detente. Detente. Detente.

Pensaba, esperanzado de que el ser lo dejara en paz, que lo dejara tranquilo. Pero no, estaba a tan solo un metro de él, seguía acercándose. Su única salvación fue tratar de cerrar los ojos con todas sus fuerzas, esperando lo peor.
Hasta qué...

—¿Ben?

Él abrió los ojos ante el llamado de su nombre, se sentó exaltado en su cama y sus emociones eran un tormento, podía moverse, sus músculos respondieron. Frente suyo, el chico de piel chocolatada lo observaba preocupado y confundido ante el sollozo del mayor.

—Darius... — comenzó a sollozar nueva y silenciosamente. El menor se subió a la litera en la que Ben se encontraba y rodeó sus hombros con sus brazos mientras recargaba su cabecita entre en medio del cuello y su hombro, permitiéndole llorar.

Ben le devolvió el abrazo con la misma intensidad, leve era el agarre que mantenía en su cintura hasta que esta misma se reafirmó apretando un poco la tela amarilla que cubriría el torso del niño, mientras dejaba que su silencioso llanto se ahogará en el hombro de Darius.

Ante el pequeño sollozo, el de tez chocolatada apartó un poco el rostro del mayor para así, ambos quedar frente a frente con sus ojos incrustados en los del otro. Ben tenía los ojos brillosos por sus lágrimas, al igual que Darius mantenía una mirada dulce a él, para luego indicar con su cabeza en dirección a la puerta y él mismo se encontraba bajando las escaleras de la litera para hacer exactamente la misma señal: quería que lo siguiera.

𝐈... 𝐋𝐎𝐕𝐄 𝐘𝐎𝐔 || ᵇᵉⁿʳⁱᵘˢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora