Inconsciente

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Miro a mi alrededor y hay mucha gente, pero no los conozco. Todos parecen envueltos en sus propios mundos, ajenos a todo lo que no sea su propia rutina. Frente a mí hay un chico con una expresión triste; está solo y parece que nadie se da cuenta de lo que pasa. Su mirada está perdida, como si cargara con un peso invisible que nadie más puede ver.

De repente, veo que se mueve. Me fijo bien y noto que tiene un arma en la mano. La levanta lentamente y se la acerca a la sien. El terror me paraliza; quiero gritar, pero mi voz no sale. Miro a mi alrededor y nadie hace nada, nadie siquiera lo mira. Es como si todos estuvieran ciegos a su dolor.

Me acerco despacio, con el corazón latiendo con fuerza. Él sigue llorando, sus sollozos son casi imperceptibles en medio del bullicio. Siento una mezcla de miedo y desesperación. En un momento, nuestros ojos se encuentran. Veo una profunda tristeza y desesperanza en los suyos, como si estuviera buscando una señal, un motivo para detenerse.

Y entonces, en un instante que se siente eterno, dispara. Un sonido ensordecedor rompe la atmósfera, y el mundo parece detenerse. Gritó con todas mis fuerzas y, de repente, me despierto. Estoy en mi cama, con el corazón acelerado, tratando de entender si fue real o solo un sueño. La sensación de impotencia y el eco de su tristeza me persiguen, recordándome lo frágil que puede ser la línea entre la desesperación y la esperanza. 


Sobrevivir al caos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora