Acompañante

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Acompañante.
              Capítulo cuatro.

Capítulo 4.
Un Destino para Emma.


Emma se encuentra en Alemania, ahora caminando por terrenos montañosos donde debe tomar empeñó para completar su plan; morir no era una opción.

Su paso se detuvo gracias a que choco con un cuerpo algo grande, pero gracias a su fuerza ni se inmutó, aunque ayudo a levantarse al hombre. Basta de ser cruel con las personas, cada vez la Emma de antes volvía, aunque sin desviar sus propósitos.

—Vaya, que fuerza. —comentó el hombre divertido y levanto su mano para que ella estrechará su mano—, Caleb Jenkings.

Ella le estrechó la mano al morocho y le sonrió aceptando su mano—, Emma Colings.

—¿Y qué hace una mujer tan guapa por estos lares? —preguntá empezando a caminar a la par de Emma, la cual, confundida por la actitud confianzuda del otro, hizó una mueca.

—Trabajo. —contestó sin más rodeos.

—Uhm, ¿y de que se trata ese trabajo de caminar y caminar? —preguntó algo divertido e inmediatamente con ese gesto Emma lo decifró.

Divertido y extrovertido apareció en su cerebro, solitario y de las calles. Se escapó de su hogar a los 16 por problemas personales, y desde entonces sobrevive en las calles. Ahora, con 26 años de edad, apenas se a reincorporado, y vive en un casa a las orillas de un lago cercano a esa zona por la que caminaban.

—Sólo es trabajo. Y es uno de los más importantes y díficiles del mundo. —le guiñó y él rió.

—¿A sí? ¿Y cuál es el precio de ese mágnifico trabajo que tanto alardeas?

—La vida humana.

Emma aceleró su paso tratando de no distraerse con el hombre. Sin embargo sus pasos le siguieron, parándola por el brazo.

—¿Quién eres? —pregunta con el ceño fruncido y la cabeza ladeada a un lado esperando una respuesta confundido.

Algo sobre él fallaba en el mecanismo reconocedor de Emma, algo sobre él faltaba que no podía ser detectado.

—Tú ¿Quién eres? —preguntó ahora ella, repitiendo la misma acción de él.

—Pregunté primero, por que por alguna razón no te puedo decifrar, y vaya que soy bueno en eso. —rió con íronia y Emma no hizo más que apartarlo de aquel pueblo.

Algo habia en él, y hablando lo averiguaría de una u otra forma.

—¿Quién eres? O... ¿Qué eres? —volvió a preguntar Emma.

Su objetivo era de suma importancia, y no podía arriesgarse a revelarse frente a alguien que va pasando por la calle preguntándole a la gente cosas.

—Soy Caleb.

—Me refiero a si eres especial de alguna foma. —dijo ya harta de las tonterías del hombre.

—No se si pueda revelarme ante ti. —esta vez, el hombre serio, logro hacer suspirar de frustración a ella.

—Puedes confiar en mi.

Ahora el suspiro salió de los labios de él, mirándola a los ojos, haciendo que a Caleb le dió un dolor de cabeza luego de un trancé, con una visión que lo hizó decifrar todo y hablar inmediatamente hacia Emma.

—Soy vidente.

Emma se sorprendió, y confundida decifró el por que no podía seguir sabiendo sobre él y el por que de su trance y dolor.

—¿Qué visión tuviste?

—No la vi claramente, sólo sé que el final no es tu esperado. —habló mirándola con lástima sin quererle explicar lo que realmente paso.

—¿Haz decifrado quien soy? —preguntó y se sorprendió al sentir el abrazo del hombre cubrirla.

Emma sorprendida, logró que una chispa en su cerebro sonará y soltó inmediatamente al muchacho gracias al nerviosismo que optó tan rápidamente.

—Eres una heroína. —admiró completamente el hombre

—No podemos cantar victoria. No e logrado nada aun. Y debo apresurarme. —habló mirando el crónometro mostrándoselo a Caleb.

—6 días y corriendo. —susurró asombrado.

—Y bueno, necesito un acompañante.

—Acepto, aunque no lo hayas preguntado. —sonrió Caleb ampliamente, haciendo que por primera vez Emma sonriera realmente.

Power© [#Wattys2015]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora